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Tercer cuerpo


Muy Buena


EL DESEO QUE PRESIONA (Y ESTANCA)

Por Rocío Belén Rivera

(@fancinemamdq)

tercer_cuerpoDe nuevo Tolcachir. De nuevo la historia de individuos que quieren y no pueden. Tercer cuerpo se desenvuelve hoy con la frescura de un estreno, a pesar de estar desarrollando su novena temporada. La historia nos presenta a cinco personajes, cinco seres en conflicto consigo mismos y, por ende, con los demás. ¿Quién no deseó alguna vez algo y no podía ni osarse a intentar conseguirlo? La impotencia, la frustración, los miedos y la comodidad de la zona de confort (que tan mal y bien nos hace) crea de estos personajes, seres incapaces del hacer, pero predispuestos a la confrontación y la queja. La vida misma se hace patente en escena.

La trama se desarrolla en una oficina venida abajo, al igual que los personajes, que está presente pero no tiene vida. Este despacho y los que en él circulan, viven por mera inercia, sumidos en la insatisfacción absoluta, con deseos que los movilizan y al mismo tiempo los ancla en una cotidianidad que los absorbe y oscurece. Los tres habitantes de este espacio son Sandra, Mónica y Héctor, compañeros de esta oficina de correos que ya no funciona, debido a que, gracias al avance de la tecnología, las cartas han sido reemplazadas por mails; sin embargo, los tres personajes siguen anclados ahí, en el tercer cuerpo de una empresa, que vive en los primeros dos, pero que se ha olvidado de ellos. En este trío, la dinámica relacional es interesante y contradictoria: se buscan, se rechazan, se critican, se ayudan. Cada uno tiene secretos que no quieren confesar, sus propios fracasos y frustraciones, pero con humor negro y sarcástico, rozando lo grotesco, típico de Tolcachir, los personajes van desnudando al público todo aquello que pretendían mantener en las sombras, permitiendo a los espectadores reflexionar durante la obra y posteriormente, sobre el sentido de la vida y el modo de vivirla.

El quinteto se conforma con una pareja disfuncional: él que parece querer terminar la relación (y al mismo tiempo no) y ella que se esfuerza por mantenerla a flote. Estos amantes interrumpirán la acción principal, la que se desarrolla en la oficina, con escenas románticas o discusiones, agregándole ritmo al devenir de la obra. Es interesante que la puesta en escena no sufre modificaciones a lo largo del desarrollo dramático y la oficina se presta a múltiples espacios: consultorio médico, living donde discuten los amantes, un café/bar, etc. Queda en manos de los actores, con sus parlamentos y su corporeidad darles vida a los diferentes lugares, y realmente consiguen hacerlo.

Se destaca la interpretación de Melisa Hermida (Sandra), cuyo personaje pasa por diferentes estados emocionales: desde una alegría rebosante, hasta la angustia de reconocer la imposibilidad de concreción de sus deseos más profundos. Su personaje, lleno de humor irónico y expresiones faciales riquísimas en emociones, se destaca, en opinión de quien escribe, por sobre sus excelentes compañeros. Daniela Pal (Mónica) también realiza una actuación más que pertinente, llenando a partir de humor ingenuo y salidas espontáneas, la escena de risas.

Por último, es interesante ponderar la labor de los actores como equipo de trabajo. Abundan las escenas donde el espacio presenta acciones yuxtapuestas que enriquecen el ojo del espectador, quien deberá decidir que escena observar. Interesante y difícil trabajo que los actores saben desarrollar realmente muy bien.


Libro y dirección: Claudio Tolcachir Actúan: Hernán Grinstein, Magdalena Grondona, Melisa Hermida, Laura Lértora, José María Marcos, Daniela Pal, Lorena Barutta Escenografía: Gonzalo Córdoba Diseño de luces: Omar Possemato Fotografía: Giampaolo Samá Asistencia de dirección: Laura Lértora Producción: TEATROTIMBRe4 // Maxime Seugé, Jonathan Zak Duración: 70 minutos Sala: Timbre 4 (México 3554, CABA) – Domingos a las 21:30 – Hasta el 20 de noviembre.

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