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King’s Man: La guerra y la paz a inicios del Siglo XX

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

No se descubre nada novedoso con admitir que la utilización de acontecimientos y personajes históricos no es potestad del cine de superhéroes. Justamente, cientos de ejemplos de producciones audiovisuales de numerosos géneros avalan esta afirmación. De hecho, en 2021 Netflix estrenó Estados Unidos: La película, un film animado donde intervenían numerosos próceres, militares y políticos norteamericanos e ingleses en el marco de una guerra independentista muy poco apegada a los hechos reales. No obstante, durante los últimos años las reversiones de personalidades y sucesos se volvieron cada vez más frecuentes entre las adaptaciones de cómics en cine y series, como ocurre con King’s Man: El origen.

A través de la figura del pacifista Duque Orlando Oxford (Ralph Fiennes), referente de la Cruz Roja y miembro de la realeza británica, la película busca mostrar las miserias provocadas por el colonialismo en Africa y, luego, por la Primera Guerra Mundial. Entre tragedias familiares y la creación de la agencia de inteligencia que da nombre a la saga cinematográfica, se introduce una suerte de Liga de Mal, cuyo propósito es sembrar el caos y la muerte para dominar el mundo y reparar injusticias de la manera más atroz, despiadada y sangrienta.

Entre personajes especialmente creados para ficción, entre ellos El Pastor, líder de esta coalición (NdR: No se revelará el nombre porque es parte fundamental de la historia), la Liga del Mal de King’s Man incluye a personalidades controversiales, oscuras o, directamente, criminales de inicios del Siglo XX: Grigori Rasputín (Rhys Ifans), Erik Jan Hanussen (Daniel Brühl), Gavrilo Princip (Joel Basman), Mata Hari (Valerie Pachner), Vladimir Lenin (August Diehl) y un infame genocida que solamente aparece en la escena post-créditos. Justamente, el objetivo de esta cumbre es provocar inestabilidad en los gobiernos centrales de Europa (Alemania, Reino Unido y Rusia) aprovechando la tortuosa relación familiar de los monarcas.

Sin embargo, resulta llamativo que sentarse en la mesa de los jerarcas de la maldad e, incluso, el impacto de sus acciones no garantiza que estos personajes tengan un rol trascendente en la película. En ese sentido, la reconstrucción de algunos de ellos parece oportunista, avalada únicamente por la coincidencia espacio-temporal con el momento en el que el relato está ambientado. Dentro del plan de los villanos, Gavrilo Princip y Mata Hari simplemente son un sicario y una chantajista, respectivamente. Su relevancia está supeditada a determinados instantes y, luego, dejan de ser relevantes para la historia. Distinto es el caso de Erik Jan Hanussen, cuya función crece durante la película. A pesar de que parecía condenado a partir del algún fracaso, el turbio consejero de Guillermo II de Alemania termina imponiéndose como una figura relevante de esta coalición. Asimismo, se descuenta que será una de las figuras principales en el caso de que exista una secuela.

Sin embargo, el más destacado de los enemigos de King’s Man es Rasputín, aunque su rol clave solo se reduzca al primer acto de la historia. Inteligente, calcular, malévolo, desagradable, desquiciado, despiadado e imprescindible en el rebaño maligno de El Pastor, se desarrolla cómo el monje negro se convierte en el verdadero hombre fuerte del Imperio Ruso. Además, cuenta con una de las mejores secuencias del relato, donde se combina la acción y el humor, especialmente la comedia física. Particularmente, en esa escena se exhiben los dones sobrenaturales del consejero del Zar Nicolás II, utilizando métodos ridículos para sanar una pierna. Dentro del género, Rasputín había formado parte de la galería de seres sobrenaturales y demoníacos de Hellboy, donde tuvo un papel preponderante en el plan de los villanos. De esta manera, la adaptación de Ifans consigue sobresalir entre los antagonistas, demostrando una construcción más lograda y menos antojadiza que la del propio Pastor.

Las consecuencias de la guerra

Igualmente, las buenas intenciones y los sacrificios de Oxford y los británicos no resultan suficientes para detener la llegada y el avance de la Primera Guerra Mundial, retratada como un acontecimiento terrible, cruel y extremadamente doloroso para millones de personas. Incluso, la tragedia golpea de lleno a los protagonistas, quienes deben sobreponerse y aprender a convivir con la pérdida para enfrentar y derrotar al mal. Y más allá de las licencias que se toman por su carácter de ficción, existe un cierto respeto de la película por los hechos más relevantes que ocurrieron en el conflicto bélico, como así también por las circunstancias que derivaron en el fin de la contienda y sus consecuencias.

Respecto al período histórico abarcado, los films basados en obras literarias y cómics que se encuentran más cercanos a King’s Man: El origen son Sherlock Holmes: Juego de sombras y La Liga Extraordinaria. Ambas están ambientadas entre fines de Siglo XIX y comienzos del Siglo XX, concretamente en la paz armada, momento en que las naciones empezaron a armarse ante el inminente estallido de un conflicto bélico. No obstante, las películas basadas en las obras de Arthur Conan Doyle y Allan Moore están compuestas por personajes ficticios y, curiosamente, presentan a la misma mente maestra criminal: el Profesor Moriarty. En ese orden, La Liga Extraordinaria exhibe a una selección de héroes de la literatura del Siglo XIX (Tom Sawyer, Capitán Nemo, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Allan Quatermain, Dorian Gray y Mina Harker) pero que nunca terminan de funcionar en esta adaptación a la pantalla grande.

En tanto, ambas producciones contienen un exagerado y desproporcionado poderío militar que, sumado a las maquinarias y municiones de avanzada tecnología y a los irrisorios planes de los villanos, elimina cualquier rasgo de empatía sobre el destino de los personajes. Demasiado artificio, nunca se sufren las consecuencias de los peligros que asoman en el preludio a la Gran Guerra. Por ello, esta ambiente también provoca en el espectador un descreimiento de que las amenazas planteadas realmente pudieran llegar a concretarse. En ese sentido,  más allá de las falencias y las licencias propias de un relato de ficción, haber respaldado sus cimientos sobre hechos históricos, respetando el curso de los acontecimientos, constituyó uno de los fuertes para desarrollar correctamente este drama familiar, donde la tragedia se impone a las dosis reducidas de acción y comedia.


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