Título original: The Intruders
Origen: Canadá
Dirección: Adam Massey
Guión: Jason Juravic
Intérpretes: Miranda Cosgrove, Donal Logue, Austin Butler, Tom Sizemore, Jenessa Grant, Michael Luckett, Mackenzie Ball, Claire Calarco, Jazmin Paradis, Kelly Boegel, Jim Calarco, Michael Vincent
Fotografía: Brendan Steacy
Montaje: Dale Gagne, David Ostry
Música: Joseph Murray, Lodewijk Vos
Duración: 92 minutos
Año: 2015
Compañía editora: Blushine
3 puntos
Los mismos trucos de siempre
Por Rodrigo Seijas
Los “thrillers con casas que hacen ruidos extraños y aterrorizan a sus inquilinos” ya son un subgénero en sí mismo: transitado miles de veces, necesita ya no de realizadores astutos, sino inteligentes, que sepan encontrar aproximaciones originales y protagonistas con un carisma particular, que generen empatía en el espectador. En Los intrusos no hay nada de eso.
Desde el comienzo y a medida que va desplegando su premisa, el film va acumulando una cantidad casi infinita de lugares comunes: el padre y la hija adolescente con la relación rota tras la muerte traumática de la madre; la mudanza a lo que se intenta sea un nuevo hogar, impulsada por el padre a contramano de los deseos de la hija; la casa con rasgos tétricos y rincones inexplorados; la joven que empieza escuchar y ver cosas definitivamente raras; los vecinos que parecen ocultar cosas muy jodidas; el padre que no le hace caso a la hija porque seguro que anda medio traumada y la mente le juega malas pasadas; el joven lindo que aparece de la nada para comprender a la protagonista; y un largo, larguísimo etcétera.
Si ya este amontonamiento de estereotipos y esquematismos tiene altas chances de ser nocivo para el desarrollo del relato, esto se potencia en Los intrusos a partir de diálogos que parecen recortados de films estrenados hace veinte años y pegados en el guión como se puede, una puesta en escena totalmente chata -al director Adam Massey no se le cae una idea mínimamente nueva-, actores como Donal Logue y Tom Sizemore completamente desperdiciados, y una protagonista como Miranda Cosgrove que ha sabido manejarse cómodamente en la comedia -lo demostró de muy chica en Escuela de rock y en series infantiles como iCarly y Drake & Josh– pero que evidencia notorias dificultades para desenvolverse en el terreno del suspenso y el drama.
Para colmo, la esperable vuelta de tuerca de los minutos finales -que era probablemente lo único que podía salvar al film del desastre- no sólo es absurda, sino prácticamente imposible si se la piensa en función de la verosimilitud del relato. Los intrusos es una película mortalmente aburrida, casi condenada desde el principio, que recurre a herramientas ya obsoletas y a la que no la salva ni un último manotazo de ahogado.