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Recapitulación de Homeland: Designated driver

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOLERS

La recuperación que insinuó Homeland en In full flight terminó de consolidarse en este episodio. Designated driver es una vuelta a lo mejor de la serie y no solo por el dinamismo, sino también por las intrigas cargadas de dilemas éticos y morales. Y es también un capítulo esencialmente triste, incluso trágico a partir de las decisiones que se toman.

Prácticamente todos la pasaron bastante mal en Designated driver, empezando por Carrie, quien a su vez dejó a un par de traumados en el camino. Primero al mecánico responsable por haber puesto en el helicóptero a dos Presidentes que terminaron muriendo por lo que indudablemente fue una falla mecánica, que a partir de la información que le provee toma consciencia de su nivel de responsabilidad. Luego a Jenna, quien ya venía angustiada por haber confiado en ella y entregado a un grupo de soldados a manos pakistaníes, y que no sabe si Carrie la va a delatar cuando finalmente se entrega al FBI.

Pero lo cierto es que Carrie, ya por anticipación, está en uno de sus peores momentos: su reencuentro con Gromov viene con una carga extra, que es el objetivo de exponer a un agente de Saul que estaría operando desde hace un largo tiempo en Rusia, para así poder recuperar el contenido de la caja negra. Cumplir con esa condición que le impone Gromov implica traicionar a su mentor, quien sigue confiando en ella y que continúa lidiando con una Casa Blanca en pie de guerra, porque Hayes ya está plenamente embarcado en la idea de Zabel de ir a una confrontación con Pakistán. En el medio de todo esto, Saul establece contacto con Moscú pero la respuesta es desesperanzadora y el único que obtiene un éxito provisorio es Wellington a partir de un diálogo productivo con el embajador pakistaní.

Sin embargo, el que peor la pasa es Balach, el antiguo ladero de Haqqani, a quien acompañaba en su intento por llegar a la paz, pero que a partir del ascenso de Jalal entra en un curso de colisión con el nuevo líder. Ese choque tiene consecuencias catastróficas, con Jalal forzándolo a inmolarse en un acto terrorista para poder garantizar el bienestar de su familia. Y ahí es donde la puesta en escena exhibe la inteligencia y sensibilidad suficiente para unir distintos espacios y adentrarse en una tonalidad definitivamente trágica sin caer en manipulaciones baratas. El atentado que debe perpetrar Balach es contra los soldados que había delatado Jenna y que iban a ser liberados, y todo ocurre mientras Carrie es subida a un avión como prisionera del FBI. Balach no puede escapar a la muerte y hasta termina arrojándose a ella para salvar a los suyos; Jenna no podrá huir de la culpa por sus actos; y Carrie no logra resolver cómo impedir una guerra sin clavarle un puñal por la espalda a quien es prácticamente su padre adoptivo. El cierre de Designated driver es ciertamente angustiante y no ofrece ninguna salida clara para sus protagonistas.

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