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El dilema de las redes sociales

Título original: The Social Dilemma
Origen: EE.UU.
Dirección: Jeff Orlowski
Guión: Davis Coombe, Vickie Curtis, Jeff Orlowski
Testimonios: Tristan Harris, Jeff Seibert, Bailey Richardson, Joe Toscano, Sandy Parakilas, Guillaume Chaslot, Lynn Fox, Aza Raskin, Alex Roetter, Tim Kendall, Justin Rosenstein, Randy Fernando, Jaron Lanier
Fotografía: John Behrens, Jonathan Pope
Montaje: Davis Coombe
Música: Mark A. Crawford
Duración: 94 minutos
Año: 2020


6 puntos


SERPIENTES, GALLINAS Y REDES SOCIALES

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

El dilema de las redes sociales, este documental de Jeff Orlowski, fue lanzado por Netflix y se generó un revuelo a su alrededor que no hace más que comprobar un poco la tesis de la película: que muchas de las cosas que la sociedad discute en el presente no son más que un chip instalado a distancia por medio de algún algoritmo. Digo esto, porque la película no es más que un film banal, sin mayor virtud formal que exponer algunas cosas más o menos obvias sobre el vínculo entre las personas y las redes sociales (sin contar sus dramatizaciones medio berretas), pero lo hace con un nivel de prepotencia y maniqueísmo que su reflexión parece guardar cierta relevancia. Que la tiene a medias, a la vez que el lugar que ocupa desde una de las principales plataformas del mundo virtual la convierte en una suerte de evento. Una serpiente que se muerde la cola.

En la película de Orlowski los testimonios pertenecen a varios ex trabajadores de algunas de las principales redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, etcétera etcétera), quienes alertan sobre el componente adictivo que tienen estos espacios de socialidad virtual. Tienen el conocimiento de todo aquel que fue parte y desde ese lugar hay algo científico que sirve para darle cierto peso a la tesis que sostiene el documental. Pero además de esa explotación descarada del narcicismo que todos tenemos, y que nos lleva a estar pendientes de “me gusta” y “fav” para medir nuestro nivel de popularidad (hay una estadística escalofriante sobre el ascenso del suicidio adolescente en paralelo a la injerencia de las redes sociales), hay otro asunto de fondo que es el de la formación de ideas y grupos de pensamiento, que estarían construyendo una masa progresiva de gente al margen de los medios y espacios de poder tradicionales. Para Orlowski esto explicaría un poco el ascenso de líderes políticos emergentes, de discursos extremos y de polos ideológicos que dividen a la sociedad sin posibilidad de vuelta atrás. Hay algo un poco voluntarista en todo esto, pero no deja de ser interesante y atendible.

Claro que el dilema final de esta serie de dilemas que propone la película es saber si esta condición de la sociedad (la de ser permeable a las fake news, por ejemplo) es algo generado por las redes sociales o si tan solo las redes sociales vieron esto y lo potenciaron, sin una real conciencia de a dónde llevaban el asunto. Es decir, el gran tema del huevo y la gallina: ¿qué fue primero? De lo que estamos seguros es que el documental no se lo pregunta, más preocupado en el nivel de sensacionalismo y alerta que lo constituye. Es cierto que El dilema de las redes sociales tiene ritmo, el estímulo con información y datos es constante, y eso lo vuelve efectivo. El asunto es que el tema es fascinante por sí solo, porque somos esa generación atravesada por la tecnología (en definitiva, viéndolo nos convertimos en los replicantes de Blade runner tomando conciencia sobre nuestra esencia) y más allá de los medianos méritos del film. Incluso esta película podría no existir y el tema sería fascinante igual.

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