Estallando desde el océano
Por Gabriel Piquet / Fotos: David Pafundi
Hay que comenzar a ver con buenos ojos que el arte en Mar del Plata se esté moviendo. Dentro de ese gran contexto (pintura, cine, poesía, por nombrar algunos) la música está llevando la delantera. A la muy buena idea de realizar jam sessions los martes y jueves en un bar de la ciudad por parte de la ICM (Improvisación Colectiva Marplatense), en las que músicos relacionados con el ambiente se juntan a tocar con muy buena convocatoria, ahora podríamos sumarle este festival desarrollado el pasado fin de semana, una gran idea que tuvieron las bandas que giran alrededor del sello Desde el mar.
El Festival Desde el mar constó de tres días en el que varias bandas locales, más un par de Buenos Aires y otra de Miramar, nos mostraron un poco de qué va la cosa y hacia dónde se perfila parte del sonido de la ciudad. Vale aclarar que sólo pudimos concurrir a dos de las fechas, por lo que quedarán afuera de la reseña Tantra, Venus de Milo y Kirlian.
DIA UNO
El Teatro Santa Fe es un punto bastante céntrico de nuestra ciudad, buenos augurios para que la gente se acerque. Charlando con amigos hablamos de lo mismo: la impuntualidad tanto del evento como del público. Se anunciaba a las 21:00 y recién arrancó a las 22:15. La gente fue colmando la sala, pero terminaron de hacerlo cuando empezó la primera banda, Las torturas ninjas (Miramar). El tema de la impuntualidad es algo no menor, ya que este público no haría lo mismo en un recital de algún artista nacional consagrado o con uno internacional.
Ahora sí, luego de esta pequeña queja (público y evento incluidos), hablemos de las bandas.
Las torturas ninjas son un cuarteto compuesto por dos guitarras, una bajista (un dato interesante es que en muchas de las bandas del evento participan mujeres) y un baterista que a su vez es cantante. Los audiovisuales de fondo muestran militares desfilando. El primer tema los nota un poco tensos y no se logra entender bien al cantante, la guitarra me recuerda al sonido de Skay Beilinson en los primeros dos discos de Patricio Rey y Los redonditos de ricota, aunque la banda de Miramar no propone nada parecido en lo musical al combo de los de La Plata. Es en el tercer tema en donde ya más sueltos logran demostrar su buen manejo para los climas sonoros, en alguna parte esa misma canción se escucha al cantante decir “ya no aguanto más todas tus locuras”. Pasará el único tema que el baterista presenta por su nombre: Un día Silvia se compró una remera de Metallica (este fue uno de los errores de muchas de las bandas del evento, subsanado por Luzparis y Simmur, quienes en sus proyecciones en la pantalla de fondo presentaban el nombre de los temas), canción que reposa en climas y que el cantante acompaña con una frase que dice “Silvia va sola hasta el mar”. En casi todas las bandas está el imaginario del mar en sus letras dando vueltas, reforzando lo que parece ser un punto en común para varios artistas del sello. El show de Las torturas ninjas termina, fue el más corto de ese día.
La segunda banda fue Silent (liderada por Leo Ferro) y resultó la grata sorpresa de este primer día con un músico en escena que es acompañado por percusión, bajo, violín y un sintetizador. Silent logra texturas sonoras más que interesantes y tiene un registro de voz amplio que le permite jugar en los estribillos. En la mitad de su set realiza un interesante cover de Massive Atack (Safe from harm) del álbum Blue lines. En un momento sólo con su acústica toca un tema instrumental con aires de música celta. Para ir despidiéndose, hacen un tema que tranquilamente podría haber pertenecido a la movida Manchester (Stone roses, Inspiral carpets) en donde una marcada percusión le da ese groove que pone el tema bien arriba: “mis manos hablan”, dirá en un momento de la letra y no sólo las manos, sino los pies de gran parte del público que acompaña marcando el ritmo.
Es el turno ahora de Luzparis, la única banda junto con Alfonsina que habia escuchado antes. Una voz de azafata con un pronunciado acento español nos invita a una “experiencia sónica, sensorial” y arrancan con su tema que da nombre al nuevo disco Tierra de conejos. Recorreremos los temas: Río Negro; Mil Zombies contra mil robots (con imágenes de un anime que no reconocí, de fondo), Evitando la caída (que tiene un final tan potente que varias de las bandas de trash metal envidiarían), La calma (el único tema que se me volvió demasiado extenso) y tendrán su punto más alto con la cuenta regresiva de la apertura de la serie Thunderbirs creada por el gran Gerry Anderson, que les servirá para arrasar con ese tema que no por nada se llama El huracán. Cerraron con Miami 275 y el bis a pedido del público será el único tema cantado de este show de Luzparis.
