No estás en la home
Funcinema

Lina Rodríguez: “Siempre tuve curiosidad y ansiedad por la idea del paso del tiempo”

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

lina-rodriguez-1

Foto: Gianina Arrayet.

La directora colombiana Lina Rodríguez presentó en la Competencia Latinoamericana del 31° Festival Internacional de Mar del Plata su segunda película, Mañana a esta hora. Si bien comenzó a trazar una línea estética con Señoritas, su ópera prima, aquí agudiza algunas de esas virtudes narrativas y profundiza su enfoque para retratar a una familia colombiana con singular sensibilidad atravesando los pequeños momentos de felicidad, de crisis de comunicación y el dolor de la ausencia, haciéndola un film donde las emociones están siempre a flor de piel. Hablamos con ella para comprender su visión del cine y los disparadores que la llevaron a realizar esta película.

-¿Cómo surgió la idea del film?
Desde que recuerdo siempre he tenido una especie de curiosidad y ansiedad por la idea del paso del tiempo, mi relación con el presente, en resumen, mi relación con la realidad de estar vivo. Cómo enfrentas que cada momento va pasando y va avanzando, esa simple relación con el tiempo siempre me ha generado ansiedad pero un poco de curiosidad también, entonces estaba pensando cómo hace uno para plasmar eso. Empecé a pensar y desde mi primer largometraje que se llama Señoritas había ya una exploración de la idea de familia y me parecía interesante poder explorar una dinámica familiar, y de cómo en la vida presente siempre estamos tratando de buscar la forma de alinear lo que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos y lo que hacemos, siendo lo más difícil. Nos pasamos el tiempo tratando de comunicar lo que realmente sentimos a los que están alrededor y el tiempo va pasando y no perdona, y la idea de familia era una buena forma para articular esa ansiedad con el paso del tiempo.

-El punto de vista, que es el de la hija adolescente, ¿fue algo que estuvo pensado desde el comienzo en el guión o se fue dando a medida que avanzaba el proceso de la película?
Apenas empecé a pensar que el tiempo es oro, está pasando y no somos capaces a veces de expresar exactamente lo que sentimos pensé: básicamente hay un trío, no quiero revelar la trama de la película, pero obviamente hay un momento en que toda la dinámica de esa familia cambia y tienen que reacomodarse. Para mí era importante tener un puente y la protagonista es como el puente que pasa de la primera mitad a la segunda, que tiene una relación fuerte y complicada con su madre y con el padre tiene otra dinámica. Esto ha cambiado en Colombia de cierta forma y es una dinámica muy distinta a la que yo crecí viendo con mis padres. La verdad los roles de género entre ellos no eran muy marcados, por ejemplo mi padre cocinaba, pero tradicionalmente en Colombia la división de quien cría a los hijos, de quien cocina y de quien limpia está todavía muy dirigido hacia la mujer. Pero yo tengo amigos ya casi llegando a los cuarenta que están criando a sus hijos de una forma distinta, entonces también quería explorar la idea de paternidad, cómo se plantean los hombres ser padres en Bogotá hoy.

-Algo que llama también mucho la atención de la película es la construcción formal que tiene, cómo esa cuestión que vos comentás de la comunicación, de la falta de diálogo, a veces desde lo formal esta transmitida en utilizar un plano fijo para no mostrar lo que hay por fuera o para no mostrar lo que subyace por fuera de esas relaciones. ¿Esa elección formal fue algo tuyo desde el comienzo o fue algo que se fue dando con el guión?
Sí, esta vez fue desde el comienzo porque en Señoritas fue una cosa que fui resolviendo con el proceso. Con esta película tenía claro que esa era la apuesta estética y la forma en que quería observar y construir a la película formalmente. Mi primera película también tiene muchos planos largos, entonces no fue una elección del plano largo porque sí; pero para esta película siento que al ser una observación sobre el paso del tiempo y el espacio, marcarlo con el movimiento de los personajes entrando y saliendo del cuadro fue la forma que tuvo más sentido para poder explorar esa idea. Además construí una geografía de la casa, que fue una cosa en la que fui muy consciente porque el 90% de la película pasa allí y en la primera mitad se busca familiarizar a la audiencia con ciertos espacios de la casa para que en la segunda mitad, cuando volvamos a ver esos espacios y algo ha cambiado, se sienta un poco esa ausencia. La película siempre la pensé como una dinámica entre presencia y ausencia, entonces la toma larga, el plano fijo, te ayuda a tener una expectativa de lo que está en el cuadro e hice un trabajo con una ingeniera de sonido para generar todo un universo sonoro por fuera del cuadro. Entonces siempre, aunque ves cosas escuchas otras, manteniendo un vínculo entre lo que está y lo que no está.

