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Recapitulación de The walking dead: Something they need

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

No deja de ser llamativo que aunque tuvo pocos momentos realmente destacables, Something they need haya sido un capítulo entretenido y funcional a los diversos acontecimientos que viene desplegando The walking dead rumbo al final de su séptima temporada.

Quizás eso se haya debido a la alternancia entre espacios y situaciones. Dentro de ese panorama, lo más flojo estuvo por el lado de Hilltop: las tensiones entre Maggie y Gregory son realmente poco atractivas, básicamente por las torpezas del segundo, que le quitan seriedad y credibilidad al personaje. Es cierto, hay que reconocerlo, que los tipos como Gregory, son patéticos pero también peligrosos cuando se atreven a tomar medidas para preservar sus pequeños espacios de poder. Y parece que Gregory, a pesar de que ser un cobarde, va a tirarse a la pileta. De ahí que haya una dosis de imprevisibilidad que lleve a que todavía sea soportable esta subtrama.

Donde hubo un poco más de solidez fue en la incursión de parte del grupo de Rick (con la guía de Tara) en la colonia femenina cerca del mar que se había visto en la primera mitad de temporada. Convengamos que el planteo de Rick y su gente era un tanto contradictorio (no vienen a hacer daño, pero si es necesario, lo van a hacer, y se van a llevar todas las armas), pero también que la reacción de la líder Natania es un tanto extrema y, finalmente, inútil. Hay varias cosas forzadas en ese asalto (entre ellas, esa súbita aparición de un grupo de zombies), pero también un nivel de tensión realmente alto, donde la puesta en escena del director Michael Slovis captura apropiadamente la atención del espectador. El amplio espacio adquiere características claustrofóbicas, la unión a la fuerza entre ambos bandos posee una dosis de verosimilitud y todo este pasaje, que es ciertamente redundante, transcurre fluidamente.

Lo mejor estuvo en los distintos intercambios entre Sasha y Negan, quien la tiene prisionera luego de su ataque casi suicida a la base central de los Salvadores. Negan vuelve a exhibir su catarata de conductas, actitudes y frases sin filtro y hasta un poco incoherentes, que lo han convertido en un personaje un tanto anárquico, tan repulsivo como atractivo: por ejemplo, repudia las violaciones (y por eso se deshace de uno de sus hombres, que intentó abusar de Sasha), pero presume con naturalidad de la gente a la que mata a batazos. Un encanto de persona. Y también muy astuto: en un momento le dice a Sasha que un pajarito le contó que Rick anda en algo inapropiado. ¿Quién es el pajarito? Sasha no lo sabe (nosotros espectadores tampoco) y lo único que le queda es apelar a la buena voluntad (y la culpa) de Eugene, quien colabora con ella, pero no de la manera esperada: ella necesitaba en verdad algún arma para acabar con Negan de una vez por todas, pero a cambio solo obtiene una discreta vía para suicidarse.

Si el temor que siente Sasha es lógico, pues puede ser utilizada por Negan en contra de Rick, la gente de Alexandria pasa a tener un inesperado elemento a favor, ya que Rosita está de vuelta y no viene sola: en la celda tiene aguardando a Dwight, quien parece haberse dado vuelta. Claro que siguen sobrevolando las incógnitas: ¿quién es el informante de Negan? ¿Qué roles van a jugar Sasha y Dwight? ¿Cuáles son los respectivos planes de Rick y Negan rumbo al inevitable enfrentamiento? ¿Cuáles son las intenciones de la gente de Hilltop y el Reino? ¿Qué pasará con Morgan? Será cuestión de ver cuántas y qué respuestas habrá en el final de temporada. Mientras tanto, en Something they need primaron las preguntas.

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