No estás en la home
Funcinema

Perderte otra vez

Dirección: María Rosa Frega. Texto: Emiliano Dionisi. Intérpretes: Emiliano Dionisi.Diseño de arte: Gabriel Bezus Espinosa. Vestuario: Clarisa García. Diseño de luces: Claudio del Bianco. Dirección acrobática: Gloria Villavicencio. Coreógrafos invitados: Luciano Cejas y Florencia BordoliniProducción general: Sebastián Ezcurra. Sala: Teatro Colón (Yrigoyen 1665)


Muy buena


Maravillas de la espera

Por Virginia Ceratto

Escribe Roland Barthes: “¿estoy enamorado? Sí, porque espero. El otro, él, no espera nunca…” y agrega, certeramente: “hacer esperar: prerrogativa constante de todo poder, pasatiempo milenario de la Humanidad”. Que alcance esta cita fragmentada para dar cuenta de la universalidad maravillosamente puesta en escena de Perderte otra vez, unipersonal interpretado y guionado exquisitamente por Emiliano Dionisi, espectáculo que marca el inicio venturoso de María Rosa Frega como impecable directora.

De eso se trata Perderte otra vez, de un hombre que espera al ser amado. Y todas las alternativas posibles -he escrito “todas”- que podamos imaginar (o recordar), se despliegan en clave poética y diversas disciplinas expresivas en esta puesta: en el marco de las músicas imaginables para cada una de las peripecias de la espera, Dionisi baila, juega, hace acrobacia, vuela. Conmueve.

Detrás, la mirada agudísima de María Rosa Frega como directora, en un debut que augura lo mejor en esta mujer de teatro que supo y sabe darnos idénticos resultados memorables como actriz. Y aquí un punto interesante: María Rosa no se jugó por lo que para ella es conocido, habitual, casi natural… Nacida en el under marplatense (El gritamemoria, Las divinas con medias), y consumada como intérprete en la merecidamente célebre compañía de Mariano Moro, Los del verso (y la referencia al nombre no es casual), no se dejó llevar por la seducción del paisaje conocido, sino que se animó a una puesta sin palabras. Como diría su personaje Azucena: “Qué ironía, ¿no?”. Y con este unipersonal -actuado, danzado y (en más de un sentido) volado-, deja a los espectadores simplemente mudos. De placer, de puro contentos.

Esta versión finísima de teatro físico rinde además homenaje a Chaplin, a Buster Keaton, con una impronta moderna que recupera la nostalgia de lo mejor y lo recrea con las diversas técnicas expresivas (teatro, danza, acrobacia), en una amalgama deliciosa que deja con ganas de más.

Sí, tiene razón Roland Barthes: “la espera es un encantamiento: recibí la orden de no moverme…”. Así, el público de Perderte otra vez quieto en la butaca, fascinado, pendiente.

En hora buena.

Comentarios

comentarios

2 comments for “Perderte otra vez