Por Patricio Beltrami
Este artículo contiene spoilers.
Después de la apuesta narrativa por el drama en WandaVision, Falcon y el Soldado del Invierno representa un regreso a las bases del Universo Cinematográfico Marvel (MCU). La segunda serie de Marvel en Disney + parte del mismo lugar que su antecesora y que Spider-Man: Lejos de casa: las consecuencias de Avengers: Endgame. Ambientada seis meses después de la última gran batalla de Los Vengadores, la historia presenta a Sam Wilson (Anthony Mackie) y James “Bucky” Barnes (Sebastian Stan), cada uno por su cuenta, buscando su lugar en el mundo mientras diariamente enfrentan a los fantasmas del pasado. Creada por Malcolm Spellman y dirigida por Kari Skogland, Falcon y el Soldado del Invierno estética y narrativamente se encuentra en la misma línea que Capitán América: Winter Soldier y Capitán América: Civil War. Concretamente, New world orden dedica la mayor parte de su tiempo a ilustrar de qué manera ha impactado la ausencia de Steve Rogers (Chris Evans) en sus dos amigos. Si bien el episodio cuenta con una espectacular secuencia de acción en sus primeros minutos, finalmente prioriza abordar el complejo presente de los protagonistas. Por una parte, Falcon está nuevamente establecido en las fuerzas armadas, donde realiza misiones aéreas de alto riesgo. Sin embargo, tras medio año de debates internos, reconoce que no está a la altura de representar el legado del Capitán América y, en consecuencia, entrega el escudo al gobierno estadounidense para que forme parte de la exhibición en homenaje al vengador. Posteriormente, Wilson viaja a visitar a su hermana (Adepero Oduye), viuda con dos hijos, quien está al frente de un negocio familiar que en apuros económicos. Lejos del ejército, Sam descubre que ni sus buenas intenciones ni su condición de vengador podrían alcanzar para evitar que la debacle financiera destruya el legado de su familia. En tanto, los pasajes más interesantes del capítulo estuvieron vinculados al pasado y presente de Bucky. A manera de pesadilla, se evoca una secuencia sobre sus días como el Soldado del Invierno, matanza incluida de un objetivo, un grupo armado y un inocente. A cambio de un indulto, el personaje debe afrontar sesiones de terapia. La tensión no solo va aumentando con el paso de los minutos y los cuestionamientos de la profesional, sino que la incomodidad, tanto en Barnes como en el espectador, crece exponencialmente a través de una serie de primeros planos que evidencian simultáneamente la rigurosidad de la psiquiatra y el estrés que la situación provoca en el paciente. Como parte de su terapia, Bucky debe eliminar una serie de objetivos aunque, a diferencia de sus años como asesino al servicio de HYDRA, esta vez solo busca perdonar u ofrecer disculpas. Si bien por este motivo entabla una amistad con un vecino, padre de la víctima civil de su pesadilla, finalmente descubre que quizás no haya redención ante las acciones de su pasado. Por su parte, un robo en Suiza resulta el escenario ideal para introducir al grupo terrorista The Flag Smasher, posiblemente compuesto por individuos mejorados, cuyo objetivo es instaurar un mundo sin fronteras y regresar al caos vivido en los años del Blip. Mientras Falcon y el soldado Joaquín Torres (Danny Ramírez) investigan las actividades de los nuevos enemigos, el gobierno estadounidense aprovecha el escenario de agitación global para presentar al nuevo Capitán América (Wyatt Russell), quien solo con una pose y un guiño despertó más sospechas que todo el clan Carrascosa – García Belsunce. Con 42 minutos de duración, New world orden abre la puerta a explorar los desequilibrios políticos y social a escala global en un mundo que intenta restablecer el orden tras la desaparición y regreso de la población mundial. Si bien el episodio mayormente aborda las dificultades que atraviesan los protagonistas, existe un equilibrio justo de drama, acción y comedia, a partir del carisma de Mackie y de la buena actuación de Stan.