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Recapitulación de Better call Saul: Lantern (final de temporada)

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Atención: hay spoilers

El capítulo final de la tercera temporada de Better call Saul estuvo cerca de la perfección, y eso que Lantern fue bastante raro en sus resoluciones: porque Jimmy, la gran expectativa de la serie, no terminó de convertirse en Saul y, aún peor, pareció encontrar algún tipo de balance remediando la situación de la pobre Irene y licuando de alguna manera su culpa. Claro está, Vince Gilligan y Peter Gould (este último dirigió el episodio) nos tenían una última escena para colmarnos de expectativas hacia la cuarta temporada: Chuck, en medio de un colapso psiquiátrico, termina provocando el incendio de su casa y las llamas que van tomando la propiedad (en un melancólico plano general y alejado) nos ponen en duda la continuidad en la historia del mayor de los McGill. Un final muy triste, que vino a contrarrestar la aparente felicidad a la que Jimmy había llegado.

Y sí, el farol que tanto debate dio durante la serie, ese artefacto con el que Chuck se iluminaba en su casa, fue gran protagonista. El título del capítulo nos anticipaba algo, pero tal vez no lo vimos venir: ese farol es el que ilumina en un primer travelling notable, mientras dos pequeños Jimmy y Chuck comparten un momento de ternura entre hermanos. La cámara se acerca tanto, que se termina quemando al calor de esa luz. De esta manera, Gilligan y Gould nos dicen cuál será el conflicto central del episodio: el último intento de Jimmy por retomar el vínculo con su hermano. El diálogo que mantienen, donde Chuck le dice que no se preocupe en tener remordimientos porque a él en verdad nunca le importó Jimmy, es uno de los más dolorosos de toda la serie, pero además tuvo un aire a último encuentro. La última escena, con el mayor de los McGill pateando ese farol hasta provocar el incendio, tal vez nos dé la razón. Sin dudas, pavada de cliffhanger nos dejan los autores.

De lo que no hay dudas, tampoco, es de que esta situación generará un quiebre en el comportamiento de Jimmy (no podrá no sentirse culpable, y sentirá como real esa máxima de que sólo sabe destruir todo lo que lo rodea), que a punto estuvo de perder a su novia Kim, la abogada obsesiva que en este final de temporada ha decidido dejar un poco de lado las obligaciones laborales y divertirse un poco. Su intimidad junto a Jimmy es lo único que alcanzó algo de paz en este final, porque Nacho (es curioso cómo este personaje retomó protagonismo sobre el final de la temporada, en detrimento de Mike, que ni siquiera apareció en Lantern) quedó en mitad de su situación con Héctor Salamanca. Finalmente al viejo le dio el bobazo en una escena que no fue lo mejor del capítulo (de hecho, toda esta subtrama se observa forzada en función de justificar líneas temporales con Breaking bad, aunque es verdad que construye y fortalece al personaje de Nacho), y todo nos predispone a una cuarta temporada en la que resuelto bastante el conflicto entre los hermanos McGill (¿les queda algo por decirse?), la serie debería virar mucho más a lo policial con Mike, Nacho y Fring enfrentados al tullido Salamanca.

La tercera temporada de Better call Saul fue la mejor hasta el momento y la serie muestra un crecimiento progresivo formidable. Los hallazgos son tanto temáticos como formales, con decisiones en el crecimiento dramático que son singulares: ¿quién hubiera resuelto el conflicto entre los hermanos a la mitad de temporada para luego reconstruir sus pasos en unos pocos capítulos? Gilligan y Gould saben bien lo que quieren contar y lo hacen con tiempos propios, con la seguridad del que tiene un universo sólido entre las manos y no tiene ningún apuro en resolverlo. En verdad, como espectadores, debemos dejar de pensar en lo que puede pasar más adelante (está claro que los autores aman jugar con nuestras expectativas) y sólo tenemos que someternos a las sorpresas semanales que nos ofrece esta serie formidable.

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