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La isla de la fantasía

Título original: Fantasy Island
Origen: EE.UU. 
Dirección: Jeff Wadlow
Guión: Jillian Jacobs, Christopher Roach, Jeff Wadlow
Intérpretes: Michael Peña, Maggie Q, Lucy Hale, Austin Stowell, Jimmy O. Yang, Portia Doubleday, Ryan Hansen, Michael Rooker, Parisa Fitz-Henley, Mike Vogel, Kim Coates, Robbie Jones, Jeriya Benn, Charlotte McKinney
Fotografía: Toby Oliver
Montaje: Sean Albertson
Música: Bear McCreary
Duración: 109 minutos
Año: 2020


3 puntos


SIN IMAGINACIÓN

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

La idea detrás de esta adaptación cinematográfica de La isla de la fantasía no era mala: subvertir el contenido fantástico y aventurero de la serie original, haciéndolo converger para el lado del suspenso y el terror. La materialidad estaba, porque siempre los deseos, sueños e ilusiones tienen su lado oscuro y hasta pesadillesco, que expone lo peor de las personas. Sin embargo, a pesar de tener en la producción a la usualmente efectiva compañía Blumhouse, el film falla por completo en su cometido.

La estructura a la que recurre La isla de la fantasía es la misma que la del show emitido entre 1977 y 1984: un grupo de extraños llegan de manera aparentemente casual, gracias a un concurso, a una isla cuyo anfitrión, el Señor Roarke (Michael Peña), promete cumplirles las fantasías que solicitaron, con la condición de que las dejen llegar hasta su “conclusión natural”. Hay una mujer (Maggie Q) que quiere recuperar la oportunidad de tener una familia; un joven (Austin Stowell) que desea cumplir su sueño frustrado de ser soldado; una joven (Lucy Hale) a la que le gustaría vengarse de una antigua compañera del colegio que le hizo bullying; y dos hermanos (Jimmy O. Yang y Ryan Hansen), muy compinches entre sí, que solo quieren divertirse mucho. Claro que si la serie tenía una energía que reflejaba las transiciones estéticas entre dos décadas y que ahora puede verse cómodamente como un objeto vintage, el film es un producto anodino, carente de identidad.

La clave está precisamente en la energía, que en la película de Jeff Wadlow está totalmente ausente. Y esto se puede ver en primera instancia en la interpretación de Peña (un actor que suele desempeñarse de forma sumamente efectiva en cualquier género), quien está tan desaprovechado como desganado. Algo parecido sucede con su personaje, cuyo pasado se puede intuir perfectamente aunque el relato nunca lo hace verdaderamente tangible y solo se dedica a sobreexplicarlo. Si esa figura central carece de potencia, el resto la pasa bastante peor, porque a lo sumo son instrumentos de la narración para construir lecciones de vida que van de lo banal a lo antojadizo, pasando por lo arbitrario.

Si a La isla de la fantasía le cuesta enormemente desplegar sus piezas narrativas, con una puesta en escena entre torpe y apática, cuando debe encarar la resolución y unir las distintas subtramas, se enreda innecesariamente, dejando una multitud de cabos sueltos. Pero lo peor es que termina abandonando toda posibilidad de terror o de humor negro, para delinear un final tan tranquilizador como tonto en su estructuración. Es como si todos los involucrados –personajes, pero también (obviamente) realizadores- dijeran “bueno, no se preocupen, esto tan terrible no es tan terrible, está todo bien, nos vamos a casa, nos vemos pronto”. Por suerte todo lo visto previamente es tan aburrido que ni siquiera da para indignarse. La falta de imaginación de La isla de la fantasía la lleva a ser completamente olvidable y quizás ese sea su único mérito, por decirlo de algún modo.

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