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“Me relaciono con el mundo a través de las imágenes”

Por Gabriel Piquet y Mex Faliero / Fotos: David Pafundi + archivo

Seamos sinceros, cuando a gente como nosotros nos hablan de videoarte, salimos corriendo: somos gentes sencillas, sin mayores pretensiones. Por decir de una manera, somos gentes narrativas. Es por eso que resulta importante encontrarse con un tipo como Gustavo Galuppo, alguien que a través de trabajos como Yo Duras, Fedra o la desesperación o Días enteros bajo las piedras ha transitado un camino muy personal del video arte, aplicándose muy fuertemente a la técnica del found fotage, la cual permite recuperar viejas imágenes y darles un nuevo significado. ¿Por qué está bueno cruzarse con alguien como Galuppo? Porque nos permite descubrir que detrás de esos trabajos que uno supone crípticos, hay alguien sencillo y que tiene una definición muy precisa del lugar desde donde encara su obra: “si bien trabajo con el video arte, yo vengo del cine. Planteo el video desde un gusto cinematográfico”.

Galuppo estuvo en Mar del Plata durante el último MARFICI, donde FANCINEMA tuvo la suerte de entrevistarlo. El motivo de su visita (un habitual del Festival Independiente) fue la presentación de ¿Qué sois ahora?, un documental sobre Pequeña Orquesta Reincidentes, película que codirigió junto a Mariano Goldgrob y que se vio también en el BAFICI. Y película, además, que le permitió acercarse a una de sus pasiones, la música, y también permitirse trabajar en colaboración con otro realizador: el rosarino reconoce que le cuesta mucho trabajar con otras personas, que está acostumbrado a hacerlo en solitario. Pero, además, este documental lo llevó a bucear en el después de la ruptura de Pequeña Orquesta Reincidentes, una de sus bandas preferidas del rock nacional. El film, que se verá el próximo domingo 28 a las 17:00 en la Sala Nachman (Boulevard Marítimo 2280) dentro del ciclo de cine nacional, es un apasionante viaje al interior de una banda que estaba separándose, las divergencias entre sus integrantes y un relato que evita los lugares comunes del documental con entrevistas.

Como decíamos, a Galuppo le gusta mucho la música y, de hecho, participa activamente: en el pasado tuvo una agrupación llamada Vera Baxter, y en el presente integra Navío Noche, de la que se pueden escuchar algunas cosas en el sitio www.malditasuertediscos.blogspot.com. Por eso, se permite también hablar sobre la escena de la música independiente nacional y decir que junto a un grupo de gente “estamos tratando de hacer un circuito con bandas de La Plata y oficializar un sitio donde bajar los discos. Pero siempre es muy difícil de hacer y uno anda en mil cosas a la vez. En mi caso no le dedico toda la energía. Pensando en una estructura de sello independiente debería haber alguien que se ocupe de eso, que haya apoyo institucional. Pero desde ya que no existe”.

-¿Conocías a Reincidentes cuando arrancaste a trabajar en el documental?
Desde el principio. Los conocí con el segundo disco. Me los recomendaron y me partieron la cabeza. Los empecé a seguir siempre. Tuve contacto con ellos y de hecho uno de ellos era de Rosario. Cuando se separaron, algunos de ellos tocaron con mi banda.

-¿Con Mariano Goldgrob cómo se conocieron?
Fue en un Festival de Mar del Plata de 2008. Yo era muy fanático de la banda y empezamos a laburar el material. El trabajo conjunto se dio de una forma más o menos natural. El guión fue entre los dos y la idea era trabajar todo juntos. Se dio que Mariano hizo más las entrevistas, yo adelantaba el armado del relato, y después nos juntábamos a editar. Fue un trabajo de años, constante, de dormirse editando.

-¿De dónde salieron las imágenes en súper 8 que se ven?
Algunas son propias de Mariano. Otras, registros que no fueron hechos para esto, que tenían de antemano. Desde un principio la idea era trabajar con imágenes sólo de archivos, y recibimos las que ellos tenían. Fueron muchas horas de edición.

-No recurrieron al busto parlante. Eso puede ser arriesgado para un público que no conozca mucho la banda o de lo que se está hablando.
Esa fue la idea inicial, construir un entramado de voces anónimas construyendo esa historia en torno a la historia de Reincidentes. No queríamos identificarlos. Lo interesante es que comenzamos a incorporar gente como Alfredo Rosso, como Palo Pandolfo, que hablan desde un lugar. Ahí se produce el problema de algunos de no identificar desde dónde están hablando. Fue una decisión importante la de sostener esa idea: era o darle esa información al espectador o sustraerla. Pero nos jugamos por esa línea.

-¿Qué clima notaste en los integrantes de la banda respecto de la desaparición del grupo? ¿Había algunos que estaban más dolidos que otros?
Había dos de ellos que se notaban mucho las diferencias. Nosotros empezamos con el documental cerca de la separación y están en un proceso, algunos no tenían proyectos nuevos y tenían diferencias a la hora de atravesar esta instancia. Su ruptura fue algo muy silencioso y hubo gente que se quedó esperando el próximo show de Reincidentes.

Una de las características que tiene la obra de Galuppo es la recurrencia a la técnica del found fotage. ¿Qué sois ahora?, pues, es evidentemente una obra suya, puesto que tiene su ADN de imágenes que estaban por ahí y encontraron su destino en este documental. Para él no se trata sólo de una técnica, sino que además es una toma de posición respecto de cómo entiende el cine, algo que se puede descubrir al observar las imágenes sobre las que juega. No de gusto, dada su formación clásica, aparecen por ahí imágenes de El hombre quieto, algo que conecta también con su gusto por los géneros puros y el disfrute de cosas que para determinados círculos intelectuales puede ser pueril, como por ejemplo cierta serie de televisión llamada Fringe.

