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Funcinema

Monster trucks

Título original: Idem
Origen: EE.UU. / Canadá
Dirección: Chris Wedge
Guión: Derek Connolly
Intérpretes: Lucas Till, Jane Levy, Thomas Lennon, Barry Pepper, Rob Lowe, Danny Glover, Amy Ryan, Holt McCallany, Frank Whaley, Aliyah O’Brien, Daniel Bacon, Faustino Di Bauda, Jedidiah Goodacre, Samara Weaving
Fotografía: Don Burgess
Montaje: Conrad Buff IV
Música: David Sardy
Duración: 105 minutos
Año: 2016


7 puntos


EL PULPO ESTA CRUDO

Por Henry Drae

(@henrydrae)

Recuerdo haber visto el tráiler de Monster trucks y asociarla inmediatamente con cosas como la saga Sharknado que, en mi opinión, son hasta un insulto para lo que nació como cine clase B o bizarro. Incluso, quizás a modo de campaña promocional, durante la dilatación del estreno de este film circuló la versión de que sería una de las realizaciones que dieran mayores pérdidas a un estudio. Claro que nunca sabremos si esto es obra del Big Data como la poderosa herramienta capaz de anticipar resultados electorales o un truco publicitario. Lo cierto es que el bodrio que se anticipaba que sería Monster trucks no fue tal y en su lugar tenemos una amable y divertida aventura.

Tripp (Lucas Till) es un estudiante con los conflictos típicos que tiene la mala fortuna de ser hijastro del sheriff del pueblo (Barry Pepper) y de tener un padre que trabaja en una compañía petrolera y no se hace cargo, quedándole sólo el sueño de armar su camioneta “monster” con restos del desarmadero en el que trabaja (ni que fuese MacGyver). Tripp es acosado por su compañera Meredith (Jane Levy) que intenta de todos los modos posibles llamar su atención para ayudarle con su cursada, cosa que a él le interesa aún menos que tener algo romántico con la chica. En paralelo, la compañía petrolera de Reece Tenneson (Rob Lowe) permite que se escapen de una perforación unas criaturas extrañas semejantes a pulpos gigantes que comen petróleo. Logran encerrar a dos pero la tercera se les escapa y va a parar al complicado mundo de Tripp, que luego de un período de experimentación, logra utilizarla como “motor” de su camioneta.

Esto que suena tan descabellado (y en realidad lo es) no molesta cuando el director se toma el trabajo de darle una base sólida de lógica al universo autoconsciente de esta aventura. No nos sentimos subestimados por una historia sin pies ni cabeza porque se ha decidido armarla con prolijidad e imaginación. Incluso los efectos especiales son decentes (algo que en el tráiler no se apreciaba lo suficiente) y la pegajosa e insufrible presencia de este ser se integra de manera aceptable al mundo real en el que suceden los hechos.

Luego la historia no sale de lo convencional (tranquilamente se la puede comparar con E.T. y de allí para adelante) pero no con enojo sino con el disfrute de saber que se ha hecho un buen trabajo no desde cero sino respetando sus bases. Los pases de comedia también son dignos de apreciación. La villanía de Rob Lowe es un nicho que debiera aprovechar más el representante de este eterno intérprete de segunda línea, Lucas Till parece destinado a componer adolescentes al menos por una década más y el comediante Thomas Lennon acompaña con un personaje al que repite pero nunca deja de ser efectivo. Y hablando de comedia hay ocurrencias ingeniosas, como aquella en la que se le da al “ser” dentro de la camioneta combustible refinado como alimento, que no es lo mismo que el petróleo crudo que consume y esto produce que se comporte como drogado por los químicos que contiene. Si que un ser vivo se alimente de petróleo parece ridículo, que los agregados industriales le hagan mal es dotar de credibilidad a ese absurdo y que no lo parezca tanto. Y esa clase de elementos en la construcción del contexto de la historia es lo que se agradece.

Chris Wedge (La era del hielo, Robots, El reino secreto) dirige esto que podría haber resultado un total despropósito pero que, sin embargo, es una muy disfrutable comedia de ficción.

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