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Hombres de honor


Muy buena


EL REFLEJO EN EL OTRO

Por Mariana Jaqueline Ramirez

(@funcinemamdq)

Un espacio prácticamente vacío, en el que abundan referencias a la justicia, libros que reposan en el escritorio esperando ser leídos, y por supuesto, respetados en cuanto a lo que tienen como contenido. Allí se destaca la dama de la justicia, sosteniendo su balanza que ha perdido el equilibrio. Lo único que quedo es un mundo de apariencias, en donde cada situación pone al límite a la mismísima vida. En ese contexto se desarrolla Hombres de honor, texto dramático que Armando Discépolo escribió en 1923. El encuentro es en el Teatro del Pueblo, caracterizado por la inclusión de obras de autores argentinos de todos los tiempos.

Una vez más, el director y actor Matías Leites vuelve a confiar en este autor para llevar a cabo su nueva puesta. El joven director se inició en el 2015 con la puesta de El vértigo, obra que también fue escrita por Discépolo. La misma tuvo un éxito absoluto y se presentó en el mismísimo taller de Juan Carlos Pallarols.

La acción se inicia con el juez Rafael Varela (interpretado sólidamente por Mariano Ulanovsky) en su escritorio, preocupado y amargado intenta seguir trabajando. Sin embargo, el hecho de planificar cómo seguir adelante con el día a día le impide seguir con sus actividades. Este hombre necesita con urgencia dar un giro a su vida para salvarse de la humillación en la que se ha metido, y junto a él, a sus hijos.

A este personaje se acopla un grupo de supuestos amigos, entorno que solo quiere perjudicar, con el único fin de favorecerse a ellos mismos, dejándolo hundirse aún más. El hecho de no ser favorecido en el juego lo deja en un lugar en el que es desprendido de todo respeto de sus pares.

Con el correr de la obra, el protagonista se va reconociendo cada vez más en un acusado del que tiene la causa en su poder. Cada vez más sospecha de los aliados que lo quieren ayudar e intenta luchar por salir adelante, pero en ese camino solo se cruza con diversos obstáculos. Por los impedimentos que no logra resolver, toma una decisión drástica para no luchar más en la vida, ya que su único fin será salvar la honra de sus hijos.

Paradójicamente, al hombre le sucede que la persona que no le gusta ser es la que se le refleja en el espejo. Pese a su investidura de “hombre de poder”, termina cayendo en eso que no quiere.

La escenografía es tan simple como ajustada, con los elementos pertinentes para el desarrollo de la puesta. Un punto a destacar es el excelente trabajo de la tenue iluminación, con algunas escenas donde reina la oscuridad que acompaña el estado de agonía del protagonista.

Puede decirse que en esta pieza Discépolo vuelve a poner en crisis al hombre, dejando al descubierto la miseria de toda una sociedad.


Autor: Armando Discépolo Elenco: Mariano Ulanovsky, Greta Guthauser, Fabián Caero, Marcos Horrisberger, Lorena Saizar, Roberto Cappella, Martin Navarro, Juan Pablo Kexel Escenografía y vestuario: Marta Albertinazzi Diseño de iluminación: Gastón Ares Música original: Santiago Barceló Fotografía: Leopoldo Minotti Diseño gráfico: Roberto Cappella y María Eugenia Gómez Prensa: Octavia Comunicación Asistente de dirección: María Eugenia Gómez Dirección: Matías Leites Sala: Teatro del Pueblo (Av. Roque Sáenz Peña 943, CABA) – Viernes a las 21:00.

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