No estás en la home
Funcinema

Las ventajas de ser marginales

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

El acuerdo Marvel-Netflix no solo elevó el nivel y las exigencias a las series de superhéroes en streaming, sino que también les otorgó una notoriedad que no habían alcanzado en mucho tiempo. Más allá de la continuidad que tuvieron decenas producciones en televisión, durante los últimos años también se incrementó el número de adaptaciones en las plataformas. Con un fuerte respaldo de la maquinaria publicitaria, en 2019 se estrenaron The Punisher (temporada 2), Jessica Jones (temporada 3), The Umbrella Academy y The Boys. Curiosamente, Doom Patrol, la más innovadora de estas historias, obtuvo menor difusión que el resto.

Cuatro personajes atormentados física y mentalmente por sus traumas y decisiones del pasado se encuentran encerrados por voluntad propia en la mansión de Niles Caulder/El Jefe (Timothy Dalton), un científico vinculado a organizaciones gubernamentales, sucesos supernaturales o paranormales y entidades multidimensionales. Para ello, contarán con la ayuda de Víctor Stone/Cyborg (Joivan Wade), quien aún no es aceptado por La Liga de la Justicia. Sin embargo, estos antihéroes deben salir de su autoconfinamiento para enfrentarse al villano Señor Nadie (Alan Tudyk), quien secuestra a Caulder y busca doblegar (y torturar) al grupo para que su prisionero y viejo enemigo revele un oscuro secreto.

Más allá de su premisa, Doom Patrol presenta un cúmulo de aspectos interesantes y disruptivos para el género. Las particularidades del villano permiten que oficie de narrador. A diferencia de otras experiencias recientes que apelaron al mismo recurso (Deadpool o Aves de presa), este rol no solo está justificado, sino que también le proporciona un atractivo a la serie. A raíz de sus poderes multidimensionales, el Señor Nadie tiene la habilidad de moverse a través del tiempo y el espacio para concretar sus planes y manipular a los (anti)héroes. Además, se trata de una figura autoconsciente, no solo acerca del relato, sino sobre su condición de serie, la (sobre) explotación del género y sus lugares comunes e, incluso, sobre el público objetivo de esta clase de producciones audiovisuales.

Por otra parte, el repertorio de conflictos que padecen los personajes coincide con las problemáticas que se han abordado en otras series, como Jessica Jones o The Boys: violencia de género; acoso y abuso sexual, y sus secuelas psicológicas o psiquiátricas; adicciones; persecución política o ideológica; o discriminación por género, etnia o elección sexual. Si bien cada conflicto se desarrolla en profundidad a lo largo de los 15 episodios, todas las subtramas se resuelven antes del fin de la temporada. En ese sentido, uno de los aciertos de la serie es que el enfrentamiento final y el principal conflicto de la historia puedan abarcar los últimos dos capítulos.

A pesar de que abundan los momentos dramáticos y reflexivos sobre las problemáticas de cada miembro de Doom Patrol, la comedia tiene un peso importante en el relato. Incluso, la dinámica del grupo y la percepción acerca de buena parte los villanos y los conflictos que enfrentan están desarrollados en clave de humor, que oscila entre el sarcasmo y chistes o comentarios inocentes o infantiles, pasando por el humor negro y el absurdo o lo bizarro. De lo contrario, sería imposible presentar a la galería de personajes insólitos, entre los que sobresalen el Cazador de Barbas (un hombre que consume pelos o bellos para rastrear personas); Dany, La Calle (una calle de género queer que asila personas perseguidas por su elección sexual y se comunica a través de carteles, vidrieras o carteleras); Ezekiel (una cucaracha parlante que espera el apocalipsis para destruir a los humanos); o el Hombre Animal-Vegetal-Mineral (un sujeto que sufrió las consecuencias de un experimento fallido).

Más allá de Tudyk, Diane Guerrero (Crazy Jane y sus otras 63 personalidades) y April Bowlby (Elasti-Girl) logran conformar los personajes más interesante. Con menos tiempo en pantalla, Dalton encarna a un líder complejo, cuya genuino interés y empatía por los héroes convive con una faceta oscura y egoísta que está al servicio de sus misteriosos planes y motivaciones. Por su parte, Robotman (Brendan Fraser/Riley Shanahan) principalmente ofició de comic relief, mientas que Negative Man (Matt Bomer/Matthew Zuk) y Cyborg terminaron presos de sus conflictos y mayormente quedaron a merced del drama o la solemnidad de sus padecimientos.

La temporada cierra con la resolución del conflicto principal y, al mismo tiempo, abre la puerta a un personaje que se sumará al equipo y proporcionará más conflictos. Si bien parece caótico durante el primer tercio, el relato comienza a amalgamarse paulatinamente y, finalmente, cada uno de los conflictos e historias presentes en los 15 capítulos tienen algún grado de injerencia en el desenlace. Cuando parecía que las adaptaciones del género televisión o streaming habían llegado a su límite, Doom Patrol demuestra que las infinitas posibilidades formales que brinda el cómic pueden seguir explotándose a nivel audiovisual. Si bien no marcará el camino para el futuro de las producciones, pero la franquicia de marginales de DC deja en claro que todavía existen caminos interesantes e innovadores para crear nuevos universos.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.