-Otra cuestión es si la elección del estrato social que elegiste, que sería la clase media-alta de Colombia, remite a alguna cuestión de la crisis familiar en ese sector o si remite a una cuestión personal tuya.
La verdad es que es el ámbito de donde vengo, una cosa personal, y quería explorar una forma de ser familia que está cambiando. Aunque es una experiencia que no es mía, porque mi forma de relacionarme con mis padres fue distinta; lo veo con mis amigos que están teniendo hijos, la idea de núcleo familiar más tradicional en Colombia está cambiando y me pareció interesante explorar cómo se están volviendo esos roles un poco maleables. Es interesante porque en Colombia mostramos la película a principios de octubre y hubo reacciones llamativas. Es un drama familiar como lo viste intimista, sutil, de pronto tiene un ordenamiento formal que puede llevar a generar ansiedad, pero no me parece que sea una película controversial. Sin embargo, generó muchísima discusión porque las personas mayores que estaban en la audiencia se sentían que está invitando a las mujeres jóvenes a ser rebeldes, contestonas y malas hijas. Entonces los señores grandes decían “no, o sea, por eso es que el núcleo familiar en Colombia está…”. Así me di cuenta que si sigues explorando te das cuenta que se tocó un nervio social en donde los mayores tiene una forma de ver la familia, pero no es una guerra entre padres e hijos. No se trata de que yo estuviera de parte de la hija o de parte de la mamá, pero la sensación que me dio al ver la reacción es que la gente más grande, abuelos, sentían que se iba en contra de esa idea de familia y claro, los jóvenes estaban diciendo como “no, eso identifica cómo me siento yo, cómo es mi relación familiar”. Entonces hay una representación del núcleo familiar y como no es necesariamente la idea más tradicional de los que es estar en familia y de quien tiene la autoridad pues, aunque no estoy de parte ni de los padres ni de los hijos, me parece que la película invita a mujeres jóvenes a luchar por su espacio y me parece muy bien.

lina-rodriguez-2

Foto: Gianina Arrayet.

-Otra cuestión que llama mucho la atención es la naturalidad con que se dan en la película los diálogos y cómo interactúan los personajes. ¿Todo estuvo guionado o hubo un espacio para la improvisación?
Yo tengo un guión dialogado, es un guión que no se compartió con el elenco pero sí con los técnicos. Entonces lo que yo hago es, en lugar de dedicar un tiempo de ensayo o memorizar un parlamento, es dedicar todo el tiempo de preparación a crear una prehistoria entre los actores y a que todos como equipo de trabajo nos familiaricemos. Me pareció vital que si vamos a hacer algo juntos hay que aprovecharlo al máximo y quería que todos -es un poco romántica la idea- diéramos algo de nosotros mismos para el proyecto y no que sea un trabajo. Entonces estoy siempre buscando formas de abrir la posibilidad de que las personas me digan cosas personales durante las audiciones y ahí te das cuenta si la gente está dispuesta a trabajar de una forma distinta. Tras esta primera parte de familiarizarme con la persona luego, apenas ofrezco los roles, les digo “escoges tu nombre del personaje y ese es el nombre con el que todos te vamos a conocer durante todo el proceso”. Entonces Adelaida, que es el nombre de la hija, es un nombre que la actriz escogió; o Francisco, que se llama Francisco en la vida real, dan lugar a una especie de juego donde se crea una realidad alternativa entre todos y a mí me interesa que nos concentremos en esa realidad todo el tiempo. Es un poco extraño porque hay actores que quieren siempre dividir “mi personaje y yo” y tengo ciertas reglas que son nunca digas “mi personaje”, lo que yo hago es crear una serie de recursos estratégicos entre los actores para que creen esta prehistoria. Entonces la familia fue de compras, decidieron una cena juntos, tuvieron que pelear y todo eso pasó entre ellos independientemente de mí, creando una complicidad entre los actores puesto que ellos suponen algo que yo no sé y en base al guión se toman decisiones de espacio, luz o colores. Los actores vienen con una prehistoria en la que lo que hago es tratar de reorganizar lo que pueda, pero siempre hay cosas que yo no conozco y eso me parece interesante ya que es también una forma de familiarizar al equipo técnico con los actores. Al producir cine independiente uno prefiere por necesidad no tener mucha gente en el equipo, porque además se tiende a despersonalizar las relaciones: quien es técnico tiene un trabajo técnico y otro tiene un trabajo artístico y yo no quiero esa división, me interesa que todos nos sintamos parte del equipo ya que el director es como el líder de un equipo y tu trabajo es, en mi opinión, prenderles la luz de posibilidades a todos, porque lo mejor es cuando todos se sienten parte de algo. Que me regalen un pedacito de ellos puede resultar un poco macabro, porque es pedir un montón y por eso tengo que trabajar con gente que esté dispuesta a hacerlo.

