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The Cloverfield Paradox

Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Julius Onah
Guión: Oren Uziel, Doug Jung
Intérpretes: Gugu Mbatha-Raw, David Oyelowo, Daniel Brühl, John Ortiz, Chris O’Dowd, Aksel Hennie, Ziyi Zhang, Elizabeth Debicki, Roger Davies, Clover Nee, Jordan Rivera, Michael Stokes III, Celeste Clark
Fotografía: Dan Mindel
Montaje: Alan Baumgarten, Matt Evans, Rebecca Valente
Música: Bear McCreary
Duración: 102 minutos
Año: 2018


7 puntos


UNA CLOVERFIELD PARA DOMINARLAS A TODAS

Por Matías Gelpi

(@matiasjgelpi)

Quien esté más o menos al tanto de la actualidad cinematográfica ha oído el nombre “Cloverfield”; este conjunto de películas “hermanas de sangre” -según palabras de su ideólogo y creador  J.J. Abrams- que además de ser relatos serie B modernos de ciencia ficción y tener siempre la palabra “Cloverfield” en el título, han tendido similares campañas de marketing. Campañas misteriosas, virales a lo Blair Witch, con tráilers que muestran poco y estrenos sorpresivos que terminan alimentando el boca en boca. Digamos que su forma de reproducción es un poco desafiante para lo estándar del mercado, pero también un probado éxito: en el caso de The Cloverfield Paradox utiliza la herramienta de marketing más poderosa de estos años que es Netflix. De hecho, su estreno oficial es en esta plataforma.

No vale la pena buscar en estas películas demasiada conexión argumental, porque más allá de los guiños entre ellas lo que comparten es el espíritu. Son relatos íntimos en el contexto de catástrofes mundiales con claros elementos de ciencia ficción, fáciles de emparentar con aquella etapa mítica del cine norteamericano que son los años 50 y su cine serie B, aunque también la intención parece ser acercarse a la liviandad y la efectividad de los unitarios al estilo de La dimensión desconocida, The outer limits, Cuentos asombrosos o, incluso, la nefasta Black Mirror. Claro, sin el miedo a la invasión soviética de la primera ni la moralina barata de la última, por suerte.

The Cloverfield Paradox tiene la estructura de Alien, Event Horizon o Sunshine: en una nave con una misión concreta sucede algo extraordinario y la tripulación empieza a morir uno por uno misteriosamente. En la película de Julius Onah, la estación espacial Cloverfield que es un acelerador de partículas monumental, termina por romper el entramado del espacio-tiempo creando una paradoja temporal y viajando en otra dimensión, o algo así. El punto es que este suceso abre la puerta a que sucedan un montón de cosas extraordinarias lo cual acomoda el universo de Cloverfield dándole cierto marco teórico (?). Es que la nuestra, la generación post Star Wars y Marvel, necesita contexto y background, todo debe explicarse en algún lugar.

Dejando de lado todo esto, The Cloverfield Paradox funciona bien, principalmente porque no tiene pretensiones y no se toma muy en serio. Hace foco en personajes estereotipados pero creíbles y lo suficientemente humanos, y no desvía nunca la atención, siempre mantiene el ritmo y entretiene. Pero fundamentalmente busca el efecto apelando a lo extraordinario con inocencia, sin sobreexplicaciones, como buscando la magia infantil que todavía se esconde en las películas.

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