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La Pipetuá 13 años (la edad del pavo)


Muy Buena


Como niños

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

pipetuaLos niños cuando van al teatro suelen ser la encarnación de la anarquía: no paran de moverse, de hablar, de preguntar cosas, de caminar por los pasillos, de interpelar –a su manera, sin mucho respeto por las convenciones preestablecidas- a lo que está sucediendo en el escenario, a los actores y las historias que allí se desarrollan. Ese caos, esa espontánea voluntad por romper barreras, puede ser aprovechado de la mejor manera y un espectáculo como La Pipetuá 13 (la edad del pavo) logra ese objetivo con creces, apropiándose del comportamiento de ese espectador e incorporándolo a la obra.

El trabajo desplegado por la compañía integrada por Sebastián Amor, Diego Lejtman, Maxi Miranda y Fefo Sellés, que acá arma una selección de escenas de sus espectáculos anteriores –Opereta prima, Sin escalas y A la obra!- es, en unos cuantos momentos, un bello despelote, una confluencia absurdamente divertida de estéticas, formas y lenguajes. En La Pipetuá 13 (la edad del pavo) hay mucho de circo, cine mudo y hasta sainete, pero reconvertido en función de lo que necesita un texto escénico cuyo hilo conductor parece ser la más pura y divertida arbitrariedad, imbuida de un movimiento continuo.

En ese avanzar sin detenerse, la lucidez e inventiva va de menor a mayor, con un uso satírico de lo idiomático, objetos que adquieren nuevas funciones a partir de chistes zonzos y a la vez inteligentes –lo que se hace primero con un plato y luego con un volante es realmente genial desde su simpleza-, rituales como el bañarse redescubiertos en sus diversas instancias, los sonidos y la música llevados su máxima capacidad expresiva y estereotipos repensados desde la autoconsciencia.

Hay un aspecto que no deja de llamar la atención y es cómo los intérpretes de la obra buscan primariamente no tanto la participación de los chicos y sí la de los adultos, como intentando incorporarlos a los códigos infantiles, apelando a un ridículo donde la humillación queda exenta, porque lo que queda claro que importa es reírse de sí mismo, disfrutar de ser parte. Allí también hay una decisión participativa que adquiere carácter formal y narrativo –por cómo se convierte al adulto en un personaje más dentro de ese universo infantil-, e incluso ético, por cómo se concibe al género como un espacio donde todos pueden realizar su aporte.

Colorido, veloz, fluido, orgullosamente infantil, La Pipetuá 13 años (la edad del pavo) confirma y consolida el lugar preponderante de la compañía dentro del teatro argentino. Ver sino el último número, el que celebra los trece años perdiéndole el miedo a la oscuridad, amigándose con ella y encontrando en ella nuevas luces y misterios, de la mano de una cautivante imaginación.


Idea: La Pipetuá Intérpretes: Sebastián Amor, Diego Lejtman, Maxi Miranda, Fefo Sellés Vestuario: Nam Tanoshii Escenografía: Gabriel Díaz Iluminación: Teresa Duggan Música original: Fefo Sellés Diseño gráfico: Le Triplet Prensa: Debora Lachter Producción ejecutiva: Suky Martínez Dirección: Teresa Duggan Sala: Teatro Apolo (Ex Lorange – Avenida Corrientes 1372 – CABA) – Sábados y domingos a las 17:00 – Hasta el 14 de junio.

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