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24 líneas por segundo: ¡Qué suerte pa’la desgracia!

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Hubo un tiempo en que la ficción televisiva argentina era generadora de latiguillos, de frases que se hacían populares en la memoria colectiva, trascendiendo a la obra misma. En los 90’s, por ejemplo, una serie como Amigos son los amigos imponía fuertemente el “fumá”, una forma canchera que tenía el personaje de Carlos Calvo cuando quería demostrarle al de Pablo Rago que estaba todo bajo control: “Vos fumá”, le decía. También le decía “pendex”, por pendejo, y a los que por aquel entonces éramos adolescentes nos llamaban así. Más adelante, en los albores de la ficción de Pol-Ka, el personaje de Juan Leyrado decía en Gasoleros algo así como “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”. ¡Pum!, listo, en la boca de todos. También los humoristas del programa de Tinelli fueron grandes promotores de este tipo de stickers generacionales: “Rompé Pepe”. ¿Y el “¡Está bien!” de Beto Tony en Todo por 2 pesos? Lo interesante de esas frases no es solo que se instalan y sirven para medir el éxito de un producto, sino que quedan para siempre: hoy muchos seguramente dirán “vos fumá” y no sabrán cuál es el origen. Como nosotros repetimos “qué plato” ante algo gracioso, desconociendo el origen de esa frase, que viene de un viejo programa que conducían Carlitos Balá, Locatti y Marchesini. La ficción popular es hermosa porque sirve para anclar nuestra memoria en un tiempo pasado y relacionarnos entre pares. Nostalgia y recuerdos. Este texto que parece no ir a ningún lado en verdad tiene un destino y es hacer notar cómo en la televisión nacional fue perdiendo terreno la ficción y ganando una suerte de simulación de realidad. Una simulación de realidad grasosa, burda, banal. Programas de chimentos, de debates a los gritos, de concursos con famosos, de famosos igual de grasosos, burdos y banales, gentes sin mayor mérito que la habilidad para instalarse por medio de escándalos o exposición de una intimidad que nadie pidió. Y, claro, la consiguiente indulgencia de los comunicadores para caer en la trampa de si esto es de lo que habla lagente, tenemos que hablar de eso. Hoy las frases que se repiten y replican ya no pertenecen a la ficción porque básicamente no hay ficción en la televisión argentina (hablo de la ficción-ficción, no de esta realidad-ficción), entonces el terreno lo ganan personajes como Alex Caniggia, y no me quiero imaginar la integridad de una sociedad que instala como personaje popular y simpático a una cosa como esa. Uno no sabe si la instalación de desagrabilidades como estas son una causa o una consecuencia: ¿Qué fue primero, el huevo o lagente asimilando a Alex Caniggia? Y menciono a este pibe como síntesis: hay cientos de personajes así y el maradonismo de “la tenés adentro” no está muy lejos de este imaginario lamentable. “Qué suerte pa’la desgracia”.

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