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Recapitulación de The walking dead: Them

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

the_walking_deadATENCIÓN: SPOILERS

Este nuevo episodio de The walking dead fue de menor a mayor y aunque en el conjunto general puede caratulárselo como el típico ejemplo “de transición”, fue desarrollando elementos y situaciones más que atendibles, que lo hicieron crecer a la hora de la evaluación total.

Them comienza con los protagonistas sin el tiempo suficiente para hacer el duelo correspondiente por los recientes fallecimientos de Beth y Tyresse, porque están acosados por la falta de agua y alimentos –en especial lo primero-, mientras siguen con rumbo a Washington D.C. Esto afecta principalmente a Maggie y Sasha, las hermanas de los fallecidos, que parecen estar en una instancia donde las fuerzas y la convicción para seguir adelante se van agotando, aunque no el enojo y el dolor por la pérdida, y también a Daryl, al cual le cuesta permitirse expresar su propio sufrimiento. Lo cierto es que la primera mitad del capítulo es casi descartable: como decíamos en la recapitulación de What happened and what´s going on, The walking dead es una serie que se sostiene mejor a partir de la acción y los tiempos muertos muchas veces la perjudica. Hay un indudable riesgo que se toma, que pasa por poner a prueba el verosímil de este drama, aunque ese test varias veces no se pasa con éxito. Por ejemplo, cuando se lo ve a Glenn diciéndole a Daryl “lo lograremos juntos, pero sólo podemos lograrlo juntos” y uno se pregunta cómo demonios se le ocurre esa sólida frase cuando está al borde del desfallecimiento por la sed.

Por suerte, hacia la mitad del episodio llega el agua. Primero con la misteriosa –e inquietante- aparición de una cantidad enorme de botellas de agua en el medio de la ruta, con un enigmático mensaje “de un amigo”. Inmediatamente después, cuando todo el grupo está debatiendo si tomar el agua de esas botellas que podrían estar envenenadas, con la demorada y ansiada lluvia, que pronto se convierte en tormenta, con lo cual todos deberán tomar refugio en un granero cercano. Allí sí surge el espacio y el tiempo adecuado para la reflexión, para el ir asumiendo lentamente que hay que seguir adelante, para que Rick sostenga “es así como sobrevivimos, nos decimos a nosotros mismos que somos los muertos vivientes”, una frase memorable que podría funcionar como tesis general de toda la serie. Y para una escena triste y vital a la vez, con todo el grupo sosteniendo la puerta del granero contra el acoso de una horda de muertos vivientes que quieren entrar; todos juntos, encimados, los cuerpos pegados entre sí, empujando para el mismo lado, con las luces de los rayos y el sonido atronador de los truenos como telón de fondo estético, con evidentes connotaciones religiosas desde lo simbólico. Es una secuencia que habla sin palabras, sólo con los cuerpos, de la necesidad de agruparse frente al dolor, de realizar la catarsis y el duelo correspondiente a través del contacto con el otro.

Luego queda el tiempo justo para que Sasha y Maggie salgan a contemplar el panorama devastador que dejó la tormenta y contemplen el amanecer, diciéndose a sí mismas que sí, que van a lograrlo, certificando que el dolor no va a desaparecer como por arte de magia, pero que la convicción de seguir adelante continúa. Y claro, para la aparición de un tal Aaron, que dice ser un amigo y que quiere hablar con Rick. ¿Cómo sabe su nombre? ¿Qué quiere? ¿Cuáles son sus reales intenciones? ¿Está sólo o alguien más lo respalda? ¿Es realmente un amigo? Preguntas que tendrán su respuesta pronto, aunque Them sentó las bases con inteligencia –y hasta sensibilidad- para lo que viene.

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