Título original: Ídem
Origen: EE.UU. / Reino Unido / Polonia
Dirección: Alexandros Avranas
Guión: Jeremy Brock, basado en un artículo de David Grann
Intérpretes: Jim Carrey, Charlotte Gainsbourg, Marton Csokas, Kati Outinen, vlad Ivanov, Agata Kulesza, Robert Wieckiewicz, Piotr Glowacki, Anna Polony, Zbigniew Zamachowski, Kasia Warnke
Fotografía: Michal Englert
Montaje: Agnieszka Glinska
Música: Richard Patrick
Duración: 92 minutos
Año: 2016
3 puntos
CRÍMENES QUE SON UN EMBOLE
Por Rodrigo Seijas
Jim Carrey ha desarrollado una carrera principalmente asociada a la comedia, aunque siempre se percibió en su construcción cómica una vertiente bastante retorcida, obsesiva y oscura, que quedaba más explícita en films como El insoportable o el documental Jim & Andy: the great beyond. Por eso sonaba a priori interesante verlo en un thriller, aunque su anterior incursión haya sido la desastrosa El número 23. Sin embargo, Dark crimes es una desilusión total.
El film, dirigido por el griego Alexandros Avranas, está basado en el artículo True Crimes – A postmodern murder mystery, de David Grann, e inspirado ligeramente en hechos reales, centrándose en un detective que durante la investigación de un cruento asesinato de un hombre de negocios encuentra similitudes con un crimen descripto en un libro de un popular autor. Ese planteo es atractivo, porque da el puntapié para un tejido narrativo donde deberían mezclarse el diálogo entre la realidad y la ficción, las pesquisas obsesivas, las perversiones sexuales y los entramados de poder en los que las fuerzas de seguridad avalan las peores acciones desde el silencio o el encubrimiento. Y aunque el relato transcurre en Polonia, forzando a los actores a utilizar inverosímiles acentos, había una chance de que finalmente surgieran climas atrayentes.
Pero esa esperanza se diluye casi inmediatamente, a pesar de un arranque que desde la utilización de la violencia sexual insinúa una mirada ligeramente renovada, porque Avranas se regodea en escenas morosas y rutinarias, además de una inexpresividad en las actuaciones que atenta contra la atención del espectador. A pesar de durar apenas algo más de noventa minutos, al film le cuesta una enormidad delinear apropiadamente la premisa y nunca llega a explotarla con pertinencia más allá de un forzamiento permanente de climas entre solemnes y sombríos. En cierta forma, a Dark crimes le pasa algo parecido a lo que le sucedía a Crímenes ocultos, otro film situado en ese bloque un tanto difuso que es Europa del Este: hay muchas cosas para contar, distintas aproximaciones y nunca hay una estructura narrativa realmente unificada que le brinde un tono coherente y fluido a lo que se está contando.
Por todo eso es que Dark crimes nunca remonta, jamás llega a crear tensión desde los dilemas y enigmas que plantea, y hasta resulta ser una experiencia algo incómoda por lo fallido de su andamiaje. Carrey sigue siendo un actor interesante, pero los aportes de su carrera por el lado del thriller dejan mucho que desear.