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“En mis trabajos siempre dejo en claro mi punto de vista”

Por Gabriel Piquet y Mex Faliero / Fotos: David Pafundi

Mosconi es un documental que retrata lo que ocurrió en el norte argentino con la entrega de la explotación del petróleo a empresas multinacionales durante la década de 1990, pero desde el después, desde las consecuencias que generó en la sociedad y cómo la gente tuvo que agruparse en cooperativas de trabajo para poder subsistir. Trabajo precarizado, contaminación medioambiental y problemas de salud para la población son algunas de las causas más notorias que hubo que lamentar. Este trabajo se centra entonces en la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) y especialmente en José “Pepino” Fernández, uno de los líderes de la revuelta social, que protagonizó varios cortes de ruta y que sufrió en varias oportunidades la represión de las fuerzas de seguridad -aunque “la represión sigue siendo la misma”, considera la directora-. El documental se puede ver a partir de hoy en el Espacio INCAA KM 0 – Cine Gaumont (Rivadavia 1635; Capital Federal).

Lorena Riposati, la directora de Mosconi, charló con FANCINEMA durante su paso por Mar del Plata, cuando presentó el film en el último Festival de Cine Independiente (MARFICI). La realizadora habla de Mosconi como una especie de continuación de Yaipota Ñande Igüi -queremos nuestra tierra-, su anterior obra que también reflejaba hechos ocurridos en el norte argentino. Inmersa en un proyecto que tiene mucho de cinematográfico y de periodístico, su película reflexiona sobre los movimientos sociales, su realidad, su destino más allá de la presencia de algunos líderes, y la vinculación que tienen con los jóvenes. Pero, más interesante, le incorpora a la temática una mirada femenina, que está más atenta a los detalles: “es una película que está filmada en el norte de Salta, y si bien no soy salteña, conozco la comunidad y me interesa la temática”.

-¿De qué manera llegaste a este proyecto?
Conocía la problemática de Mosconi, en capital los grupos de izquierda que están comprometidos con movimientos sociales conocen lo que fueron los cortes de ruta, así que había información. Cuando hicimos el preestreno de Yaipota Ñande Igüi -queremos nuestra tierra- fuimos a Mosconi y la proyectamos ahí, donde conozco a muchas personas. Un amigo me pasó el teléfono de gente de la zona, que era la que tenía relación con las comunidades. Así que dimos una vuelta por ahí, se generó una relación interesante entre los integrantes de la comunidad y los caciques, fue un encuentro que estuvo bueno. Pero ellos no sabían que tenía este proyecto en mente. Eso fue en julio de 2006 y al año siguiente me interesaba hacer algo sobre Mosconi y empecé a buscar información y a contactarme con la gente. Viajé al lugar y entre enero y febrero de 2008 surgió la película, más allá de la idea original que tenía. Mi intención fue buscar el lado humano: qué hace esta gente para luchar desde su lugar de desocupado. Finalmente el proyecto salió por la vía digital del INCAA que permite a los independientes hacer documentales de bajo presupuesto para televisión.

-¿Cómo se eligió tu guión en el INCAA?
Hay un jurado de seis personas que no tienen relación directa con el INCAA, quienes a su vez son elegidos por un grupo de documentalistas. Cada asociación elige una persona para el jurado. Supuestamente son diez películas cada tres meses. El guión que presenté fue bastante similar a lo que quedó finalmente, aunque nadie va a andar corroborando después si lo que vos hacés es lo mismo que presentaste. No conozco que haya habido ningún tipo de freno con alguna de las películas que se han presentado.

-Se nota en Mosconi que hay una mirada de mujer. ¿Fue algo buscado?
Sí, lo había pensado cuando hice la investigación anterior: con todo lo que había leído, me hablaban de las mujeres piqueteras, entonces había pensado que podía darles un lugar. Durante el primer viaje conocí a Mary y todo el mundo me hablaba de las cinco mujeres piqueteras. Luego conocí a Inés y Rosa Torres, que todos llaman las “Torres Gemelas”. Con ellas tres fue con quienes más relación tuve.

-¿Tuviste algún problema con la petrolera a la hora de filmar?
Lo que pasa es que tampoco es tan feroz la crítica que les hago. Todo esto tiene un trabajo judicial, hay una abogada que viene trabajando mucho en los movimientos, ya hay mucho publicado. En realidad lo que está corroborando esto es una imagen que ya existe. No nos estamos metiendo en propiedad privada, estamos en un lugar público. En mis trabajos siempre dejo en claro mi punto de vista.

Una de las cosas que marca Riposati durante su trabajo es que los integrantes de la UTD no están muy conformes con la denominación de ‘piqueteros’ que se les da oficialmente: lo que intentan demostrar es que el piquetero es una persona. Incluso hacen como un desprestigio de los cortes de ruta actuales, dicen que no sirven, que lo que sirve es el corte de acceso. Aunque ellos salen a veces a cortar la ruta cuando meten en cárcel a ‘Pepino’, hay como un cierto desprestigio. Pero durante los cortes de ruta de 1997 al 2001 la gente se pasaba días enteros ahí. Ellos tratan de resaltar que no son ignorantes, sino que son gente capacitada. Las capacitaciones que hacen tienen un concepto productivo, tienen como un objetivo, una finalidad y una capacitación.

