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24 líneas por segundo: Chau Netflix… hola televisión

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Hace algo más de un mes explotaban en las redes las quejas -y los memes- reaccionando a una decisión de Netflix: empezar a cobrar por cada hogar extra que utilizara la plataforma o, incluso, cobrar por usarla fuera del hogar, por ejemplo en un período de vacaciones. Desde la compañía se puso el 22 de agosto como fecha límite para generar el cambio administrativo. Como todo lo que sucede alrededor de las redes, las quejas se fueron silenciando a medida que pasaban los días, aunque uno suponía que una vez que se cumpliera el plazo, el ruido regresaría. Sin embargo, a dos semanas de aquella fecha límite, nada pasó. No sabemos si Netflix comenzó a implementar el cambio administrativo o si las quejas motivaron un paso atrás. Más allá de eso, no deja de ser curiosa la decisión de Netflix de comenzar a cobrar un extra por usar el servicio fuera del hogar, algo que justamente era uno de los activos de las plataformas de cine y series por streaming: la movilidad. Esto se suma a los rumores que siempre circulan respecto de la posibilidad de incluir publicidad en las plataformas. Se sabe que Disney está analizando cobrar un arancel diferenciado según qué tipo de servicio elegimos: con publicidad o sin publicidad. El streaming, como todo fenómeno que se erigió a partir de la incidencia de Internet en la población, nació como un espacio libre, especialmente de todo tipo de contrato que nos ate a un abono. Leíamos noticias, mirábamos los partidos de fútbol, películas y series, y escuchábamos discos sin aportar un peso más allá del arancel por el servicio de Internet. Progresivamente muchos de esos espacios se fueron cortando y, a la vuelta de la esquina, el mundo se ha vuelto más caro que antes. Si en el pasado solo comprábamos un diario, hoy no podríamos vivir con la info de un solo portal: necesitamos tener dos o tres. Claro, pagar esos abonos nos termina saliendo más caro que comprar aquel diario que dejamos de comprar porque teníamos las noticias gratuitamente y sin movernos de casa. Además de la forma en que las plataformas fueron coartando el acceso a la piratería (hoy en la red se consiguen menos películas que hace unos años), pasa algo llamativo con estas decisiones empresariales que analizan tomar: atentan contra sus principales activos, aquello que las caracterizaba. Si la libertad de portar Netflix a la casa de un amigo para ver alguna película se termina, si no quedará otra que ver películas y series con publicidades, todo esto terminará dándonos la certeza de que la experiencia no será muy diferente de la que nos daba la televisión por cable, que casualmente fue perdiendo suscriptores al calor de las plataformas. En cualquier momento los de Netflix se avivan que las maratones no van más y nos obligan a ver series en horarios fijos cada semana. El pasado llegó hace rato.


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