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Kickboxer: Vengeance

kickboxer_vengeance_unoTítulo original: Ídem
Origen: EE.UU.
Dirección: John Stockwell
Guión: Dimitri Logothetis, Jim McGrath
Intérpretes: Alain Moussi, Georges St-Pierre, T.J. Storm, Matthew Zif, Sam Medina, Dave Bautista, Darren Shahlavi, Gina Carano, Sara Malakul Lane, Jean-Claude Van Damme, Michel Qissi
Fotografía: Mateo Londono
Montaje: Carsten Kurpanek, Chris A. Peterson
Música: Adam Dorn
Duración: 90 minutos
Año: 2016


4 puntos


DÉBILES PUÑETAZOS

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

kickboxer_vengeance_dosTeniendo en cuenta los nombres involucrados –Dave Bautista, Gina Carano, Georges St- Pierre y un tal Jean-Claude Van Damme- y la saga de artes marciales en la que estaba basada, se podía esperar de Kickboxer: Vengeance no un nivel de excelencia, pero sí un entretenimiento atractivo y atrapante. Sin embargo, seguramente en parte debido a ciertos contratiempos en su producción –el director original, Stephen Fung, se bajó el fin de semana previo al inicio del rodaje y fue reemplazo a las apuradas por John Stockwell-, los resultados están muy por debajo de lo esperado.

Lo cierto es que Stockwell –entre cuya filmografía previa se encuentran mediocridades como In the blood, Aguas profundas y Azul extremo– no está a la altura del desafío desde sus capacidades formales. Encima el guión de Dimitri Logothetis y Jim McGrath no ayuda, porque su diálogo con la mitología de la propiedad original es sumamente superficial: apenas si la usa en función de retomar la típica historia de venganza aunque de forma muy enclenque, centrándose en Kurt Sloane (Alain Moussi, que es hábil físicamente pero por ahora carece de carisma cinematográfico), un luchador que luego de la brutal muerte de su hermano, busca desquitarse contra el hombre responsable, el intimidante campeón tailandés Tong Po, al que Bautista encarna sin fisuras.

En sus noventa minutos, Kickboxer: Vengeance nunca termina de adquirir la fluidez necesaria en su narración, que avanza a los tumbos y con demasiados baches, y ni siquiera termina de desplegar secuencias de lucha y acción realmente atractivas. En cierto modo, parece una película hecha a destiempo en todos los sentidos posibles: estira demasiado algunos pasajes (como los del entrenamiento del protagonista) mientras que deja varias cuestiones sin explicaciones concretas o resueltas a las apuradas; y sus coreografías están a mitad de camino entre los ritmos y cadencias de los ochenta y la actualidad, en un limbo muy poco productivo.

Rutinaria y hasta tímida en su concepción, Kickboxer: Vengeance apenas si cuenta con el carisma de algunas de sus figuras como para llevar adelante su relato. De hecho, Van Damme se hace un picnic con su papel como el Maestro Duran. Sin embargo, eso no alcanza y el resultado final es un film de medio pelo, sin la fisicidad requerida y carente de impacto en su puesta en escena. Faltó mayor trabajo e inventiva, y lo único que queda es una película que apela a una nostalgia vacía para capturar la atención del espectador, aunque en verdad tiene poco y nada para ofrecer a cambio.

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