Por Daniel Cholakian
No podemos cerrar la cobertura a propósito de las 34ª jornadas de cine y video independiente organizadas por UNCIPAR, sin hablar de la maravillosa experiencia colectiva que es la exhibición de cortometrajes en la llamada Pantalla abierta.
Desde sus comienzos los organizadores de la muestra han decidido que todo el material recibido debe ser exhibido. Esto es sin dudas una muestra de amplitud y respeto hacia aquel realizador que, más allá de los juicios de valor que hagamos nosotros sobre sus obras, quieren mostrar su producción. Lo importante, y por ello lo destacamos, es que no se trata sólo de satisfacer al espectador mostrando nada más que los trabajos más interesantes, o satisfacerse como organizadores dado a sus jornadas un nivel artístico relevante, sino que la intención originaria fue crear un canal eficaz de exhibición de trabajos que, en muchos casos, no tienen otra oportunidad de ser proyectado ante el público. En algún momento, y por cuestiones de organización, se decidió seleccionar una cantidad de cortometrajes para la muestra competitiva nacional. El criterio de selección que se aplica es realmente amplio, si se tiene en cuenta que se exhiben en tal sección algo más de seis horas de material de corta duración. El resto de las películas, las no incluidas en esta categoría competitiva, se exhiben de todos modos en la Pantalla abierta, que tiene lugar luego de la proyección de la película principal de la jornada, alrededor de la 01:00. Esta muestra no competitiva se extiende cada noche durante algo más de tres horas.
Ahora bien, luego de tanta seriedad explicativa y justificación del esfuerzo de promoción de material por parte de los organizadores, es menester aclarar que las tres horas de proyección de estos cortos son un gran juego colectivo de entretenimiento, muchas veces a costa de los más patéticos cortometrajes. Al ingresar, minutos antes de comenzar las proyecciones, se reparte cotillón entre los espectadores, que son muchos y gritones, para hacer ruido, desaprobando o festejando (toda intencionalidad corre por cuenta de quien lo interprete) escenas particulares de las piezas expuestas. Poco importa si los cortos son pésimos, malos o regulares, todo lo proyectado será parte de este juego jocoso del público que grita, hace chistes (y los festeja). Habrá diálogos, réplicas y el famoso pedido de “FF” (por fast forward), cuando la película en cuestión sea definitivamente insoportable. Cabe aclarar que hay películas bien cuidadas y realizadas, aún cuando sus ideas sean sencillas y no alcancen a poder pensarse como pequeñas obras acabadas. Por momentos estas también son sometidas al juego del público, aún cuando se respeta más su propuesta y en general se pueden ver completas. Lo cierto es que lo que allí ocurre es un divertido juego colectivo donde, si bien los realizadores pueden verse dolidos por la dureza de algunos epítetos frente a su trabajo, lo que prima es la idea de construir un espacio colectivo de diversión. Por momentos este cronista imaginó viejos tiempos del cine, en los cuales el público participaba colectivamente de lo que ocurría en la pantalla con este tipo de intercambios a viva voz. Participar de ese momento de alegría que también tiene que ver con el hecho de la exhibición de películas, es una hermosa experiencia que vale la pena disfrutar. Salvo que uno sea realizador y su obra haya sido designada para la Pantalla abierta. En tal caso, quienes participan de las jornadas de cortos de UNCIPAR, saben que esa instancia es una posibilidad y deberán tomarla como un momento de juego y no como un espacio de crítica.
Cerradas las jornadas competitivas, el jurado compuesto por Santiago Loza, Simón Franco, Gabriel Patrono, Diego Frances y Sergio Langer consagró a Lo que haría, de Natural Arpajou, como el mejor de los cortos exhibidos en la competencia nacional. El segundo premio fue compartido entre Luminaris, de Juan Pablo Zaramella, e Implantación de Fermín Acosta.
Correspondió al mismo jurado seleccionar el grupo de películas que representará a la Argentina en el Festival UNICA 2012. Este es uno de los principales festivales internacionales de cine amateur, al que cada país participante envía un programa de cortos de 50 minutos. La representación de nuestro país surge de las jornadas organizadas por UNCIPAR. En UNICA se premia tanto a los cortometrajes individualmente, como al mejor programa nacional. Argentina ha conquistado este galardón en tres oportunidades, siendo la última en 2011.
La representación nacional para el UNICA 2012, ha llevarse a cabo en Bulgaria, incluirá a las siguientes películas: Lo que haría, Vine solo, Luminaris e Implantación.
Más allá de los premios principales el jurado otorgó menciones especiales a Gestación, de Alejandro Rath, y La puerta, de Cristina Nigro.
Hola Daniel, muy buena la cobertura. Felicitaciones.
Te hago una consulta, tenés idea cual es el tema del Concurso Georges Melies de este año que se anunció en el UNCIPAR?
Gracias!
Saludos.
Muchas gracias Mariano. El anuncio del concurso Georges Melies de 2012 quedó postergado hasta mayo, así que aun no hay nada al respecto.
Saludos, Daniel.