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Kung fu panda 2

Título original: Kung Fu Panda 2
Origen: USA
Director: Jennifer Yuh
Reparto: : Jack Black, Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Seth Rogen
Guión: Jonathan Aibel
Fotografía:
Montaje: Maryann Brandon, Clare De Chenu
Música: Hans Zimmer, John Powell
Duración: 90 minutos
Año: 2011


7 puntos


Dame piñas, dame dame piñas

Por Mex Faliero

Dentro de la escudería Dreamworks, Kung fu panda había sido un producto por demás interesante: se abandonaba el gag referencial a la cultura pop al estilo Shrek, se construía personajes atractivos, había interés por contar una historia y, sobre todo, la apuesta era muy fuerte por la acción y la aventura, convirtiéndose en una gran película de artes marciales, con todos los tics del subgénero hombre-común-descubre-sus-poderes -aunque en este caso habría que decir oso panda común- reelaborados en plan slapstick de cartoon. Debido al éxito de aquella primera parte, era evidente que la compañía de cine de animación iba a intentar repetir la fórmula, y por lo que se dice serán seis las películas protagonizadas por Po y los furiosos guerreros que intentan defender la tradición del kung fu. El estreno de esta segunda parte, dirigida esta vez por Jennifer Yuh, confirma virtudes de la primera y comienza a mostrar algunas limitaciones de la propuesta: en ese sube y baja, Kung fu panda 2 gana porque refina su estética visual, aprovecha muy bien (como pocas películas lo han sabido hacer) las posibilidades del 3D, y porque se desboca definitivamente hacia la acción sin frenos.

Kung fu panda 2 demuestra desde el comienzo un descrédito a la fórmula clásica. Si uno recuerda, sagas como Volver al futuro o Indiana Jones (muy respaldadas en las formas tradicionales del relato episódico) avanzaban con mínimas modificaciones del original, complejizando o aumentando donde debían, pero manteniendo la claridad narrativa por sobre todo (algo que Spielberg intentó mantener por ejemplo con El mundo perdido, aunque fallidamente) y justificando las continuaciones en el placer por la aventura cada vez más grande. Sin embargo, al igual que sagas recientes como Matrix o Piratas del Caribe, Kung fu panda 2 intenta justificar sus continuaciones a partir de complejizar la psicología del protagonista, como si los personajes no fueran lo suficientemente interesantes como para sostener la aventura por sí solos y hubiera que incorporar conflictos (un ejemplo actual y contrario es Toy story, donde siempre la aventura está por delante de lo que les pasa a sus personajes y la reflexión sobre su tema estaba presente desde el primer fotograma). Esa desconfianza de Kung fu panda 2 en el relato queda evidenciada en que sus 90 minutos parecen justificarse por el último plano, uno que revela información fundamental para la tercera parte. Antes que eso, vimos un film entretenido, que repite un poco la fórmula anterior aunque con un placer por el vértigo que se agradece. Y precisamente la palabra “vértigo” es importante aquí, es la que termina salvando a Kung fu panda 2 de la rutina y la que lucha palmo a palmo con su carácter de película subsidiaria de la saga.

En el film, hay un pavo real que quiere destruir el kung fu por medio de la utilización de la pólvora y las armas. Hay una lucha entre tradición y modernidad, algo que es muy caro al cine asiático. Pero ese pavo real tiene una importancia mayor, no tanto como personaje sino como generador de sentido: fue quien en un pasado atacó la aldea donde vivían los padres de Po y puede haber sido el causante de que el héroe se haya convertido en un huérfano adoptado por un ganso. Y este es precisamente el conflicto central del film: Po, ya convertido en un héroe, enfrentado a una situación que lo pone a querer descubrir de dónde viene, cuáles son sus orígenes. Es esta línea argumental, que funciona bien desde lo narrativo y sirve de puente entre las secuencias de pura acción, la que demuestra la intención un poco forzada de los creadores por dotar a esta saga de un peso dramático que, evidentemente, creen que es necesario para justificar el producto.

En lo positivo, la película de Yuh se define desde un comienzo como una de acción, trepidante y emotiva, que además aprovecha estupendamente las posibilidades del 3D en lo que tiene que ver con la profundidad de campo o con la proyección de elementos sobre el espectador. Y en el terreno de la animación, resaltar los diversos registros elegidos, con lo digital para la narración en tiempo presente, la animación tradicional para los flashbacks y lo más experimental para un prólogo estupendo que nos pone en situación. Como aquella primera aparte -y esto es lo que hace muy bien la película-, Kung fu panda 2 es una de piñas y patadas vertiginosa, graciosa, creativa, estupendamente coreografiada, que se sostiene además desde un concepto visual muy bello y preciosista, con tonos pastel que refuerzan la calidad de cuento tradicional que se esconde en sus poros. Aquí sí se hace presente el sentido de saga clásica, engrosando las secuencias de acción, buscando más y más la cima en cuanto a ritmo y movimiento. En ese sentido, la película es perfecta y se sigue con total devoción. Pero en sus vaivenes, Kung fu panda 2 encuentra otros límites: por ejemplo, la comedia ya no funciona en los mismos términos que en la primera. Es decir, si Po es ya un héroe, resulta incoherente que por momentos se lo muestre como un gordo perezoso para acto seguido verlo rematando villanos a piñas como un Chuck Norris peludo. También es evidente que el relato se centra tanto en Po, que los demás personajes (que son muchos) pierden total interés para el espectador y se convierten en relleno. Con sus más y sus menos, Kung fu panda 2 es un gran entretenimiento cuando decide ser una furiosa bola de colores que fusiona la comedia con la acción, y un film rutinario cuando opta por darle dimensiones a una saga un poco errante, por medio del drama paterno-filial.

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