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La fábrica de hacer cortos

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

marplatenseDentro de la programación del sábado, el I Festival de Cine Marplatense presentó un homenaje a Videofactorías, proyecto que desde el área de Cultura municipal se ha convertido en una especie de cantera para buena parte de la producción audiovisual local. Si bien el homenaje debería haber sido algo más extenso (problemas en la programación generaron una reducción de cortos a proyectar), la muestra evidenció buena parte de los puntos positivos que tiene esta fábrica de cortos comandada actualmente por Miguel Monforte y Marcos Janna.

Videofactorías es un curso de guión y realización de cine totalmente gratuito. Tiene un desarrollo práctico y enseña herramientas básicas pero sumamente necesarias para que aquellos que participan -en la mayoría de los casos cinéfilos sin mayor experiencia en la producción audiovisual- puedan descubrir cómo es hacer una película. Su punto fuerte es que durante la cursada se escribe un guión y se termina rodando un corto. Y todo lo hacen los alumnos, bajo la orientación de los profesores.

Parte de esa producción se pudo ver en el Teatro Colón, una muy pequeña muestra de una factoría que ya va por la treintena de cortometrajes desde 2007, año que comenzó la actividad. Videofactorías tiene ese valor de lo artesanal, pero con una red que busca constantemente un sentido profesional. Está claro que es algo decididamente amateur, pero el método de producción es similar al de un film con presupuesto y pautas bien claras.

De la proyección participaron el divertido Un gaucho en la luna, uno de los primeros cortos que realizó “Vifa” (así le llaman los que pasaron por esas aulas); el atractivo documental El desafío de la quietud, que se centra en la vida de una estatua humana de la peatonal, con una serie de recursos narrativos muy interesantes; el humor entre kitsch y grotesco, a veces un poco sin timing, de Donortelo; el sólido drama Soñó que estaba preso; y el costumbrismo con aristas de humor negro de El ángel de Marta. Es decir, una amplia gama de tonos y registros, que de alguna forma demuestran la multiplicidad de historias que rondan por ahí. Y que Videofactorías se encarga darles cuerpo.

Se dice que, tal vez, la gente de Videofactorías esté preparando una gran muestra con todos los cortos hacia fin de año. Sería una muy buena noticia.

Y si hablamos de cortos, decir que se vio una tanda de cortometrajes en competencia donde resaltó la originalidad de Descartables, una historia centrada en un tenedor descartable en plan de seducción, en una clara alegoría sobre las relaciones pasajeras y los vínculos efímeros. Y todo esto, musicalizado con la gran Bjork y ese temazo que es It’s oh so quiet.

Algo más para destacar son aspectos técnicos de Aviso clasificado, un cortometraje que está centrado en un anécdota muy pequeña, pero que sin embargo emula la estética del cine mudo con gran acierto, resaltando su trabajo de fotografía y una selección de planos que le da preponderancia a los espacios por sobre la pequeñez de los personajes.

También se podría destacar la desestigmatización que hace de las clases sociales el corto Opuestos semejantes, pero algunos excesos melodramáticos y actuaciones que no aciertan el tono por momentos, le hacen perder un poco de efectividad a una historia que termina siendo más amable de lo que uno espera en un comienzo, y eso no está para nada mal.

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