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24 líneas por segundo: la fama, la privacidad y las nuevas generaciones de estrellas

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Estoy viendo un poco tardíamente Comedians in cars getting coffee, el sensacional ciclo de entrevistas de Jerry Seinfeld que ningún fanático de la comedia debería perderse. Si uno quiere saber cómo es un chiste, cómo se piensa, cuál es el grado de reflexión que existe detrás de una humorada, tiene que verlo. Es una lección de comedia de poco más de 15 minutos, sin solemnidad ni ambición teórica. Pura experiencia. Sin embargo no vengo a hablar de Comedians in cars getting coffee sino de algo que sucedió en uno de sus capítulos, ese en el que el invitado es Zach Galifianakis, el de ¿Qué pasó ayer? En un momento ambos debaten sobre lo que consideran una invasión a la privacidad por parte de la gente común sobre sus vidas. Mientras Seinfeld dice que no le parece preocupante que alguien le saque una foto en un restaurante, para Galifianakis resulta algo violento. En otro de los episodios, Kristen Wiig también se mostró sumamente fóbica al contacto social (y aclaro, ver ese capítulo arruinó un poco la consideración que tenía sobre la actriz, una de mis comediantes favoritas: me resultó una hipster insoportable). Mi sorpresa está relacionada con cómo estas celebridades más jóvenes, que se pasan pavoneándose en redes sociales y mostrándonos hasta cuando se cepillan los dientes, luego son bastante desconfiados de lo real, del contacto cuerpo a cuerpo con un fan. Particularmente me molesta mucho cuando alguien acosa a un famoso y nunca pensaría en sacarle una foto a escondidas a nadie, pero no pude dejar de pensar en esa diferencia generacional entre Seinfeld y Galifianakis, y su reacción disímil ante un mismo episodio. Para lo que el de la vieja guardia fue un acto de afecto y algo que se debe pagar por la fama, para el de la nueva guardia resulta una agresión. Es claro que estamos en un momento de cambio en lo que a relaciones interpersonales se refiere, y también que la lucha de las estrellas es cada vez por mostrarse más parecido a uno (aunque no lo logren, digamos). Pero hay algo en el orden de lo social que las redes sociales comenzaron a trasgredir y que motivaron cambios en lo que simboliza la privacidad para las nuevas generaciones. Tal vez lo que se muestra en las redes no sea algo privado, si no la puesta en escena de lo privado.

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