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Recapitulación de Homeland: A flash of light

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS
A veces, a un capítulo lo terminan definiendo sus instantes finales, y ése fue el caso de A flash of light, que igual supo cómo ir acumulando sutiles méritos hasta su –literalmente- explosivo cierre.

Se podría decir que A flash of light es el arranque real de la sexta temporada de Homeland, aunque durante la mayor parte del episodio parecía ser un episodio más, casi de carácter transicional y progresiva construcción de conflictos. Y hay que decir que, al igual que en los tres capítulos anteriores, la regla dominante fue el dinamismo, con la cámara en permanente movimiento y diálogos chispeantes, donde cada frase tiene un sentido específico.

Ahí tenemos por ejemplo el arranque, con Saul siendo llevado de manera cuando menos intempestiva frente a Javadi, quien en la tercera temporada se vio forzado a convertirse en un doble agente que luego gestionó el desarme nuclear por parte de Irán. Frente a las preguntas de Saul sobre si el gobierno iraní está desarrollando un programa nuclear paralelo con ayuda de Corea del Norte, la respuesta de Javadi es tan inquietante como memorable: “¿Qué importa? La mitad de tu país va a despertar mañana convencido de que estamos haciendo trampa. La mitad del mío despertará coreando `muerte a América´”. La guerra parece inevitable, de un modo u otro, porque la desconfianza es la que siempre se va a imponer. Esa sensación se refuerza con el encuentro posterior de Saul con los israelíes, quienes castigan su deslealtad al reunirse de manera clandestina con los iraníes encerrándolo a la espera del arribo de Dar Adal.

Fue también un capítulo agitado para Carrie: primero encarando la liberación de Sekou e instruyéndolo para que no vuelva a grabar videos con contenido anti-americano, porque eso forma parte del acuerdo para su libertad; luego cruzándose en un duelo de ideologías con Dar Adal (quien aprovecha y hace una observación sobre el color de pelo de Franny, la hija de Carrie, que es realmente muy mala leche); y finalmente retornando al hogar de Sekou, luego de que éste enseguida violara el acuerdo grabando un nuevo video. Esta última escena posiblemente sea la menos creíble de A flash of light, no solo por la obviedad en el discurso de Carrie respecto al estado de paranoia permanente en el que ha ingresado Estados Unidos desde el 11 de septiembre, sino también porque Carrie carga demasiados hechos nefastos en su carrera y vida personal como para hablar tan livianamente.

Pero donde A flash of light termina de atar los cabos es con las paranoias de Quinn, que resultan tener sustento a partir de todos los seguimientos que hace. Sus andanzas lo llevan hasta la misma compañía en la que después resulta que trabaja Sekou. Cuando vemos a Sekou subirse a la camioneta y encarar su primer día laboral luego de su liberación, podemos intuir que algo anda mal, pero la puesta de la directora Lesli Linka Glatter se las arregla para otorgarle un tono rutinario, lo que hace aún más impactante la explosión de la camioneta. Luego vemos a Saul siendo informado de que hubo un ataque en Nueva York. La imagen final, con la humareda elevándose en el medio de la ciudad, es cuando menos perturbadora.

Lo cierto es que Carrie va a quedar en una posición muy pero muy incómoda, como responsable de la liberación de un prisionero que luego resulta ser un terrorista, lo que a su vez seguramente afecte su vínculo con la Presidente electa Keane. El próximo episodio promete ser muy agitado. Con A flash of light, las sospechas y tensiones han estado por los aires.

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