-Sos un activo practicante de la técnica del found fotage.
Ese trabajo, que es la progresión de la catástrofe, es importante. Desde hace 11 años que trabajo esa técnica. Pueden ser imágenes familiares o sobre la historia del cine mudo y clásico, a las que reelaboro. En general eso lo hago para incorporarlas a trabajos en donde las pongo en relación con registros de mi cotidianeidad, imágenes propias que registro con dispositivos de baja resolución. Pongo en relación esas imágenes con mi vida cotidiana, con mi pareja, mi hija, la relación amorosa. Vinculo lo amoroso con la relación con el cine. Trabajé un ciclo sobre Marguerite Duras y quise ponerle un cierre porque tengo un vínculo muy fuerte con su obra. Lo abordé directamente en Yo Duras, que era un poco contarme a mí mismo haciendo una falsa biografía y a la vez hacer un autorretrato. Pero acá dije “terminé”.

-¿Y cómo pensás esas imágenes en relación al público?
Siempre pienso en eso. Pero a partir de mi intimidad, porque a nadie le importa quién soy, quiero hablar de cosas más generales como la relación amorosa, la dificultad de sostener los lazos amorosos, abordar ese tema desde mi experiencia. Experiencia en la cual las imágenes en el cine tienen mucho peso, y empecé a ver que me relaciono con el mundo a través de las imágenes. Siempre están las imágenes en el medio y son un anclaje con el mundo. Empecé a trabajar eso, el cotidiano, el cine como una muralla que separa el mundo de uno.

-¿Cómo se maneja en estos casos el tema de derechos de autor?
No uso imágenes que pasen de los años 60’s. Clásico mudo y el primer cine moderno de Resnais, Godard. No por derechos, porque no lo pensé ya que mis trabajos nunca van a pasar al circuito comercial. Lo pienso como una posición. También las imágenes con tecnologías no tan de última, más experimentales, dispositivos que no son legitimados. Y el found fotage tiene algo de ilegalidad, nunca un trabajo de estos podría acceder al circuito comercial. Creo que es importante, más allá de lo que significa para el montaje, el sentido que uno le puede dar a las imágenes.

-Hasta este documental ¿nunca trabajaste con otros directores?
No, ni me interesa hacerlo.

-¿Y con ¿Qué sois ahora? cómo hiciste?
Es que estoy proponiéndome hacer una experiencia. Fue una primera, fue muy bien. Ya tener que compartir, porque no era yo solo tomando las decisiones, fue importante. Si bien éramos dos, ya fue un pasito. Aunque me cuesta mucho, ahora estoy trabajando en algo de a tres, estamos guionando una serie televisiva de género fantástico. Estamos contentos con esto. El material es propio, anda dando vueltas La invención de Morel, mucho animé, David Lynch. Series actuales como Fringe. Es personal, pero tiene que ver con cosas que hemos visto.

-¿Harías algo vinculado con el cine de género?
Sí, aunque tengo una dificultad: tal vez construí mi estética desde las dificultades. No dije desde un principio “voy a hacer found fotage”, sino que junté mis posibilidades y desde ahí me construí. Mi interés es hacer cine narrativo, más allá de lo experimental de la Nouvelle Vague. Mi formación teórica en un principio fue cine clásico, mudo y norteamericano. Cuando descubrí a Godard llegué a otros cines. Pero tengo una relación con el género, especialmente con el terror y el fantástico.

-¿Viste algo de lo que se está haciendo en la Argentina?
No, no he visto nada. Pero son cosas pendientes que tengo. En estos momentos estoy trabajando con un guión, que va con el fantástico. Pero tengo un problema para llevar estos trabajos y es que no estoy acostumbrado a trabajar en equipo. Me cuesta mucho compartir esto, exponer esto, ya que además trabajo siempre con mi intimidad.

-Cuando le hablás a la gente del video arte de Fringe te deben mirar de costado…
Es que yo no tengo mucha conexión. Si bien trabajo con el video arte, yo vengo del cine. Planteo el video desde un gusto cinematográfico, creo que ahí hay una diferencia grande entre la gente que viene del cine y la que viene desde otra disciplina donde todo vale. La estética audiovisual tiene una historia que viene con la historia del cine, no se puede hacerlo sin saber eso. Eso es lo que me separa de la gente del video arte, pero yo pienso desde el cine.

-Del cine de los últimos años ¿qué te gustó?
Una que me rompió la cabeza fue la última de Scorsese (NdR: La isla siniestra). Hacía rato que no veía algo que me volara la cabeza, con temas muy habituales como los giros finales. Les pasó el trapo a todos. Por ejemplo Fringe tiene esa estructura narrativa, cosas que del cine de género pasaron a la televisión. Veo una película como El origen, que me pareció horrenda, y veo Fringe y las da vuelta a todas.

-Tiene homenajes al film noir…
Tiene unas libertades muy importantes, el trabajo dramático del personaje de Walter Bishop que lo pone al espectador en un lugar muy jugado. El guión es una máquina. Por ejemplo Lost, en la segunda temporada la abandoné, me parecía que nada iba a cerrar nunca. Es fácil el recurso de “hoy pasan 400 vacas volando”, pero en la segunda temporada me agotó.

-De Fringe ¿te atrapa lo clásico o lo otro?
Las dos cosas. A mí me gusta mucho el relato clásico. Fringe lo recupera, pero a la vez con elementos nuevos. Sigue siendo clásica, pero reelaborando. Llevando a otro punto lo que hace Scorsese con La isla siniestra.

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