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“Tratamos de ser bastante humanas con los personajes, que es lo más complejo de la vida”

Por Daniel Cholakian // foto uno: Diario El Atlántico

El paso de Eugenia Sueiro por el 26° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata fue inconfundible. Su figura marcada por un embarazo avanzado y su rostro siempre protegido por lentes oscuros (estaba sufriendo una fuerte conjuntivitis) hacía que su presencia fuera notable. Eso mismo, y su voz calma, sus declaraciones claras y precisas sobre la película que acababa de presentar en la sección competitiva nacional, Nosotras sin mamá, le otorgaban a su personalidad cierta seriedad y distancia que la calidez de la obra insiste en desmentir. A su lado Vanesa Weinberg aún sin quererlo, era para este cronista la imagen amenazante de Amanda, su personaje en la película, de quien se temía un reproche, una demanda o un lamento. Con ambas sostuvimos este diálogo en el hall del Teatro Colón, donde se exhibió la película.

-¿Cómo se originó Nosotras sin mamá?
ES: Se originó a partir de la muerte de mi abuela Manuela, mi abuela materna, años atrás y de observar a partir de su ausencia cómo mi mamá y sus hermanos se relacionaban con esa perdida y los diferentes puntos de vista y recuerdos que tenían respecto de mi abuela. Eso me pareció sumamente fascinante, cómo cinco hermanos que se habían criados juntos, sentían de maneras tan disímiles a su madre. Me pareció sólido y me interesó particularmente ya que el vínculo entre hermanos se sella junto a las primeras impresiones de la vida, y considero que determina cuestiones claves de tu identidad y así jugás con identificarte o contra identificarte, y eso era algo que yo pensaba que podía ser una punta de iceberg que podía interesarme lo suficiente como para ser capaz de sostener en el tiempo. El cine, lleva mucho hasta que lográs contarlo, hasta que llega a la gente, entonces tenés que estar muy convencido, y sentir en el cuerpo la necesidad de contar esa historia. Así fue que se originó

-Vos haces una serie de elecciones estéticas como el encierro y cierta atemporalidad, se ve en el blanco y negro, en los objetos, en la pileta. ¿Por qué hacés esas elecciones?
ES: Primero porque la historia es absolutamente trivial y clásica, son tres hermanas, la madre se muere, se tienen que disputar la venta de la casa. Hay miles de obras de teatro y películas con esta temática, así que me gustaba armar un espacio atemporal. Es tan clásica la historia que me parecía interesante no pegarla a ninguna época. No quería anclarla con ningún momento en particular. Vos te tenés que sentir cómodo viéndola hoy, dentro de 30 años o dentro de 100. Me parece que más importante que el éxito, es la repercusión a lo largo del tiempo. El blanco y negro tiene que ver porque las tres están de luto, a partir de pensar que las tres están vestidas de negro, aunque tengan una malla o un solerito muy suave, enseguida me dio ganas de jugar con el blanco y negro, y no con colores y el negro de ellas que las recortase tanto. Además hay una escena donde hay sangre y de ninguna manera quería ver la sangre roja. Vuelve a lo mismo, le da un clima estático y universal. La gente de nuestra generación lo vincula con películas de hace tiempo. Y me parecía que en el vínculo que quería contar con tanta sutileza y tanto laburo fino de actuación, iba a concentrar mucho más la atención del espectador al hacer la película en blanco y negro. De hecho todas las áreas trabajan en función en que estés todo el tiempo mirando a las actrices. No hay un maquillaje, ni un vestuario o un elemento de utilería o de la luz, que te esté desconcertando y que no te permita fijar la atención en ellas.

-Los personajes son como máscaras, son prototípicos ¿cómo trabajaste en principio esos personajes?
ES: Yo quería que sean eso, personajes, que pudieras recortarlos con una tijera. Por eso le quise dar características claras para que el espectador las pudiera reconocer de inmediato. Por ejemplo, a Amanda le vive pasando todo lo que tiene que ver con la mala suerte. Eso se muestra de un modo literal pero es un concepto profundo sobre la idea que mucha gente tiene de su propia vida. Es así cómo a Amanda es a la única a la que mojan los vecinos, o le tiran cosas, porque ella está convencida que nada le sale bien. En fin, quería que enseguida reconozcas a los personajes, ya que las personas cumplimos roles, aunque no somos sólo los roles que cumplimos. De este modo poco a poco busqué que se pueda fijar la atención en cosas mucho más interesantes que pasan entre ellas.

-¿Y cómo fue como actriz entrar en el universo de esos personajes?
VW: Fue interesante el proceso de encuentro con Eugenia, Nora y Eugenia Guerty. Eugenia nos llamó para una primera reunión, y la segunda reunión la tuvimos muchos meses después, y muchos meses después nos encontramos nuevamente, y muchos meses después hicimos un primer ensayo, y hablo de que hubo un nacimiento donde no había una panza, después había una nena, y eso también marcó una cosa casi de familia. Casi como de hermanas grandes que nos veíamos cada tanto. Nos encontrábamos y nos contábamos lo que pasó en un largo tiempo que no nos habíamos visto. Me parece que eso construyó una relación como de hermanos, que fuimos teniendo en ese espacio todas juntas, porque no era que yo me encontraba con una o con otra, nos encontrábamos las tres, o mejor dicho las cuatro, con nuestra “mamá” que es Eugenia Sueiro. Me parece que eso ayudó a construir ese vínculo de hermanas.

-¿Cómo fue armar en el rodaje tu personaje, que es un tanto avasallante, que tiene tanta expresividad?
VW: Amanda es un personaje un tanto pesado, muy demandante, que cree que tiene derecho a que le den, porque ella no tiene suerte y no tiene dinero, entonces “vos que la tenés, dámela”. Dentro de lo que podía hacer para no juzgarla, porque conozco gente así, trataba de defender lo que a ella le pasaba. Igual siempre te pasan cosas con los personajes. Por ejemplo Amanda tiene algunos rasgos parecidos a mi madre. Por momentos me resultaba fuerte hacerlo, y me peleaba y pensaba “no lo entiendo”, no me fue totalmente sencillo y no fue que simplemente se deslizó Amanda. Tenía que aguantarla a ella. Hice lo posible por aguantarla y llevarla adelante lo mejor posible, y queriéndola hasta donde podía quererla

-Vanesa refirió a la valoración sobre los personajes, sobre el juicio. Ahora que ya hubo algunas exhibiciones, ¿el público te hizo alguna devolución juzgando o valorando positiva o negativamente a alguno de los personajes?
ES: No, me parece que no.

VW: Es muy humano cómo los vieron.

ES: Me parece que los acepta. No hubo valorización, ni jerarquización. Ni dijeron “Huy qué mala, o qué buena”. De hecho un par de personas que la vieron antes, dentro de todo el proceso, me contaban que de pronto estaban con una, pero de pronto entendían a la otra, como que iban salpicando y comprendiendo los distintos puntos de vista. Es como dice Vane, tratamos de ser bastante humanas con los personajes todas, y me parece que es lo más complejo de la vida. Entender que hay algo que detestás del otro, pero también algo que amás, y que nada es tan categórico como decir es blanco o negro.

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