Título original: The Secret Garden
Origen: Inglaterra / Francia / EE.UU. / China
Dirección: Marc Munden
Guión: Jack Thorne, sobre la novela de Frances Hodgson Burnett
Intérpretes: Dixie Egerickx, Colin Firth, Julie Walters, Edan Hayhurst, Maeve Dermody, Sonia Goswami, Jemma Powell, Amir Wilson, Albert Giannitelli, Lee Starkey, Anne Lacey, Isis Davis, Chloe Stannage, Jackson Kai
Fotografía: Lol Crawley
Montaje: Luke Dunkley
Música: Dario Marianelli
Duración: 99 minutos
Año: 2020
5 puntos
LO FANTÁSTICO NECESITA ENTREGARSE A LA MIRADA DEL NIÑO
Por Melody San Luis
Hablar de la infancia propone volver a un mundo en el que todo toma impronta de descubrimiento. El jardín secreto tiene, con respecto a esto, muchas ideas que exploran la niñez, pero se queda a medio camino en la forma en la que decide narrarlas.
Mary es una pequeña que ha perdido a sus padres. Tras este hecho deja su vida en la India y pasa a establecerse con su tío en Inglaterra. Ese cambio drástico en su vida hace que decida abandonar, para con los demás, su mirada de niña para comportarse como alguien mayor. Pero, a medida que va conociendo la mansión en donde vive, recorre los jardines que la ingresan a lugares mágicos donde puede volver a ser niña.
El film recorre junto a la niña el descubrimiento, no solo de un lugar fantástico desde la belleza natural, sino que también esto toma impronta a partir de las amistades que va entablando. Si hay algo que se trabaja muy bien en el film es la sensación de encontrarse en una inmensidad por ser explorada. La aventura es el desafío de ver qué hay más allá de lo conocido.
En este sentido, no solo la casa es explorada, los objetos, las habitaciones, la vestimenta y las cartas proporcionan un viaje hacia la imaginación y un lugar para armar aquellas historias de quienes no están en su presente. Reconstruir la familia a través de sus pertenencias es otra de las aventuras que estos niños llevan a cabo. Para entender el presente que están atravesando necesitan armar ese pasado del que no saben tanto. Todo aquello que encuentran en la mansión les va dejando pistas de quiénes fueron sus familiares.
Y aunque estas ideas sean realmente interesantes, hay un cierto tono en los colores y la música que coloca a El jardín secreto en un estado de nostalgia. Esto hace que se produzca un alejamiento sobre lo que se está viendo, que nos distancia de la mirada de la niña y se coloca en una observación que parece acercarse más a la de un adulto que mira las reacciones de la infancia. Lo mágico nunca termina teniendo tanto peso y no se explota para poder entender cuán fantástico es el lugar. Es como acceder a un relato de algo grandioso pero no poder verlo.