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Historia de un clan: “la serie va a elevar la vara de la TV argentina de cara al futuro”

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

historia de un clanPara una producción audiovisual que, salvo excepciones vinculadas con el tema de la dictadura, no suele hacer hincapié en las historias reales y en su pasado, los hechos que rodearon a los crímenes producidos por el “clan” Puccio en los 80’s se han convertido en centro de interés. Mientras en cine Pablo Trapero prepara el estreno de El Clan, con Guillermo Francella -que se dará en agosto-, la televisión, a partir de una coproducción entre Underground y Telefé, estará ofreciendo su visión sobre estos hechos: Historia de un clan es una mini-serie de 13 capítulos que comenzará a emitirse en septiembre y que cuenta dirección del consagrado Luis Ortega y actuaciones de Cecilia Roth, “Chino” Darín, Alejandro Awada, Nazareno Casero, Rita Pauls y María Soldi.

Para los no enterados, el “clan” Puccio es como se conoció en las crónicas policiales a una familia tradicional de San Isidro que estuvo vinculada con una serie de secuestros y asesinatos de personas cercanas a su núcleo social, y que conmocionó la Argentina en los 80’s. Liderados por el padre, Arquímedes, los Puccio secuestraron a cuatro personas y asesinaron a tres de ellas: los mataban, como se dijo, porque eran empresarios conocidos de la familia. No había que dejar huella. Esta historia es la que tomaron los autores, Javier Van de Couter y Martín Méndez, quienes en diálogo con FANCINEMA comentaron la manera en que se acercaron al material de base, los espacios donde la ficción pudo introducirse y el cuidado que debieron tener con una historia tan potente y dolorosa como esta.

Con notable factura técnica, la serie se propone como un cambio de paradigma visual para la televisión argentina, un poco en el estilo que han ido adquiriendo las series a nivel mundial en este último tiempo. Pero comentaron los autores que Historia de un clan “está pensada formalmente en función de contar una buena historia construyendo un relato sólido y sin fisuras. Y no creemos que ese valor agregado sea propiedad exclusiva del cine sino que es parte de la evolución de la tv en cuestiones de ficción. Por supuesto que es innegable el auge del fenómeno “series” a la hora de los gustos y las referencias, pero no es nuestro norte en sí a la hora de construir esta historia”.

-El televidente argentino parece más acostumbrado al formato de tira diaria. ¿Por qué apostar nuevamente al de serie semanal, con una duración más acotada?
La decisión no tiene que ver con pensar en el paladar del espectador sino más bien en pensar qué tipo de código y de formato nos permitía contar de la mejor manera la historia de la familia Puccio y su raid criminal. Nosotros siempre entendimos que con una película nos quedábamos cortos -sin saber que Trapero trabajaba en una- y que un formato de serie extendida -teleserie o tira- nos obligaba a trabajar en una densificación o estiramiento del desarrollo de los vínculos y eventos que iban a ir en detrimento del género y del ritmo que pretendíamos lograr a la hora de estructurar la historia.

-La aparición de la serie se da el mismo año en que Pablo Trapero estrena su película sobre el clan Puccio. ¿Qué tipo de diálogo se puede plantear entre ambos proyectos?
A nivel contenido ninguno porque son dos proyectos que por más que coincidan en el momento de lanzamiento han tenido gestaciones diferentes y procesos diferentes. El único factor común que tienen ambos proyectos es Telefé como co-productor y coordinando ambos estrenos. Igualmente en ese sentido entendemos que la película, que verá la luz antes que la serie, nos juega a favor al instalar el tema y a los protagonistas. También se acaba de editar un libro sobre los Puccio escrito por el periodista que nos asesoró en la investigación y en ese sentido ocurre lo mismo: que el tema se instale y que se hable del clan Puccio es un plus que tiene el público a la hora de consumir esta historia con productos con los que puede completar y complementar una mirada sobre una historia que es tan terrible como necesaria.

-No es habitual que la televisión argentina se meta con historias reales. ¿Qué tipo de desafío representa para ustedes?
Para nosotros es un desafío a varios niveles. Adaptar hechos reales o inspirarte en algo que ocurrió para después sentarte a escribir y delinear un relato audiovisual ya es un desafío en sí porque implica una mirada, la elección de un punto de vista y hasta un punto una toma de posición respecto a muchas cosas. Abordar una historia de época desde la escritura del guión implica límites pero también un lindo desafío para pensar en explotar al máximo los recursos con los que contás. Vos sabés en términos de producción qué podes tener o conseguir y qué no, y optimizar eso en el relato y hacerlo funcional a lo que querés contar es un hermoso desafío. Después a otro nivel está la responsabilidad que implica contar esta historia y eso tiene que ver pura y exclusivamente con las víctimas. El clan Puccio mató personas, gente joven que tenía proyectos, sueños y todo por vivir, y muchos de sus familiares van a ver el programa. Por ende, uno no se puede desentender de esa situación. Esta es una historia reciente que generó heridas irreparables en los damnificados y eso a la hora de sentarse a escribir no es un detalle, por más que lo que se va a ver es una recreación o interpretación libre de muchos de esos hechos.

