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Brake, el secuestro

brake posterTítulo original: Brake
Origen: EE.UU.
Dirección: Gabe Torres
Guión: Andrew Hilton, Timothy Mannion
Intérpretes: Stephen Dorff, Chyler Leigh, JR Bourne, Tom Berenger, Bobby Tomberlin, Kali Rocha, King Orba, Pruitt Taylor Vince, Sammy Sheik, Kent Shocknek, Jaylen Moore, Stephen J. Bridgewater, Matthew Pollino
Fotografía: James Mathers
Montaje: Sam Restivo
Música: Brian Tyler
Duración: 92 minutos
Año: 2012
Compañía editora: SBP


5 puntos


Un film atrapado por su concepto

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

brake unoAl ver Brake, el secuestro, la mayoría de los espectadores van a pensar lo siguiente: “yo vi una peli parecida, con ese tipo que también hizo de Linterna Verde y Deadpool, donde estaba enterrado… ¿cómo se llamaba esa peli? ¡Ah, ya sé! ¡Enterrado!”. Y sí, Brake, el secuestro se parece demasiado a Enterrado, un film que, por cierto, fue bastante sobrevalorado en el momento de su estreno.

Hasta en los defectos se parece Brake, el secuestro a Enterrado: ambas tienen una idea sólida pero limitada, que sólo podría sostenerse en un corto o mediometraje, y que está tan estirada que termina aburriendo. En este caso, lo que tenemos es a un agente del Servicio Secreto estadounidense (Stephen Dorff) que se despierta encerrado en una especie de caja de vidrio. Pronto se da cuenta que está siendo transportado en una especie de camión con explosivos y que un grupo terrorista quiere sacarle información vital que les permitiría asesinar nada más ni nada menos que al Presidente de los Estados Unidos. Obviamente, esto disparará todo un juego de tensiones, plagado de torturas físicas y psicológicas, condimentado con una suerte de drama de pareja -el protagonista, como no podía ser de otra manera, también deberá buscar cómo salvar a su mujer-, como si el film creyera que acumulando capas de conflictos de podría superar su casi irremediable estatismo. Pero no, no puede, y ya a la mitad del metraje agota su premisa.

Hay que reconocer que, sin ser un prodigio técnico, Brake, el secuestro está razonablemente bien filmada, que Dorff pone el cuerpo y transpira la camiseta, y que el giro del final, aunque con rasgos previsibles, no deja de ser divertido en su disparate. Aún así, lo que tenemos es un film demasiado chiquito, con una cantidad abismal de lugares comunes -igual que Enterrado-, no va más allá de su concepto, cae en su propia trampa y jamás consigue salir de ella.

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