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LA FORMACIÓN DE LAS COSAS
Por Mariana Jaqueline Ramirez
Ingresando a la peculiar sala del Teatro del Perro, el silencio es avasallante: protege, asusta, produce tranquilidad y desesperación, la espera en esa circunstancia se prolonga por varios minutos. Hasta que de manera repentina, como en una lucha cuerpo a cuerpo, irrumpen drásticamente en el espacio Belén Coluccio y Andi García Strauss, desplazándose de un lado a otro como si fueran dos criaturas mitológicas. En determinado momento, esa situación sudorosa cede a un momento de calma, y el silencio cobra otro sentido.
El espacio deambula entre lo real y lo ficcional, encontrándose repleto de objetos cotidianos pero cada uno de ellos puesto con una intencionalidad dramática. Entre los objetos hay formas antiguas que reposan para luego cobrar vida con la iluminación y la visión de los espectadores curiosos. Algunos estantes son ocupados por frascos de todos los tamaños que son manipulados por la intérprete femenina. En tanto, el intérprete masculino pronuncia un parlamento único y lleno de existencialismo. A partir de eso, los intérpretes crean una semi escena en miniatura que dejará a más de uno pensando.
A medida que avanza la obra, la puesta provoca una ruptura espacial, dado que, incorpora al espacio cotidiano (real inmanejable): con sus luces, el sonido ambiente típico de barrio que causa un defasaje temporal entre el tiempo dramático y el real. Este juego extremo con el afuera es constante e incorpora al baño del teatro, trabajándolo como un fuera de campo intrigante. Dentro de ese minúsculo lugar pasan cosas incoherentes, cada apertura y cierre de la puerta junto a la extraordinaria utilización de la música invitan a la mente a explayarse, deseando estar ahí dentro. De esta forma, las secuencias de acción corporal terminan dando paso a secuencias en las que predomina el diálogo. Así, una y otra vez, las secuencias son interferidas por estos espacios reales.
En los últimos parlamentos, los intérpretes dejan en claro sus posturas y en esos minutos finales aparece una anónima mujer (Caro Angriman). Ella concluirá la imposibilidad de mantener las cosas tal como son. Su llegada deja enmudecida a la pareja, que –probablemente- luego de su huida siga horas reflexionando sobre las cosas.
Pero en verdad, ¿no sabemos cómo son las cosas? O quizás, ¿vivimos preguntándonos sobre la mentira en la que nos impulsan vivir? No está de más este choque de realidad y explorarnos de frente a un hecho artístico ficcional junto a temas comunes a todos. En ese instante, es cuando el silencio ha dejado de incomodar y podemos entender parte de lo que realmente somos.
Autoría: Belén Coluccio, Andi García Strauss Intérpretes: Belén Coluccio, Andi García Strauss Colaboración artística: Caro Angriman Asesoría en textos: Eric Barenboim Diseño de luces: David Seiras Diseño de vestuario: Endi Ruiz Diseño gráfico: Leandro Ibarra Diseño de sonido y software: Andi García Strauss Fotografía: Kenny Lemes Grabación de sonido: Pablo Berardi Realización de vestuario: Emiliana De Cristófaro Asistencia en sala: Anahí Villar Operación de sonido: Tatiana Frean Operación de luces: Lau Saban Co-producción: Teatro del Perro Sala: Teatro del Perro (Bonpland 800, CABA) – Domingos a las 20:30. Hasta el 26 de noviembre.