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Recapitulación de Game of thrones: The queen´s justice

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

Game of thrones vuelve a ser un poco como el TEG, con la Táctica y la Estrategia de la Guerra como factores centrales. Y lo cierto es que, mal que nos pese a algunos, Cersei le está dando una verdadera paliza a Daenerys, que en apenas dos capítulos ya perdió la Flota de Hierro y el dominio de Alto Jardín, además de prácticamente todos sus aliados.

The queen´s justice fue un episodio donde se revelaron como esenciales las perspectivas en juego y como estas afectan las acciones de los personajes. Así quedó en claro en el encuentro entre Daenerys y Jon Snow: cada uno con sus motivaciones, inspiraciones y objetivos, chocando porque solo comprenden a medias la visión del otro. El cruce entre ambas personalidades resultó un camino de aprendizaje mutuo, mediado por esa figura peculiar que es Tyrion, que consigue ver que cada una de las partes se necesitan mutuamente (y deben entenderse) mucho más de lo que ellos mismos piensan.

Pero también Tyrion debe reflexionar sobre sus propias perspectivas y cómo condicionan sus decisiones y consejos: Casterly Rock no era tan importante como creía para su familia y lo cierto es que termina siendo una trampa que juega a favor de Cersei, y por partida doble, porque le permite volcar todas sus fuerzas a Alto Jardín y conquistar no solo ese territorio, sino también quedarse con el oro necesario para pagar sus deudas al Banco de Hierro. Hasta se podría decir que la victoria de Cersei es político-económica, ya que supo cambiar la mirada del enviado del Banco, dejándole claro las desventajas de apoyar a Daenerys.

Y si continuamos hablando de perspectivas, no puede dejarse de lado ese estupendo diálogo entre Dedo Meñique y Sansa, donde la instruye sobre la necesidad imperiosa de pensar todos los escenarios y situaciones posibles, para que nada la sorprenda. Aunque claro, lo que vendrá luego para Sansa será irremediablemente sorpresivo: su reunión con Bran, ahora convertido en el Cuervo de Tres Ojos, es desconcertante sin dejar de ser triste y dulce a la vez. Los Stark, definitivamente, ya no son los mismos.

Las perspectivas se construyen desde las experiencias, con acciones y reacciones. Por eso Sam rompe con los esquemas y prejuicios previos, curando a Jorah contra todas las previsiones. Por eso la venganza poética y brutal de Cersei hacia Ellaria, obligándola a ver morir lentamente a su hija, víctima del mismo veneno que ella le administró a la hija de Cersei. Por eso esos cruces de machos entre Jaime y Euron (todo un rock star), disputándose los favores de la reina, ambos tratando de crear futuros propios en pos de reconfigurar sus propias historias pasadas. Por eso la necesidad de Daenerys y Jon Snow de recordar sus respectivos linajes y las formas en que supieron romper con creencias, convenciones y prejuicios largamente establecidos.

Por eso ese último diálogo entre Olenna y Jaime, luego de que la derrota de Alto Jardín está consumada. Allí ella primero admite las razones de su derrota: una incapacidad para imaginar de manera más cabal de lo que era capaz de hacer Cersei; esa falta de pensamiento de posibles escenarios y situaciones de las que hablaba Dedo Meñique. Luego –en un giro maestro-, se asegura una muerte digna y pacífica, para terminar revelando, casi como al pasar, que fue la verdadera autora de la muerte de Joffrey. “Dígale a Cersei. Quiero que sepa que fui yo”, le dice Olenna a Jaime. El plano final es tan simple como pertinente: la soledad, la revancha y la muerte van de la mano.

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