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Recapitulación de Homeland: All about Allison

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

homeland

ATENCIÓN: SPOILERS

Homeland pareció hacerse cargo por completo de lo que venía insinuando en episodios como Oriole y Better call Saul, haciendo foco en este capítulo, desde su mismo título, en Allison, que en muchos aspectos es la villana y a la vez la protagonista de esta temporada. Por eso, otra vez elegimos una imagen suya para esta nota.

All about Allison apela para esto a una mecánica simple: nos cuenta cómo es que ella se convirtió en una agente doble que trabaja también para los rusos, pero usando a Carrie como puente narrativo, mostrando cómo se conocieron en Bagdad en el 2005. Ahí hay que reconocer la capacidad tanto de la puesta en escena como de las actuaciones de Claire Danes y Miranda Otto para transmitir con fluidez y naturalidad esa década de diferencia hacia atrás. Hay un aire de esperanza, temor y decisión en la joven Carrie, quien observa con apenas curiosidad un cartel que hace referencia a un soldado desaparecido llamado Nicholas Brody; y el cansancio sustentado en una experiencia complicada en Allison, quien lidia con una situación política y militar que ya en ese momento se percibía tan complicada como eterna en sus perspectivas de resolución –“¿Qué no entienden en Washington? No les podemos meter la democracia por la garganta a la gente”-. A la vez, el vínculo entre ambas se va formando con suma naturalidad –son discípulas de Saul, no lo olvidemos-, pero ya intuimos que Allison es alguien que desea comunicar cosas sobre su vida –esa mención casi casual al bar Banana´s Joe, en Santa Lucía, que terminará siendo decisiva- pero a la vez las oculta.

Esos niveles de ocultamiento en su vida y la tentación de mandar todo al demonio para dedicarse a otra cosa son los que la terminarán condenando a Allison a hundirse aún más en los juegos de espías, cuando los rusos le tiendan una trampa, dejándola sin más opción que empezar a trabajar para ellos. Lo que vemos en Allison –tanto en el pasado como en el presente- es a alguien que permanentemente está debatiendo consigo misma, con sus deberes, sus convicciones y sentimientos, lo que la lleva a una serie de decisiones erráticas, hasta desesperadas, que le complican su existencia. Por eso es coherente con su personaje que en la reunión con Carrie, cuando tenía todo servido para liquidarla a través de las acciones de un francotirador, termina retrocediendo en su propósito y la deja ir con vida. Y Carrie se va, sin sospechar que estuvo ahí nomás de perder la vida.

Frente a las complejidades de la trayectoria de Allison, las subtramas de Saul –que es ayudado por su amigo israelí, quien termina yendo en contra de lo que sus propios jefes quieren, temerosos de un incidente internacional con los norteamericanos- y Quinn –víctima de las trampas de un grupo de terroristas, que seguramente lo usarán como escudo para llevar a cabo un ataque con armas químicas- quedan un tanto descolocadas, sin la fuerza suficiente. Indudablemente, la dispersión de las acciones ha terminado conspirando contra la potencial tensión de esta temporada. Queda por ver de qué manera se irán decantando los acontecimientos y cómo se irán juntando los personajes en un centro narrativo. Por ahora, esa voluntad de romper los puentes que tiene la serie se ha revelado más dificultosa de ejecutar en los últimos capítulos.

Sin embargo, la escena final de All about Allison, que apela a una vuelta de tuerca un tanto forzada pero aún así creíble, promete empezar a precipitar los movimientos decisivos. Parece que Allison, con esa mención a sus gustos vacacionales, sin saberlo, se condenó a sí misma, ya que Carrie ahora sabe dónde está parada. Indudablemente, es una villana que está maldita y que, en el fondo, quiere que la atrapen.

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