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Recapitulación de Game of thrones: The dragon and the wolf (final de temporada)

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

La séptima temporada de Game of thrones ha dado barquinazos fuertes entre diálogos cuasi diplomáticos y secuencias de violencia pautadas por grandes batallas. The dragon and the wolf, que cierra el año, es un resumen de esta estructura narrativa, brindando unos cuantos grandes momentos.

Una buena porción del episodio estuvo focalizada en la reunión de los distintos bandos en disputa, donde hay varios momentos para rescatar: el diálogo previo al encuentro entre Tyrion y Bronn; el cruce/reconocimiento entre el Sabueso y la Montaña; el surgimiento del muerto viviente, evidenciando ante los ojos de Cersei la existencia del Ejército de los Muertos; el posicionamiento de Jon Snow, que por noble no deja de poner en peligro todas las negociaciones; o el manotazo de ahogado de Tyrion, que –luego de unos cuantos pases de factura familiares- consigue que Cersei acepte apoyar la lucha contra el Ejército de los Muertos.

El otro eje de conflicto estuvo en Invernalia, con Sansa y Arya desenmascarando a Dedo Meñique y finalmente ejecutándolo de manera sumamente expeditiva. Lo cierto es que ese personaje pareció haber perdido margen de acción, para luego recobrar centralidad de forma inesperada y un tanto forzada. Es indudable que la serie tuvo problemas para acomodar algunas piezas en función de las tramas centrales, y la muerte de Dedo Meñique quita un obstáculo del camino, aunque también frustra el camino de un personaje con rasgos muy interesantes a partir de su ambición desmedida de poder.

Como era lógico, The dragon and the wolf busca resolver interrogantes para plantear otros. Y ahí es donde aparece la vuelta de tuerca de Cersei, quien le revela a Jaime que en verdad no piensa apoyar a Daenerys en la lucha contra el Ejército de los Muertos, sino aprovechar la oportunidad para clavarles un puñal a todos por la espalda, con el Ejército de Oro como instrumento. Aunque claro, no cuenta con el concepto de honor de Jaime, quien queda al borde de la muerte, para eventualmente exiliarse. Cersei es una sociópata de campeonato, es cierto, pero también coherente en su recurrencia a la manipulación.

Pero la gran revelación –o más bien confirmación- es que Jon es un Targaryen y de hecho, es el sobrino de Daenerys, con quien finalmente ha concretado el vínculo amoroso. Jon y Daenerys tendrán que aceptar que algo en común tienen con los Lannister, y es el incesto. Al fin y al cabo, la séptima temporada de Game of thrones hizo foco más que nunca en los lazos familiares, incluso en personajes de reparto como Theon Greyjoy, que parece por fin encontrar su identidad y por ende un propósito en su misión para rescatar a su hermana Yara.

Y mientras nos preguntamos cuáles serán los siguientes pasos de Jaime; cómo lidiarán Jon y Daenerys con su parentesco (y la sucesión al trono); qué hará Cersei en soledad; en qué lugar seguirá parado Tyrion; de qué manera piensa enfrentar Theon a su tío Euron; o cuáles serán las siguientes eventualidades que enfrentarán los Stark; el cierre de The dragon and the wolf cambia todas las prioridades: con ayuda del dragón transformado en muerto viviente, el Ejército de los Muertos derrumba con toda facilidad el Muro y avanza de manera inapelable, en una invasión sin cuartel a Westeros. Definitivamente, el invierno ha llegado.

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