Por Rodrigo Seijas y Mex Faliero
-Lunes 20, a las 22:05, por Cinemax, The DUFF. Otro ejemplo sumamente sólido del subgénero juvenil focalizado en las instituciones educativas, que sin aportar nada particularmente nuevo, explota sus diferentes herramientas con gran fluidez. Esta ópera prima de Ari Sandel presenta un conjunto de personajes muy queribles y a partir de ahí construye un relato sumamente entretenido, donde una mirada fuertemente ácida sobre determinados discursos no le quita espacio al cariño por los protagonistas. Muy buenas actuaciones de Mae Whitman, Robbie Amell, Romany Malco y Allison Janney.
-Martes 21, a las 21:40, por Paramount Channel, Domingo sangriento. Probablemente el film más importante de la etapa británica de Paul Greengrass y que luego le permitió desembarcar en Hollywood a partir de la segunda entrega de la saga de Jason Bourne. Esta dramatización de la marcha irlandesa por los derechos civiles que condujo a una masacre a manos de las tropas británicas el 30 de enero de 1972 ya presentaba rasgos muy característicos del cine del realizador. Una película de ritmo vigoroso y estilo muy realista a partir del estupendo uso de la cámara en mano, a los que usa como herramientas de indudable valor político.
-Miércoles 22, a las 22:55, por TVE, El Bola. La ópera prima de Achero Mañas es una representante cabal de una corriente del cine español que abordó ciertas variables sociales con vocación realista pero también polémica. Un film de alto impacto, que transita entre los vínculos criminales y de amistad, con dosis parejas de ternura y brutalidad, sacándole todo el jugo posible a la presencia de su pequeño protagonista, brillantemente interpretado por un muy joven Juan José Ballesta. Ganadora de cuatro premios Goya: mejor película, actor revelación, guión original y director novel.
-Jueves 23, a las 06:30, por Max, Riqueza ajena. Esta película de 1991 de Norman Jewison es de las menos recordadas del realizador pero presenta tópicos habituales en su cine. Acá tenemos a un empresario que compra compañías con problemas económicos para luego liquidarlas y tener ganancias seguras, pero que cuando intenta adquirir una empresa familiar se topa con la negación del dueño, quien incluso recurre a la ayuda de su hijastra, quien es abogada. A partir de ahí, se entabla una guerra de voluntades donde queda claro que las variables económicas no siempre se dan la mano con el factor humano. Un film amargo, con un gran elenco encabezado por Danny DeVito, Gregory Peck y Penelope Ann Miller.
-Viernes 24, a las 19:00, por Paka Paka, Kirikou y la hechicera. Estupenda película animada de Michel Ocelot, dueña de una estética distintiva con la que aborda una fábula tradicional africana y captura de inmediato la atención del espectador. Un film repleto de ideas originales de puesta en escena, que construye un relato de enorme sabiduría y sensibilidad, en el que despliega secuencias de gran emoción. Así, se hilvana una pequeña gran lección de humanismo, con apuntes sutilmente subversivos y una vocación didáctica que no suprime la voluntad por entretener y cautivar. Una joyita a tener muy en cuenta.
-Sábado 25, a las 14:00, por CINE.AR, Algunos días sin música. La ópera prima de Matías Rojo posee un gran mérito: a partir de elementos ya convencionales, consigue crear una identidad propia, que incluye al paisaje mendocino como factor clave. Esta historia sobre tres niños aprovechando unos cuantos días sin clase a partir de la muerte de la maestra de música muestra cómo el tiempo en la infancia transcurre de una manera totalmente diferente a la adultez. Lo hace con una agradable dosis de cariño por lo que cuenta, superando desniveles narrativos y apoyándose en personajes tangibles y empáticos.
-Domingo 26, a las 20:20, por Paramount Channel, Rocky II. Secuela que redobla la apuesta de la primera parte y que en cierta forma marcó el camino a seguir para las siguientes entregas de esta saga inoxidable. Ya con la dirección de Sylvester Stallone, este film no le teme al desborde y el inverosímil boxístico, construyendo algunos momentos tan grasas como icónicos. Una película tan despareja como potente, de innegable personalidad y que en cierta forma, a pesar de estrenarse en 1979, anticipó tonalidades propias del cine de los ochenta.