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Prince Avalanche

Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: David Gordon Green
Guión: David Gordon Green, Hafsteinn Gunnar Sigurðsson
Intérpretes: Paul Rudd, Emile Hirsch, Lance LeGault, Joyce Payne, Gina Grande, Lynn Shelton, Larry Kretschmar, Enoch Moon, David L. Osborne Jr., Danni Wolcott, Morgan Calderoni, Savanna Porter
Fotografía: Tim Orr
Montaje: Colin Patton
Música: Explosions in the Sky, David Wingo
Duración: 94 minutos
Año: 2013


5 puntos


EL HUEVO DE UN ORNITORRINCO

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

Es necesario empezar este artículo hablando un poco del ornitorrinco. El bicho es una de las criaturas más extrañas del planeta, se trata de un mamífero que pone huevos, tiene un pico de pato que le da un aspecto cómico, una cola de castor y patas de nutria. Por si fuera poco, resulta venenoso y, aunque no resulta letal, seguro les resultará muy doloroso si los ataca y hará que lo vean menos simpático. Para más información, Internet está lleno de datos sobre este bicho que pueden encontrar en Australia, pero el asunto no es este, sino la película Prince Avalanche de David Gordon Green, un híbrido extraño dentro de una filmografía aún más extraña que parece alinearse con el espíritu de este animal. El film narra básicamente cómo dos obreros del asfalto se encargan de mantener una ruta de Texas que ha sido afectada por un trágico incendio en 1988 y es la remake de un film islandés llamado Either way. Pero no hay nada de extraño en esto.

En realidad lo extraño de esta buddy movie que se pierde en la inmensidad de los bosques texanos radica en los cambios de registro, que parecen ir desde el elenco hasta cómo conviven secuencias de géneros completamente polarizados. La convivencia entre el depresivo Alvin de Paul Rudd y el extrovertido Lance de Emile Hirsch sostiene el relato en base a silencios dramáticos dignos de un film de Terrence Malick, pero también a diálogos y situaciones propios de la nueva comedia americana (la discusión de Alvin y Lance en el camión hacia el desenlace es un buen ejemplo). Cómo en el relato Green logra que esto conviva resulta irregular porque pronto descubriremos que la historia que sobrelleva cada uno es un tanto endeble y que esa falta de información da la impresión de una película inacabada que, en su hibridación, da a dos personajes que por momentos resultan demasiado unidimensionales para una película que se concibe de un modo tan complejo. Esto no quita el excelente trabajo de Rudd, que demuestra una vez más tener una versatilidad camaleónica, adaptándose a un material en el cual muestra una faceta dramática que se opone al personaje un tanto irritante de Hirsch.

Pero volviendo sobre la concepción del film, hagamos una breve reseña de Green: películas como George Washington (2000) o Legado de violencia (2004) lo habían puesto en el radar de Sundance como la sensación del cine indie, a veces cayendo en sus peores vicios pero en otros entregando relatos con una voz genuina destinada a ser el heredero del mejor Malick, que incluso fue productor de la mencionada Legado de violencia. Tras Snow Angels (2007) daría sus primeros pasos en la comedia, obteniendo resultados irregulares (digamos, bastante lejos de un Adam McKay) pero sorprendiendo en particular con la comedia stoner que plantea Pineapple express (2008), que tenía guión de Seth Rogen. Prince Avalanche es del 2013 y se nota la tensión entre estas dos etapas, que le dan al film un relieve al que, como mencionamos, sus personajes no parecen estar a la altura. Tendremos el registro documental de la “América profunda” a través de la cotidianeidad de estos personajes y los planos de las vastas tierras desoladas a las que el incendio da una nueva perspectiva fantasmal (aunque un tanto ausente durante la mayoría del film), y también el absurdo de una pelea que parece sacada de un manual de slapstick y diálogos que sostienen un ritmo de comedia que queda aislado en el conjunto de la película. La trama no sale indemne de esta improbable combinación, pero logra sorprender por su rareza.

En definitiva Prince Avalanche (un título que al director se le apareció extrañamente en sueños) es una rareza que da la impresión de estar incompleta o, en todo caso, es una suma de partes deshechas que no parecen encajar del todo. Sin embargo, en perspectiva, su rareza termina atrayendo y resulta interesante de ver. Casi como un ornitorrinco.

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