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Un pase de gracia

poster grace cardTítulo original: The Grace Card
Origen: EE.UU.
Dirección: David G. Evans
Guión: Howard Klausner
Intérpretes: Michael Joiner, Michael Higgenbottom, Joy Parmer Moore, Louis Gossett Jr., Dawntoya Thomason, Rob Erickson, Kiana McDaniel, Taylor Ollins, Cindy Hodge
Fotografía: John Paul Clark
Vestuario: Lisa Byrd Thomas
Casting: Lisa Lax
Duración: 101 minutos
Año: 2010
Compañía editoria: BluShine


1 punto


Paso de tu pase

Por Mex Faliero

grace card unoCuando le comenté a mi compadre Rodrigo Seijas sobre Un pase de gracia (editada en dvd por BluShine) y el horror mezclado con vergüenza ajena que me había causado, me alertó sobre una posibilidad: que tras la película estuviera algún grupo religioso, ya que es muy común en los Estados Unidos que agrupaciones religiosas produzcan cine para propagar, de una forma más efectiva que los templos, el mensaje divino. Bueno, se ve que Seijas está más despierto o al tanto de estas cuestiones, ya que al averiguar sobre GraceWorks Pictures (“grace”, convengamos que lo mío no había sido muy perspicaz) me doy cuenta que es así: “Un pase de gracia es el proyecto debut de GraceWorks Pictures, que retrata las verdades del amor de Dios por todos los hombres y demuestra cómo el amor de Dios, a través de la obediencia de los creyentes ordinarios, puede vencer las barreras del prejuicio”, dicen desde la página de la productora. En fin, están ustedes avisados.

Es decir, la película es todo lo reaccionaria y moralista que uno espera de un relato con intenciones evangelizadoras, pero también es cierto que conocer el objetivo de la empresa que lo produce reduce el daño. Decididamente uno (ateo protestante como es) ya no la toma demasiado en serio, si es que en algún momento la tomó en serio. Por ejemplo, no es como la recientemente comentada Desafío sobre olas, que le adosa un innecesario mensaje eucarístico a una película que tenía que ser como mucho una insoportable enseñanza de vida. Un pase de gracia va por otros carriles: no nace como cine ni se precia de ser tal, sino que es mensaje en acción, en movimiento. En ese sentido no podemos despreciarla. Y, de hecho, tampoco es necesario agarrarla por ese lado: basta con ver la ridiculez de sus giros de guión para decir que se trata de una película torpemente manipuladora aunque graciosa por la energía evidente que le meten a un discurso tan básico.

El director es David G. Evans, titular de alguna congregación religiosa de Memphis (donde se filmó la película), y el reparto incluye a ignotos como Michael Higgenbottom y a otros más conocidos como Michael Joiner y Louis Gossett Jr. (con una carrera en caída libre). Lo curioso es que el guionista es Howard Klausner, el mismo de Jinetes del espacio, una de las películas más encantadoras de Clint Eastwood. En fin: tenemos a policía blanco problemático al que se le murió un hijo y a policía negro bonachón que además es pastor evangélico. Un pase de gracia intenta incorporar algunos elementos de ese cine urbano y oscuro (y Memphis está bastante bien incorporada a la historia, convengamos), pero sólo como disparador para lo que viene: la buddy-movie evangelizadora, donde el negrote bonachón le enseñará al blancón protestón a aceptar la gracia del señor, y donde el blancón protestón aparecerá en la vida del negrote bonachón para demostrarle, justo cuando le surgían algunas dudas, que Dios sabe por qué hace las cosas. El problema no es el mensaje, sino la torpeza con que es integrado al relato: hay padres que balean sorpresivamente a hijos, trasplantes de riñón cruciales, donantes que aparecen de la nada, asesinos del pasado que vienen a buscar compasión de sus victimarios, gente que aprende a perdonar en el último segundo. Y todos felices y contentos, como por arte del guión, cantando un domingo en la capilla del barrio. Una tontería que lleva, involuntariamente, a la risa gracias a la acumulación apresurada de lugares comunes berretas de su última desopilante media hora.

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