-En este tipo de proyectos ¿hasta dónde creen que es posible la presencia de la ficción y cuáles son los límites de lo real, de lo documentado?
Sinceramente no estamos muy seguros de ese límite. Si tomamos un hecho real como materia prima de una historia, depende de los condimentos que uno le ponga puede convertirse en un plato de ficción o uno de documental. Creemos que si se toman las decisiones acertadas para cada lenguaje el resultado puede ser óptimo en los dos frentes. Creemos sí que lo reciente puede jugar en contra del verosímil de una ficción. En nuestro caso estos hechos ocurrieron hace más de veinte años, con lo cual el margen de crear algo que el público compre o crea es amplio y muy factible,  pero quizás si te ponés a ficcionalizar hechos o la vida de alguien que está muy expuesto en la actualidad, va a ser difícil que el espectador se pueda despegar de esa imagen que tiene tan plantada y arraigada en su imaginario. Por supuesto que todo esto es materia opinable.

-¿Qué les interesó más de la historia de los Puccio, el caso en sí o la posibilidad de hablar de un período histórico no demasiado explorado por la ficción argentina, aquel de la post-dictadura?
Ambos. Los hechos, terribles como lo son, eso ni hay que aclararlo, tienen además un enorme atractivo a nivel dramático. Una familia que convive con sus cuestiones domésticas y con el horror de tener rehenes en su casa es algo inusual, y más si eso pasó realmente. Por otro lado como vos bien marcás, ese modus operandi se pudo dar gracias a una coyuntura política que lo permitía en aquel momento en nuestro país. Esos coletazos de impunidad y de terror/complicidad social post dictadura hicieron que algo así fuera posible. Esto es algo que va a estar presente en la historia.

-En el tráiler se puede ver que Alejandro Puccio (Chino Darín) adquiere mayor importancia que los otros hermanos. ¿Qué les sedujo de este personaje? ¿Ese es el punto de vista desde donde se ve esta historia?
Angel y demonio. Para decirlo de alguna manera: sos un pibe joven, en la cresta de la ola, carismático, fachero, sos una promesa del rugby de primer nivel, tenés una novia divina, tus amigos te adoran, plata no te falta, sos en esencia feliz y tu futuro es luminoso. ¿Te pondrías a secuestrar conocidos, a arriesgarlo todo exponiéndote a que tu vida de la noche a la mañana pase a ser un infierno? Si lo tenés todo. Bueno, Alejandro Puccio lo hizo. El por qué lo vamos a contar en la serie, o al menos vamos a intentar mostrarte qué lo pudo llevar a tomar esas decisiones que lo condenaron y estigmatizaron a toda su familia. De todas maneras nuestra historia no está focalizada sólo en Alejandro, más allá de su protagonismo en el tráiler. Justamente lo que nos permite la duración de una serie y la entrega por episodios es jugar la pluralidad de puntos de vista y eso fue lo que hicimos. Indagamos a cada uno de los integrantes de la familia Puccio: padre, madre, hermanos y sí, Historia de un clan termina siendo una historia coral bien dosificada con inevitables epicentros en Arquímedes y Alejandro, que fueron los que terminaron más expuestos por sus delitos.

-La familia Puccio tenía cinco hijos, pero ustedes decidieron eliminar uno y que queden cuatro. ¿Por qué tomaron esta decisión?
Esa decisión se tomó en primer lugar para despegarnos de una fidelidad a los hechos tal cual ocurrieron. Creíamos que sacar a uno de los hermanos nos daba una licencia para recrear y reinventar algunas cosas. Después también lo que nos pasó es que con dos hermanos varones y dos mujeres teníamos suficiente para contar todo lo que queríamos y creíamos necesario. No le debemos ningún tipo de fidelidad a la familia Puccio en ese sentido. Nos pareció que si bien cada hermano debe haber vivido esto de un modo distinto, la presencia de uno más y además varón nos obligaba a reiterar situaciones emocionales.

Historia de un clan aparenta tener muchos elementos de género: policial, suspenso. ¿Cómo es el trabajo con un director como Luis Ortega, que viene de otro registro y alejado de discursos expresivos y narrativos convencionales?
Que un director como Luis le entre a este género a nosotros nos resultó una experiencia riquísima y de un intercambio muy intenso. Él siempre tuvo claro lo que quería contar y cómo abordarlo, por eso también trabajó en los libros, justamente porque necesitaba apropiarse del material desde el minuto cero. Y desde ya creemos que lo consiguió y que se va a ver un producto muy personal con una historia que va a girar alrededor de los vínculos de esa familia y lo que nadie sabía: lo que ocurría puertas para adentro en esa casa. Justamente ahí puso Luis su lupa, en la construcción visual y dramática de ese universo que es esa casa haciendo uso de un criterio experimental pero en la dosis justa, entendiendo que el marco que abriga al relato es el policial, el suspenso, el noir pero también jugando por momentos un humor negro, negrísimo y por momentos tocando teclas del grotesco. Por eso entendemos que Luis consiguió plasmar en imágenes esos libros que a priori eran jugados y complejos y porque trabajó también mucho en el tono, que siempre es lo más difícil de lograr, consiguiendo un nivel altísimo de crudeza, de tensión y de obscenidad con secuencias que van a dar que hablar y que apuntan a contar una historia que va a ser de altísima calidad y va a elevar la vara de la TV argentina de cara al futuro.

NdR: los autores ofrecieron las respuestas en conjunto, por eso no se individualiza a quién pertenece cada definición.

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