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La noche justo antes de los bosques


Muy Buena


UN EXTRANJERO DEAMBULA EN LA NOCHE

Por Melina Martire

(@funcinemamdq)

Los espectadores esperamos en la entrada del teatro hasta que un asistente nos lleva al garage lindero. Entramos medio asombrados, medio perdidos a ese espacio ajeno, aparentemente, a cualquier expresión artística. De golpe un hombre a nuestras espaldas grita llamándonos. Es el comienzo del espectáculo. Durante más de una hora, un actor desarrollará un extenso monólogo como excusa para ser escuchado, para dialogar con alguien. Un intento desesperado por alejar a la muerte.

La noche justo antes de los bosques, escrita en 1976 por el francés Bernard-Marie Koltès, fue estrenada en Buenos Aires el pasado sábado 4 de Febrero en Teatro Timbre 4, en el marco de la quinta edición del Festival Temporada Alta organizado por este espacio. El Festival tiene un enfoque iberoamericano, poniendo en escena obras destacadas de diversos países.

La puesta en escena que concibió el director Roberto Romei retoma la forma original de la obra, ya que fue pensada para representarse en espacios abiertos y aleatorios. Sin embargo, previamente se ha representado solamente en salas teatrales tradicionales. Esta propuesta, que comienza en el garage, refleja maravillosamente la profundidad del texto, que habla de un encuentro fortuito, de salir en la búsqueda de alguien, de arrojar la primera palabra, para establecer un vínculo circunstancial y efímero. La obra se va desarrollando en diferentes espacios por los que nos conduce el actor catalán Óscar Muñoz, manteniendo constantemente nuestra atención. Luego del garage, salimos a la calle, después pasamos a un pequeño cuarto anexo al teatro, y finalmente la obra termina en un salón interno donde invita a los espectadores con una cerveza, en una charla amena sin solución de continuidad entre personaje y actor.

Las frases de Muñoz son tajantes y apelan directamente a los ojos. Nos habla sobre cómo decidió abordarnos para hablar, sobre la idea de crear un sindicato internacional para defendernos de los poderes invisibles de unos pocos que manejan el mundo, acerca de la delincuencia, de la falta de hogar, de las drogas, del amor enfermizo. Un hombre solo en medio de la noche pone a prueba nuestra atención con palabras filosas, sin intentar ser agradable y complaciente. De hecho, no sabemos al principio si inventa, miente o delira. Se acerca al estereotipo del “loco que grita por la calle” que, a pesar de o justamente gracias a esa condición, escupe todas las verdades del mundo.

Como espectadores, ese encuentro no resulta necesariamente cómodo, y es en esa incomodidad donde se instala el vínculo. El texto de Koltès, si no busca la provocación, al menos la sugiere. El interés del personaje por invitarnos a la resistencia, a crear otras formas de vida, a alejarnos de la ciudad y acercarnos a la naturaleza, se dirige hacia la transformación de las relaciones interpersonales. La referencia a un supuesto general de Nicaragua -lugar donde vivió el autor en 1978- que se pasaba sus días junto a un bosque disparando sobre todo aquello que se moviera o no tuviera el color de los árboles, avala su deseo de sublevación. Recuerda a Fahrenheit 451, la novela distópica escrita por Ray Bradbury, donde un grupo de lectores ávidos de libros, como tienen prohibida su lectura, se refugian en un bosque para poder leer.

El actor entrega su cuerpo enteramente al servicio de un hombre que se siente extranjero -que por casualidad o causalidad es interpretado por un actor de origen español que está actuando en nuestro país- a donde vaya, que no logra pertenecer a ningún lugar por sentirse constantemente expulsado.

No me moveré más, digo: aquí, ésta es mi casa, si no hay trabajo, no trabajo, si el trabajo me enloquece y se me empuja a patadas en el culo, ya no trabajaré nunca más, me quiero acostar, quiero pensar de una buena vez, quiero la hierba, la sombra de los árboles, quiero gritar y poder gritar, incluso si deben dispararme, ya que eso es lo que terminarán haciendo: si uno no está de acuerdo, si uno abre la boca, es necesario esconderse en el fondo de un bosque, y te exterminan a ráfagas de ametralladora cuando vean que te mueves, pero entonces mala suerte, yo te habré dicho al menos lo que tenía para decirte…


Autoría: Bernard Marie Koltés Actúan: Oscar Muñoz Vestuario: Roger Orra Espacio escénico: Roger Orra Visuales: Lydia Cazorla Asistencia de dirección: Joan Albinyana Producción ejecutiva: Joan Albinyana, Oscar Muñoz, Roberto Romei Dirección: Roberto Romei

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