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Recapitulación de Game of thrones: Unbowed, unbent, unbroken

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

game_of_thronesEste nuevo capítulo de Game of thrones podría pensarse desde múltiples ángulos, pero nos vamos a quedar con uno, que siempre atraviesa a la serie, y que es el de la violencia, en diferentes formas o apariencias.

Violencia es la que tiene que soportar Arya en Braavos, a través de golpes pero también humillaciones, silencios y juegos enigmáticos, hasta esa escena donde le miente a una niña moribunda para que acepte su destino fatal. Luego le tocará bajar hasta las cavernosas tumbas donde quedan todos los cuerpos que ella se encargaba de lavar, en una escena con un par de planos generales realmente impresionantes. Sigue pendiente la respuesta para ver si podrá convertirse en Nadie, aunque la frase final de Jaqen –“no. Una chica no está lista para convertirse en nadie, pero sí para convertirse en alguien más”- nos da una pista de lo que vendrá para ella.

Jorah también ha sufrido un tipo de violencia: su cuerpo ha quedado marcado por la enfermedad de los Hombres de Piedra y se entera casi por casualidad, a través de una accidental revelación de Tyrion, que su padre ha muerto. A él también le aguarda un destino fatal, pero parece que quiere irse a lo grande: cuando son apresados por un grupo de piratas y la cosa pinta fea –en especial para el pene de Tyrion-, surge la chance de estirar el tiempo de supervivencia peleando en las arenas de Mereen. Esta pareja dispareja se empeña en sobrevivir de maneras bastante particulares.

Y si hablamos de parejas desparejas, ahí tenemos a Bronn y Jaime tratando de rescatar a la princesa Myrcella, quien mucho no quiere irse. Tanto Bronn como Jaime son dos tipos muy molestos y acá vuelven a molestar, pero a las Víboras, quienes tenían sus propios planes para Myrcella. Allí vemos una violencia que no termina de estallar, que está ahí, latente, con apenas la casualidad impidiendo que todo vuele por los aires entre dos familias.

La que parece que quiere hacer volar todo por los aires es Cersei, buscando la confrontación entre su familia y los Tyrell, primero con un diálogo repleto de indirectas (que son más bien directas) con Lady Olenna y luego dejando todo servido en el interrogatorio a Ser Loras para que tanto él como su hermana Margaery (o sea, la reina) sean llevados a juicio. Su voluntad por meterse en problemas es un tanto difícil de explicar, más teniendo en cuenta que Meñique le cuenta que las cosas en el Norte se pueden complicar con la reaparición de Sansa Stark. Aunque claro, Meñique –su diálogo previo con Lancel, donde le dice que ambos venden fantasías, sólo que las suyas “son entretenidas”, vuelve a probar que es un adorable sorete- está ahí, para servir, para esperar pacientemente el enfrentamiento entre Bolton y Baratheon, y luego arrasar fácilmente con el vencedor. ¿Lo hará? ¿Realmente está para servir a alguien más que a sí mismo?

La última violencia, la mayor, la más impactante, la sufre Sansa, quien ya viene soportando todo tipo de violencias y cuando parece que está curtida de todo, aparece algo nuevo. Al principio tenemos ese baño que le realiza la sirvienta Myranda (y amante de su futuro esposo Ramsay), quien busca atormentarla con historias de todo lo que hizo Ramsay con las amantes que lo terminaron aburriendo. Ante esto, la respuesta de Sansa es impecable, reafirmando su identidad y pertenencia a un lugar. Pero luego de la boda, en la escena final, ya no hay defensa posible: Ramsay la terminará desvirgando –o más bien violando-, obligando a Hediondo –conocido previamente como Theon Greyjoy- a contemplar el acto. Es una secuencia angustiante y horrible, definitivamente polémica, pero manejada con sutileza, utilizando con inteligencia el fuera de cuadro a través del sonido y la mirada de Hediondo observando lo que seguro es horroroso. Game of thrones es una serie que no ha tenido pruritos a la hora de ser explícita en el retrato de la violencia –recordar, por ejemplo, la Boda Roja- pero que en Unbowed, unbent, unbroken demuestra con creces que sabe manejar otros niveles de sutileza y aún así impactar de manera brutal al espectador.

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