DIA 2
Llegué sobre la hora, pensando que serían más puntuales, pero la gente estaba en el hall del teatro esperando. Hubo un agravante, afuera llovía torrencialmente y no estaba bueno para charlar en la calle como el día anterior. Pasamos a la sala y la espera se alargó por problemas con el proyector, la gente estaba distendida y no le molestaba esperar. Solucionado el problema, apareció en el escenario Alfonsina: son seis integrantes, una percusionista que toca el cajón peruano, dos guitarras electroacústicas, una eléctrica, sintetizador y un bajo. El primer tema fue un tex-mex, con un ritmo alegre que recuerda algunos temas de Babasonicos. El cantante le agrega gracia tocando una melódica, y escuchamos decir “allá en el rancho grande, allá donde nací” para terminar de dar una idea que se remite más a Texas que a Mar del Plata y el mar. El cantante de Alfonsina (Emiliano Montani, quien es además parte de la organización del evento), pide disculpas al público por haber empezado tarde el show.
Quizás junto con algunos momentos de Silent, Alfonsina es la banda que más se acerca al formato canción y que despliega un abanico de influencias más grande. Temas en inglés, tango y milongas (siempre bajo una lupa más rockera que distorsiona estos parámetros de estilos). Hombre corazón avanza es uno de esos ejemplos. “Ultimos dos temas” anuncia el cantante y el primero de ellos (Aquí y allá), luego de escucharlo, se transforma inmediatamente en una melodía pegadiza que con la promoción de una cadena multinacional podría ser hit radial a escala nacional. El tema tiene un estribillo en francés y sobre el final un “para pa papa” hace que el público acompañe con las palmas y el escenario se llene con los músicos de otras bandas que también la cantan.
Difícil tarea para el grupo que siguió ya que Alfonsina dejó el ambiente con ganas de más. Fue el turno de Zoot (oriundos de Santa Clara del Mar). La banda baja el tempo y arranca con un cover de Air (Playground love), tema que fue parte de la banda de sonido de la película de Sofía Coppola Las vírgenes suicidas, una versión instrumental que no desagrada pero tampoco le da nada nuevo a la canción. Para el segundo tema se cambian de instrumentos, sin batería, con una base programada. Me explican también que la banda utiliza un controlador con laptop (este dato me lo aporta Gonzalo Rey, tecladista de la banda Tantra) por lo que entiendo, parece ser que esto sirve para emular otros sonidos con el sintetizador. El cantante dice en una parte de la letra “el tiempo no alcanza/recargame”. Este será el mejor tema de los cuatro que realicen, ya que anuncian que están preparando un disco y su show va ser bien corto. Es una banda que deja con ganas de más, aunque quizás sea por lo corto de su set. No se la puede definir todavía, pero en algunos momentos muestran toques personales interesantes como para seguir indagando.
El cierre de este segundo día corre a cargo de la banda Simmur, quinteto que se caracteriza por una fuerza en vivo que despliegan en todo su show. Temas con guitarras filosas que son acompañadas por los sonidos de un teclado que le pone la cuota más imaginativa, para que no sean una banda de rock más. Con claras influencias de bandas como Strokes o Franz Ferdinand, son contagiosos en sus melodías que siempre van para adelante (en el sentido más bailable) y un vocalista carismático. Pero irónicamente el tema que más me gustó fue Viva el rey, que canta el otro guitarrista de la banda.
Con un pequeño grupo en la primera fila que arengaba a la banda, y nuevamente con todos los músicos de otras bandas bailando sobre el escenario mientras los Simmur se despedían con solos incluidos de guitarras a pleno efecto de pedales se fue la noche. Gran cierre para un día que se caracterizó por la confraternidad de todos los músicos. Se remarcó durante todo el recital lo valioso que fueron muchas de las personas implicadas en el evento y creo que en líneas generales todo salió muy bien (arriba ya aclaré qué es lo que me parece que habría que corregir) con respecto a la puesta en escena y técnica. Se escuchó bien y se vieron bien los audiovisuales. Es un punto importantísimo para que esto se continúe y siga tomando forma. Esperemos que se repita.
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