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Funcinema

Espiando a los vecinos

Título original: Keeping Up with the Joneses
Origen: EE.UU.
Dirección: Greg Mottola
Guión: Michael LeSieur
Intérpretes: Zach Galifianakis, Isla Fisher, Jon Hamm, Gal Gadot, Patton Oswalt, Ming Zhao, Matt Walsh, Maribeth Monroe, Michael Liu, Kevin Dunn, Dayo Abanikanda, Henry Boston, Jack McQuaid, Yi Dong Hian
Fotografía: Andrew Dunn
Montaje: David Rennie
Música: Jake Monaco
Duración: 105 minutos
Año: 2016


6 puntos


EN TERRENO SEGURO

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Surgía una sensación ambivalente en relación a lo que podía ofrecer Espiando a los vecinos: si los protagónicos de Zach Galifianakis, Isla Fisher, Jon Hamm y Gal Gadot, más la dirección de Greg Mottola (el mismo de las notables Supercool y Adventureland, un verano memorable, y la muy divertida Paul) despertaban bastante expectativa, su argumento, centrado en una esquemática y aburrida pareja de los suburbios que descubre que sus nuevos y perfectos vecinos son unos espías, hacía pensar en un relato extremadamente convencional. El resultado final termina ubicándose un poco en el medio, entreteniendo pero lejos de deslumbrar.

La premisa de Espiando a los vecinos hace recordar bastante al planteo de Sr. y Sr. Smith, y algo de eso hay, pero invirtiendo el punto de vista: los que cuentan todo son los típicos ejemplares adultos de los suburbios, con sus rutinas armadas hasta el extremo, la imperiosa voluntad de armar toda clase de actividades conjuntas con los vecinos y la extrema preocupación porque sus hijos tengan todo a disposición y nada se salga de cauce. Galifianakis y Fisher los interpretan con una facilidad un tanto apabullante, como si estuvieran jugando a ver cuánto pueden tener el freno de mano puesto: ambos están siempre al borde, pero incluso en los pasajes donde todo se desmadra, no terminan de estallar por completo. Esto no deja de ser un gesto interesante, especialmente por parte de Galifianakis (un actor especializado en lo anárquico), porque implica una interpretación particular de unos personajes que deberán aprender a soltarse un poco, sin que eso implique un giro de 180º en sus conductas. Algo similar se puede decir de las performances de Hamm y Gadot: los dos encarnan personajes con características un tanto glamorosas, casi imposibles en su enorme capacidad para desempeñarse en situaciones límites, y el pequeño cambio que deberán realizar pasará por abrirse un poco más, mostrarse como una pareja con sus dudas respecto a la profesión, los deseos a futuro y el lazo que los une.

Claro que este tono moderado y definitivamente previsible en su construcción lleva irremediablemente a una correcta medianía a la película. Y esto no deja de ser una pena, porque hay pasajes donde se perciben las capacidades de Mottola para llevar adelante no sólo la comedia un tanto disparatada y hasta un poco incómoda, sino también la acción a todo galope. Hasta dan ganas de pedirle al film y sus nombres involucrados que se decidan a romper todo y quebrar los límites, porque tienen los elementos para hacerlo. Pero no, Espiando a los vecinos se queda en terreno seguro, cumpliendo con las expectativas básicas pero sin terminar de explotar todo su potencial. De ahí que funcione como una diversión pasajera y efectiva, pero fácilmente olvidable y hasta un poquito decepcionante.

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