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Barry – Temporada 3

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

NdR: Este episodio contiene spoilers.

Los eventos del final de la segunda temporada hacían prever que esta nueva tanda de episodios llevarían a Barry por un camino diferente al de las dos primeras temporadas: el conocimiento por parte de Cousineau, de que su querido alumno Barry Berkman era un asesino -y que había asesinado a su novia-, ponían a los dilemas existenciales de los personajes en otro lugar. Ya no era tanto la comedia negra sobre el killer devenido actor, sino un drama más espeso sobre personalidades atormentadas. Claro que Barry, antes que nada, es una comedia; una comedia extravagante, lunática, diferente a todo lo demás que se produce actualmente en el género. Entonces la serie creada por Bill Hader y Alec Berg se permite desvíos constantes que modifican el tono, alternando lo trágico y lo cómico de una forma que muy pocos logran. Esta tercera temporada mostró, incluso, un nivel de sofisticación mayor, trabajando la comedia a partir de la puesta en escena, en grandes secuencias orquestadas de forma soberbia: Cousineau perseguido por una jauría imposible en el capítulo Limonada; Barry llamando al servicio técnico de una fábrica de bombas porque no podía activar el aparato en All the sauces; el genial Yandar mostrándole a sus jefes su escondite para el narcotráfico mientras sufre un ataque de la mafia boliviana y una redada policial. O toda esa persecución en moto del fabuloso 710N, que hizo recordar al desquicio del inolvidable Ronny/Lily de la segunda temporada. Es decir, Barry se mantuvo fiel a su estilo pero se tiró de cabeza a lo trágico y espeso, y eso se notó en los últimos dos episodios, donde la serie no solo se puso en extremo dramática (con algunas explosiones de humor salvaje como cierto cuchillo que clava Sally), sino que hasta abrazó el horror en el cautiverio que Hono Hank sufrió en la mansión narco boliviana. Lo que sí se notó fue una dispersión en términos narrativos, con subtramas que no se tocaron o que, incluso, como en el caso de Hono Hank, se notó demasiado lateral al conflicto central, hasta sobrando por momentos (se extrañaron más intercambios entre Barry y Fuches). Ahora bien, Hader y Berg parecen decididos a dar volantazos constantes, no solo para sorprender al espectador sino para encontrar nuevos estímulos en la serie. El final de temporada, el intenso Starting now, un episodio soberbio sostenido en inmensos climas, nos deja con un cliffhanger gigantesco y atentos a una cuarta temporada en la que decididamente la historia tomará nuevo impulso. O tal vez Barry zafará como lo sabe hacer y volverá de la cárcel dispuesto a vengarse de todos. La imprevisibilidad de la serie nos hace estar atentos y a esperar la sorpresa constante. Ese es el verdadero valor de Barry, una abstracción semanal de media hora que nos aleja del mundo real y nos sumerge en un universo de lo más extraño.

-Las tres temporadas de Barry están disponibles en HBO Max.


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