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The sinner – Temporada 4

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La cuarta temporada de The sinner es también la última y eso es algo que sobrevuela -aunque no de manera explícita- todo su relato. Es que si el detective Harry Ambrose (Bill Pullman) ya se encuentra retirado, el nuevo caso con el que se topa casi de casualidad lo llevará a reexaminar sus acciones pasadas y a buscar hacerse cargo de que ciertas características de su personalidad son en verdad irremediables, para bien y para mal. Todo comienza cuando él viaja junto a su nueva pareja a Clark Harbor, un pequeño pueblo en una isla, en parte de vacaciones, pero también para alejarse de viejos fantasmas que lo acechan como consecuencia de los eventos finales de la tercera temporada, donde entabló un vínculo enfermizo con un asesino serial. Allí, en una noche de insomnio que lo lanza a caminar por el bosque, termina siendo testigo de cómo una joven se arroja desde un acantilado. Luego se verá arrastrado a la investigación de la desaparición de esa mujer, develando una multiplicidad de acontecimientos entre siniestros y desconcertantes, donde lo psicológico volverá a coquetear con lo sobrenatural. Si el caso que investiga Ambrose tiene todos los condimentos que avalan la famosa frase “pueblo chico, infierno grande” y hay un componente cercano al horror que conecta la narración con ese referente ineludible que es Twin Peaks, el fondo del asunto terminará yendo por otro lado. Todo terminará girando alrededor de esos secretos capaces de carcomer las almas de los individuos y destruir familias enteras, pero también de interpelar a quienes los van descubriendo y sacando a la luz. Para Ambrose, la historia de esa chica y el camino que la llevó a saltar al vacío será como un espejo de sus padecimientos interiores, de los sentimientos de culpa de los que no puede librarse y de las obsesiones que no consigue superar. Sujeto torturado y tendiente al autocastigo como es, solo él es capaz de empatizar con otras personas cuyas tragedias pueden resultar incomprensibles para la mayoría. Buena parte del mérito de la serie, al igual que en las temporadas anteriores, pasa por trabajar un tono lúgubre, casi solemne, que sin embargo hace el equilibrio preciso para no ser pedante o redundante en la oscuridad. En cambio, crea de forma inteligente atmósferas inquietantes y hasta asfixiantes, sin perder el foco del enigma central a pesar de desplegar una multiplicidad de subtramas. Y aunque es cierto que hacia el final apela a algunas resoluciones facilistas, la cuarta temporada de The sinner construye una narrativa donde se impone la melancolía y la sensación de pérdida irremediable, aunque eso no obture la chance de una pequeña redención a través del hallazgo de la verdad alrededor del evento que desencadena la investigación. De paso, le da a Ambrose un cierre apropiado para su historia personal, que no es tajante sobre su destino, pero sí sobre sus posibilidades y limitaciones. Prueba de eso es el último plano, donde no se emite palabra, aunque la mirada y la gestualidad de Pullman -que durante toda la serie manejó la intensidad justa y necesaria para su rol- están cargadas de significado. Sin ser una maravilla, The sinner ha sido una serie más que interesante y capaz de distinguirse entre otras producciones policiales de los últimos tiempos.

-Los ocho episodios de la cuarta y última temporada de The sinner están disponibles en Netflix.


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