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Funcinema

Un lugar lejano

Título original: Idem
Origen: Venezuela / Argentina / España
Dirección: José Ramón Novoa
Guión: Fernando Butazzoni, José Ramón Novoa
Intérpretes: Erich Wildpret, Tristán Ulloa, Marcela Kloosterboer, Mirela Mendoza, Isabel Novoa, Rosalinda Serfaty, Rosa Valsecchi, Juan Villegas
Fotografía: Óscar Pérez
Montaje: Sergio Zottola
Música: Osvaldo Montes
Duración: 96 minutos
Año: 2010


3 puntos


CINE EN MEDIO DE LA NADA

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Julián, el protagonista de Un lugar lejano, es un fotógrafo de esos a los que les dedican muestras en galerías o museos, es un artista. Y uno algo atormentado, al que lo persiguen imágenes de una locomotora que se le aparece en sueños, que no se sabe bien de dónde viene pero que -supone- tiene importancia. Así es como emprende un viaje hacia un inhóspito destino del sur argentino para encontrar aquella máquina, mientras atraviesa una separación y cuenta con una salud frágil a raíz de un cáncer. Julián (Erich Wildpret) es también un estereotipo de un cine solemne que se cree demasiado a sí mismo, un cine que apela a lo simbólico como reaseguro de calidad. Y que avanza minuto a minuto sobre lugares comunes que son reproducidos sin la más mínima gracia: el viaje como símbolo de libertad, la llegada a un paraje en medio de la nada como apelación a lo introspectivo, los personajes rústicos y ermitaños que le enseñan lo simple de la vida a los burgueses urbanizados, lo mágico como explicación fácil, el artista de tristeza impostada y superficial, pero carente de toda progresión dramática.

La película de José Ramón Novoa es una coproducción entre Venezuela, España y Argentina (¡de 2010!) que aprovecha la suma de capitales para engrosar su débil narración y disimular su estancamiento: hay sí lindos paisajes, pero nunca adquieren el cuerpo de un personaje más. Por el contrario, si la película se mueve de España a Venezuela y de ahí al sur argentino, lo hace con una morosidad pasmosa. Cada decisión de Julián llega luego de una acumulación de situaciones que se repiten, así en la ciudad como en aquella cabaña en la nieve. En la ciudad, Julián se emborracha, duerme mal, se medica en exceso; en la cabaña, tiene frío, ama a la joven María (una improbable Marcela Kloosterboer), vuelve a tener frío y algo de fiebre. Todo se repite y se repite, y los giros surgen de manera imprevista, como cuando Julián avanza a María. Un pequeño detalle que puede explicar lo abrupto de algunos momentos: la copia que se estrena ahora en Argentina dura poco más de 90 minutos, mientras que en diversos sitios la película aparece como de 100 minutos. Tal vez en ese recorte se haya perdido algo.

Pero más allá de lo que puede o no faltar (que en definitiva no modificaría demasiado el panorama), Un lugar lejano es un claro ejemplo de un cine que se ve -y se siente- viejo. Lento, plagado de ideas trilladas, sostenido en un romanticismo forzado, apostando a un paisajismo inútil. Eso sí, dos caminos posibles que la película nunca toma, o que toma tarde. En primera instancia un giro final que instala sin demasiada convicción un elemento fantástico, el cual llega a destiempo para generar interés. Y en segundo orden, y más interesante, los dueños de un hotel donde se hospeda el protagonista, dos personajes lunáticos que parecen venir de otra película, mucho más divertida que esta y con un sentido del ridículo que se agradecería aquí.

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