-A pesar de las protestas se les hace difícil generar un desarrollo de los proyectos.
“Pepino” constantemente está generando nuevos proyectos para que haya gente que pueda trabajar. La zona de Mosconi nació con YPF, la empresa se fue, quedó mucha gente capacitada con la industria petrolera. Ellos recibieron un dinero y con ese dinero armaron remiserías, y al poco tiempo se quedaron sin dinero. No hay trabajo, lo único que se puede conseguir es en una empresa nueva que pueda llegar. Entonces hacen proyectos productivos que se retroalimentan con la plata que ingresa. Las mujeres juntan botellas y después ven cómo hacer para ubicarlas. El que mejor funciona es el de la madera muerta. Si bien no consiguieron que las empresas dejen de desmontar (se sigue desmontando igual a pesar de la ley) para juntar caña y soja, cortan los árboles y los queman. Entonces lo que lograron es que en vez de quemarlas les den la madera a ellos, que luego la venden. Consiguen todas las maderas posibles y las venden al mismo precio que se consigue en el mercado. El resto de los proyectos, unos funcionan mejor que otros. Por eso muchos se terminan vinculando con las empresas de la zona, y más allá de que tengan un patrón y jefes, prefieren eso a un proyecto personal o propio.

-En la actualidad ¿qué clima se respira cuando se da un corte de ruta?
La represión sigue siendo la misma. Lo único es que cuando hacen los cortes de acceso, lo ven venir a “Pepino” y le tienen miedo. Lo conocen. Pero hubo casos en 2006 donde habían organizado una movilización contra Sony y los fue a reprimir la Gendarmería. En esto tiene relación tanto la Provincia como la Nación, porque si hay un juez nacional que da la orden de desalojo, es una orden nacional. Igualmente la represión de 2001 fue la más violenta, en ese momento confluyeron diversas fuerzas. Por lo que me han contado no hubo casos extremos, pero sí represión como en 2006 y siempre te hablan de las cinco represiones. Hubo otros cortes de ruta, pero esos quedaron como los más violentos. Se metieron en las casas, se metieron mucho con el pueblo.

-¿Los jóvenes qué opinan?
Omar, el único pibe que aparece en el documental, dice que de alguna manera si consigue un trabajo mejor pago se va a otro lugar. Hay algo que no incorporé en el documental, es otro proyecto que es de separación de porotos. Lo hacen las chicas y una de ellas dijo que prefiere quedarse ahí. Pero no se puede mostrar todo, si no hay que mostrar 50.000 proyectos productivos. Que en realidad los hay porque hay mucho, y cuando llegás a conocer cómo funcionan es asombroso.

-Siempre se termina generando conflicto con cómo se da el funcionamiento en estas organizaciones.
Son un movimiento social que de alguna manera uno quiere que la gente participe más y que no haya un líder bien preciso, que en este caso es José “Pepino” Fernández. Pero si no está el referente, no se sabe bien qué puede pasar. Esa es la pregunta que todos nos hacemos. En estos grupos siempre surge de manera interna cómo debería ser el funcionamiento: que todos somos iguales, que es horizontal, que haya una cabeza principal, pero que eso es muy autoritario. Se pelean y recontra pelean. Lo que vi con “Pepino” es que este tipo ni lo piensa, dice que hay que ir a determinado lugar y va. No hay mucha gente como “Pepino” que no se quiebra cuando le ofrecen mucha plata. Vive en una habitación con un colchón. El va, pone el cuerpo y no busca laburo para él.

-¿Y los demás por qué no se mueven?
Me han contado situaciones de pibes a los que les consiguen un laburo por fuera, los pibes entran, van a la UTD y se afanan las maquinarias. Literalmente. Se quedan sin puesto de trabajo, pero no los sacan cagando, las puertas son abiertas para todos. Igual te da un poco de bronca. Y al mismo tiempo tienen estas situaciones, que tienen que lidiar con los pibes que van todos los días a conseguir trabajo. “Pepino” está desde las seis hasta las doce de la noche, sin parar.

-¿Cómo siguen adelante con esto?
Pasa que ahí hay mucha gente que está realmente capacitada. Todos tienen mucha experiencia, vienen de haber trabajado en YPF. Y eso lo sabe muy poca gente. Ellos capacitan desde esa experiencia a pibes que no saben nada. Por ejemplo, el proyecto viviendas, del gobierno, que hace como años que estaba parado y ellos en seis meses lo armaron y ya está. El problema es ¿a quiénes le dan esas viviendas? Con estas cosas tienen que convivir todo el tiempo.

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