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Un pimpollo en La casa de las flores

PAULINA, UNA MUJER PARA RECORDAR

Por Virginia Ceratto

(Especial para @funcinemamdq)

Con La casa de las flores Netflix nos depara un culebrón mexicano que no solamente trae a la antiquísima Verónica Castro y un argumento digno de Almodóvar, sino a una actriz increíble, Cecilia Suárez, la que impuso a su personaje de Paulina una dicción imperdible que es el tester de todo lo que ocurre en lo que es la mujer “hoy”.

Y solamente a esto me referiré. Paulina es hija de un matrimonio supuestamente correcto, esposa y madre en una familia supuestamente convencional, etcétera, etcétera, etcétera. Pero…

Pero todo lo que ocurre, como en la vida, la supera y la lleva a ponerse a la altura de las circunstancias. Y más allá de los dimes y diretes argumentales, Paulina tiene una dicción leeenta, como en sílabas, tal vez por su recurrencia a los fármacos imprescindibles para bancar tanto cambio doméstico en su entorno.

Así las cosas, y la labia, lo que puede aparecer como el significante de una mujer “lela”, “atrasada”, es decir, como parece una mujer en una sociedad de machotes, como la mexicana, es la cubierta y no sé si no la “máscara” de un signo lingüístico y de un significado de minón que puede transitar los jardines floridos y el cabarute, el matrimonio tradicional y una relación con un/a transexual, el amor y la venganza, el apego a lo legal y el reconocimiento de sus errores aunque la lleven a la cárcel.

Suárez logró que esta mina de clase alta, aburguesada, aparentemente obligada a las convenciones, se salte todas las reglas, y no bajo una apariencia de vanguardista, sino con y a pesar de su dicción que atrasa. Dicción, el habla, lo que nos constituye, que puede ser lenta o apresurada, que puede ser queda o altisonante… Paulina, ese personaje, nos dice que lo que importa es el pensamiento. Y que importa el pensamiento que precede, por instantes, a la acción.

Y creo que no importa que hablemos con la “e” o la “x” inclusivas, lo que importa es lo que asumamos, pensemos y accionemos, todo el día, todos los días.

Mister Google dice que Suárez propuso esa forma de hablar, seguramente con aprobación de dirección y guionistas. Lo que importa es lo que esas palabras dicen, en el ritmo que sea. Y dicen que hay mujeres que pueden, y mucho.

La serie, entretenida, una especie de remix almodovariano a la mexicana. Entretenido. Paulina, para un unipersonal.

Imperdible.

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