No estás en la home
Funcinema

MAR DEL PLATA 2011: sexo, acacias, colegas y divergencias

Por Mex Faliero

El hecho de haber programado ¡Vivan las antípodas! -y juro que no escribo más la palabra antípodas por el resto del festival- como primera del domingo, hizo que este crítico pueda descansar un poco más: ya la había visto ayer. “Qué me importa”, dirá usted. Y tiene razón. Así que vamos a lo nuestro, que es ver películas y comentárselas a ustedes. Aunque también contar un poco de aquello que rodea el encuentro, como el movimiento en las salas -que es bastante tranquilo, aunque masivo- y las charlas con colegas y especialistas que andan dando vuelta por la calles festivaleras.

El festival, entonces, arrancó el mediodía, con Graba, el film de Sergio Mazza que está en competencia internacional. Como ya lo he dicho en la cobertura de la competencia, se trata de un drama bastante intenso, que aborda la temática de aquellos que van a Europa a trabajar, pero tienen problemas laborales y de documentación, aunque el film echa mano de algunos lugares comunes, innecesarios para el tono distanciado que intenta construir, y va perdiendo fuerza progresivamente.

Sin embargo, en charla posterior con Daniel Cholakian, a él le gustó bastante, aunque tenía a favor que le habían interesado las películas anteriores de Mazza, como El amarillo. A Cholakian le resultaron muy atractivas las escenas de sexo, bastantes brutales y secas, desprovistas de erotismo o romanticismo. Hay algo de cierto en esto, aunque en mi caso las escenas me parecieron un poco forzadas y, también, algo demasiado estudiadas en su aparente despojo. Graba no me molestó, pero me resultó intrascendente.

Una de las películas argentinas que más premios internacionales ha ganado últimamente es Las acacias, de Pablo Giorgelli. Sin embargo, no se trata de uno de esos trabajos consensuados, ya que buena parte de la crítica la ha cuestionado fuertemente. Con esas dicotomías (iba a decir antípodas…) me acerqué al Auditórium para ver este drama sobre un camionero que tiene que trasladar a una mujer y su beba desde Paraguay hasta la Capital Federal. En primera instancia hay que reconocer que Giorgelli trabaja bien desde la puesta en escena ese casi único espacio que es la cabina del camión; también, que las actuaciones de Hebe Duarte y Germán da Silva, especialmente la de Da Silva, son notables. Además, hay modos actitudinales que son representados con una ventanilla que se baja o un paquete de cigarrillos que se revolea por ahí.

Sin embargo, hay algo en su andamiaje perfecto, en ese juego constante de buddy movie + road movie adormecida con litros de Abbas Kiarostami, que resulta demasiado pensado y en donde se ven los hilos de la estructura. Especialmente se nota en el personaje del camionero, que es hosco o simpático a conveniencia del guión, y que resulta un objeto de manipulación hacia el espectador. Bordeando cuestiones sociales fuertes vinculadas con la inmigración y los representantes de las clases medias y medias-bajas, Las acacias casi que termina siendo un cuentito romántico, dulzón, simpático, que no mira aquello que no quiere ver. Las acacias es un film inteligente, pero de esa inteligencia perversa. Viéndola, se entiende por qué ha ganado tantos premios festivaleros: muestra una realidad latinoamericana que bordea la miseria, pero lo hace con amabilidad y espíritu bienpensante, con un sentido for export.

Entre los colegas, decir que me he cruzado con Marcos Vieytes, que además de escribir -y muy bien-, anda por la ciudad como cineasta, presentando un trabajo en la sección work in progress. Se trata de KMPU, un documental sobre la figura del cineasta José Campusano con el que Vieytes está muy motivado. Admirador del creador de Vil romance y Vikingo, Vieytes decidió entrevistarlo y seguirlo a una manifestación en la que el director participó. La idea de Vieytes es transparentar algo del universo del realizador en su trabajo: desde ya que se enfrenta a un personaje singular, un tipo con varias aristas muy interesantes, si nos atenemos a la comparación entre el personaje y su cine. KMPU ya participó en otros festivales y, aquí, tiene la particularidad de competir contra un work in progress del propio Campusano. Suerte para el amigo Vieytes.

En el segundo día del festival, las cosas marchan bastante tranquilas. Si bien hay público en las salas, no es algo masivo y llegar hasta el cine no es algo tan complicado, algo que se viene repitiendo en las últimas ediciones. Lo que es un comentario de pasillo, es la evidente merma en el interés general por una muestra que demuestra algunos síntomas de agotamiento. De hecho, hay dudas sobre cómo va a decantar la creación de este consorcio entre la Municipalidad y la Provincia. Claro que saber esto, sería ejercer la futurología.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.