-Hay una búsqueda de naturalidad en tu trabajo como realizadora.
Sí, para lograrlo otro aspecto que otorga esa naturalidad es que para mí los espacios y la relación de los actores con los objetos es muy importante. El trabajo de la casa y la familia se construyó con la directora de arte basada en una investigación que hago mandándola con la asistente de dirección a la casa de los actores a investigar cómo viven. Entonces es como “muéstrame donde guardas tu vida” y así todos tenemos una sensación de cómo es el espacio en el que vivimos. La directora de arte se metió en la onda conmigo y empezó a plantearme “mira, yo creo que este tipo de colores funcionarían por esto” pero también involucramos a los actores. Es decir, la idea es traer un actor a un espacio en el que tú te sientas que tienes “algo” ahí y no que es un espacio ajeno a ti. Por lo tanto el color del cuarto de la pared de los papás lo escogieron los papás y los llevé antes del inicio del rodaje y fue como “bueno, de qué color quieres pintar la pared”, “no, de este” decía la mamá, “no, de este” decía el papá, y yo les decía, “bueno, pónganse de acuerdo”. Y todo eso se construye y nutre esa prehistoria que después yo la utilizo o no, pero igual está. Lo mismo ocurre con la chica adolescente, ella nunca había tenido un cuadro para ella misma porque  en ese momento vivía con su mamá y siempre compartió cuarto con su hermanito, entonces fue la primera vez que pudo tener un cuarto pero no podíamos hacer todo lo que ella quería, por lo tanto también aprendimos a manejar un poco el tope de las expectativas. En conclusión digamos que es la combinación de la prehistoria que ellos construyen, con ese proceso de familiarización de los actores y los espacios donde vamos a rodar, sumado a una reunión antes del rodaje donde para mí es vital que si somos doce personas trabajando, tú como director de fotografía conozcas el nombre de los actores. Para mí siempre es para aprovechar la energía de todos todo el tiempo y que los espacios sean algo que realmente estamos compartiendo y no llegar por necesidad. En este caso era un proyecto en que tenía sentido hacer eso, es parte de mi metodología, pero no quiere decir que siempre vaya a trabajar así.

-Te quería consultar qué recorrido tiene la película, hasta el momento en festivales y si se va a presentar o si tiene estreno oficial aquí en Argentina.
Bueno, la película comenzó en Locarno en una sección que se llama “cineastas del presente” que para la industria del cine es un lugar importante para directores emergentes; para mí fue increíble poder estar ahí. Estuvo en San Pablo, en un museo de Barcelona, ya que la película se ha proyectado más en un contexto de museos como ocurrió en Bogotá, estará en Cuba en la sección latinoamericana y va a tener estreno comercial en Colombia el año entrante o mediados, que es buenísimo ya que mi primera película tuvo un estreno pequeño y estamos trabajando con un distribuidor por primera vez para tener una difusión más grande. En Argentina todavía no tenemos nada concreto y no hemos conseguido un distribuidor para estrenarla. Igual creo que si no conseguimos un distribuidor buscaremos una forma independiente de mostrarla. En Canadá estamos trabajando por un estreno en el año entrante.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.