Por Mex Faliero
Tal vez haya antecedentes, pero lo cierto es que especialmente durante este 2015 las distribuidoras de cine en el país están llevando adelante acciones totalmente restrictivas sin que nadie parezca escandalizarse demasiado; tal vez -supongo con algo de ligereza- porque el consumidor de cine es un pequeño-burgués cuyos derechos pueden ser avasallados sin demasiada culpa. El último grito de la moda es suspender la venta de entradas con descuentos 2X1 durante la primera semana de ehibición. Este año ocurrió con Cincuenta sombras de Grey, luego con Rápidos y furiosos 7 y ahora con Avengers: era de Ultrón. Es decir, no lo hacen con cualquier película, sino con aquellos tanques que huelen a micro-evento social. Y en un contexto donde la entrada al cine está llegando a valores históricos (hoy el ticket sale más que los siete dólares de siempre), se podría decir que estas políticas son bastante inadecuadas. Esta movida, que sumada a la cantidad de salas con las que están saliendo las películas (alrededor de 420 Rápidos y furiosos 7, 407 Avengers…), tiene como objetivo la insana competencia de la cantidad: más gente la vio, más guita se recaudó, eso la hace mejor. La competencia de siempre, espuria y alejada del cine, pero crucial para la industria cinematográfica. El tema es cuando esa competencia se registra tomando como rehén al espectador/consumidor. Aunque eso está por verse, y ahí da para repensar otros asuntos. ¿Cuánta necesidad real tiene una persona de ver una película durante la semana de estreno? ¿Acaso no puede esperar siete días y luego pagar lo que corresponde sin dejarse estafar explícitamente por las distribuidoras? ¿Cuánto colaboramos desde los medios, consciente o inconscientemente -e innecesariamente-, al flujo informativo que alimenta la ansiedad tan propia de estos tiempos alrededor de una película? Está claro que si nadie fuera al cine durante los primeros siete días, las distribuidoras tendrían que rendirse y abandonar estas costumbres. Sin embargo, más de un millón de espectadores fueron a ver Rápidos y furiosos 7 los primeros siete días, sin usar algún 2X1. Esto último remata cruelmente todo lo dicho anteriormente y me deja en el lugar del quejoso al cohete: la complicidad es el mejor amigo de la mezquindad.
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