Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Ya la sexta temporada Game of thrones empieza a cobrar un ritmo que no es frenético, pero sí extremadamente fluido, con cada una de las historias alternando sin pozos narrativos, y esta evolución se percibe fuertemente en The broken man. Ese hombre roto al que hace referencia el título es el que abre y cierra el capítulo, y es nada menos que Sandor “El Sabueso” Clegane. Como él mismo le cuenta al Hermano Ray (Ian McShane en una breve pero estupenda aparición), una mujer (que todos sabemos que fue Arya Stark) fue quien lo dejó roto, al borde de la muerte, y sin demasiadas ganas de volver a ser quien fue en sus mejores-peores tiempos. Pero la aniquilación de la comunidad que lo adoptó (que incluye otra de esas imágenes terribles que puede ofrecer la serie, mostrando al Hermano Ray ahorcado) lo llevará a confirmar que no puede mantenerse alejado de los acontecimientos que se suceden a su alrededor. No hay formas de eludirlos, porque no puede escapar de sí mismo.
Que The broken man empiece y termine con el Sabueso es toda una declaración de principios por parte del episodio (y de la serie en sí), porque todo empieza a girar alrededor de la supervivencia y la imposibilidad de esquivar ciertas confrontaciones. Por eso Jon Snow, Sansa y Davos buscan casi desesperadamente la ayuda de distintas fuerzas del Norte para enfrentarse a Ramsay, aunque el balance está lejos de ser optimista: los salvajes son los que aceptan más fácilmente, pero las distintas casas la ponen muy pero muy difícil, con lo que el trío suda mucho para reclutar apenas un puñado de soldados. El balance sí es bueno para el espectador, no sólo porque esta subtrama agrega ambigüedad a la historia de los Stark (quienes cometieron unos cuantos errores y generaron muchos rencores), sino porque ofreció a un personaje como el de Lady Mormont (magnífica la debutante Bella Ramsey), quien con sólo diez años demuestra que es una fiera y que no le pesa su rol como líder de la Casa Oso: es honesta, inteligente, firme, para nada ingenua. Podría tener una serie propia, que sería apasionante.
Como bien le dice Snow a Sansa –quien también hace sus propias maniobras a escondidas, y habrá que ver qué consecuencias tiene esa decisión-, ya no hay tiempo y no les queda otra que ir para adelante. Algo similar le sucede a Cersei, quien quiere buscar la ayuda de Olenna Tyrell pero es rechazada de forma humillante –la dulce anciana, cuando quiere, puede ser una vieja repugnante-, pero debe empezar a hacerse cargo de que está sola y que sólo le queda embestir. Del mismo modo, Theon debe tratar de dejar atrás a ese ser pusilánime en que se ha convertido, para ser de verdadera ayuda a su hermana Yara.
No se puede dejar todo atrás tan fácil, hay decisiones que implican consecuencias. Arya ya sabe de esto de sobra, y aún así arriesga, pagando el costo de manera física: apuñalada en el estómago, busca ayuda en el mercado de Braavos, pero todo el mundo parece ignorarla. El que recibe unas cuantas puñaladas, pero psicológicas, es Jaime Lannister, humillado por completo por Brynden “Pez Negro” Tully, que demuestra ser un tipo realmente curtido: “los sitios suelen ser aburridos, entonces decidí conocerte personalmente, pero me decepcionaste”, le dice Tully, con esa suficiencia que sólo pueden dar los años, cierto sentido de pertenencia al lugar donde nació y, principalmente, la terquedad. Como casi todos en Game of thrones, Jaime tiene mucho que probar, y que probarse a sí mismo.
Se vienen los momentos de armas tomar en Game of thrones. El último plano de The broken man, con el Sabueso tomando un hacha para volver a las andadas, es un anuncio fuerte y claro de ello.
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